¡Qué escritor tan enorme, olvidado e imprescindible es Manuel Chaves Nogales…!
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Odiado por nazis y comunistas, Chaves Nogales fue víctima del ostracismo del antiguo y del nuevo régimen, enterrando en la tumba del silencio ignorante por las mafias filantrópicas que viven de traficar con modas muertas.
La reedición feliz y triunfante, espero, de dos de sus obras maestras, Juan Belmonte, matador de toros (Libros del Asteroide, prólogo de Felipe Benítez Reyes) y la ¿novela? ¿ficción periodística? El maestro Juan Martínez que estaba allí (Libros del Asteroide, prólogo de Andrés Trapiello), permite volver a intentar el rescate de una obra y un personaje ejemplares.
Si la historia de El maestro Juan Martínez hubiera sido escrita en París o Nueva York, los avispados traficantes de modas muertas la hubiesen vendido como un ejemplo genial del más imprescindible Nuevo periodismo (¿de cuando data esa terminología?). Pero, hélas, se trata de una obra escrita en español, contando con un brío de gran talento la bajada el infierno del pueblo ruso víctima del putsch bolchevique: razón de más para borrar a su autor de todos los manuales de historia literaria.
La biografía novelada de Juan Belmonte fue, en su día, una obra de gran éxito, admirada con ironía por el no menos maestro José Bergamín. Chaves Nogales estaba inventando un género nuevo, en lengua castellana. Y tal osadía solo podía pagarse con el granizo sordo del olvido, muerto su autor en el destierro, en Londres.
¡Salve, Maestro…!
- Crítica literaria, Escritores, Libros en este Infierno.
Muy pertinente post, como será pertinente todo lo pertinente a Chaves Nogales, padre del Nuevo Periodismo o del periodismo novelado mucho antes de que Capote primero y ahora Rodolfo Walsh se pusieran sus etiquetas.
El maestro Juan Mtnez que estaba allí es el mejor tratado sobre los desmanes del comunismo que podamos leer. Una especie de ‘Vida y destino’ en otra clave, pero valioso. Sin gravedad, ahí está la clave, sin fanatismos, Tercera España, o simple talento e inteligencia lo que sea.
Guardo con cariño una edición que compré en una librería de viejo de ‘Narraciones maravillosas’ que Chaves publicó con unos 22 años. Son realmente asombrosas, curiosas, estilo quizá costumbrista, pero en clave de fábula que pega el ojo del lector a la página.
Murió en Londres en un ostracismo muy diferente al de un Machado, pero quizá más triste aún.
Siempre que veo la foto que cuelgas, me hace pensar en Kevin Costner. Como apuntas, en otras industrias culturales le habrían dedicado más de un buen biopic, cuanDo menos.
abrazos
No es que haga pensar en Kevin Costner. Es que es Kevin Costner. En esta fotografía, digo.
Particularmente sagaz su mirada sobre la República. Cuando Pericay la incorporó a sus cuatro historias de la misma, a agún gracioso se le ocurrió escribir que no eran cuatro historias sobre sino contra la República.
Las miradas libres, casi diría que gitanas, no siempre han sido bien vistas por estos pagos.
Gran post, ciertamente.
Náufrago, Àngel,
… Náufrago, en efecto, las Narraciones maravillosas bien merecido tienen un puesto eminente en la historia literaria, cuando a su autor se le ha negado el pan y la sal, hasta ayer mismo.
… Àngel,
Así las cosas, me pregunto si no sería sensato pensar que KC se parece a Chaves Nogales. Y, en efecto, el gitanería bien merece un Respeto, junto a murcianos y otras gentes de mal vivir, claro está,
Q.-
Me permito adjuntarle esta reseña, por si es de su interés.
Juan Martínez bailó en el infierno
Félix de Azúa
Al principio, cuando todavía se exhibía delante de la emperatriz María Fedorovna, ya tuvo un anticipo de lo que se le vendría encima. El gran chambelán le prohibió salir a escena con aquel pantalón tan ajustado y abotinado porque le pareció una indecencia. Juan Martínez hubo de bailar con un pantalón de frac. «¡Quién ha visto bailar el bolero con fondillos en los pantalones, señor!», se lamenta. Seis años más tarde bailaría cubierto de harapos y por un mendrugo de pan: tuvo la mala fortuna de coincidir con la revolución y desaprovechar cuantas ocasiones se le presentaron para escapar del infierno. «A mí la toma del poder por los bolcheviques, los famosos 10 días que conmovieron al mundo, me cogieron en Moscú vestido de corto, bailando en el tablado de un cabaret y bebiendo champaña a todo pasto».
Las peripecias de aquel hombre y su mujer por tierras de Rusia y Ucrania, con las monstruosas matanzas de Kíev como centro de la desventura, son uno de los más espeluznantes relatos que se han escrito sobre la Revolución rusa. El bailarín dictó sus recuerdos a Manuel Chaves Nogales, un hombre nacido con el siglo y muerto en el exilio a los 47 años. Excepcional periodista, pero detestado por fascistas y comunistas españoles y, en consecuencia, casi desconocido en España. Solo su magnífica biogra- fía de Belmonte ha tenido alguna notoriedad.
La razón por la que Chaves Nogales no se estudia junto a Bergamín, Pla, Baroja, Ruano y otros cronistas del momento republicano, es que nunca mintió. No se sometió a la castración española de ser sumiso de los unos o de los otros. Como dice Trapiello en su agudo prólogo, «encontramos en las crónicas y opiniones de Chaves Nogales la desinteresada e inteligente reflexión de quien supo que el mayor pecado que un hombre podía cometer en aquellos años era mantenerse libre». En aquellos años y también en estos.
El libro, que se editó en 1934 y forma parte de la narrativa completa publicada por la Diputación de Sevilla, ha sido rescatado por la editorial Libros del Asteroide. Muchas gracias, Asteroide.
Artículo publicado en: El Periódico, 7 de junio de 2007
Claudio,
Siempre me parece muy buena idea aportar más materiales, más información, más puntos de vista, claro,
Q.-
No es por restar méritos a la iniciativa de Libros del Asteroide (bienvenida sea cualquier iniciativa destinada a difundir la obra del desconocido Chaves Nogales); pero atufa un poco su proclamación como los descubridores o rescatadores de este autor, como he llegado a leer en algún suplemento cultural. Hay que recordar que, con menos ecos mediáticos, la Fundación Luis Cernuda de la Diputación de Sevilla publicó en 1.993 una edición en dos tomos de su Obra Narrativa Completa, y la propia Diputación hispalense publicó en 2.001 en otros dos tomos su Obra Periodística. Y no hay más mérito en ello que el del pago de una deuda: la que tenía Sevilla, su ciudad natal, hacia uno de los escritores que mejor ha sabido entenderla (junto a José María Izquierdo y Joaquín Romero Murube), como testimonia esa deliciosa obra suya de 1.921, LA CIUDAD.
Saludos desde Sevilla, Q.
Estimado Enrique M.F,
Los años, si no le importa, sin el puntito (1993, 2001). Son números ordinales, que no cardinales.
Buenas noches,
Mario
Lo mejor de Nogales es el prólogo de ‘A sangre y fuego’, dicen los que saben.
Me alegra un montón que se discuta la precedencia del rescate de la inefable novelita «El maestro Juan Martínez…». Para ser honrados, hay que reconocerle el mérito a un editor sevillano, ya fallecido, Rodríguez Castillejos, que la editó exenta en 1992. Es una lástima que el ejemplar que poseo de esa edición lo compré de saldo. Me alegro mucho que ahora se estime en lo que vale esta obrita, muy recomendable.
Saludos a la parroquia,
J.
Enrique, Mario Moliner, Náufrago, Joaquín,
… Enrique,
En verdad, los rescates de MChN han sido varios y han suscitado algunas polémicas, tirando a agrias y muy agrias. Preferí no mancillar su memoria con ese ruido de navajas. Pelillos a la mar, oye.
… Mario,
Hombre…
… Náufrago,
Hay para todos los gustos, creo.
… Joaquín,
El que sabe, sabe. Un respeto, si,
Q.-
Estimado académico M. Moliner: touché. Cosa de las prisas. Le noto a usted bastante «puntilloso» esta noche.
Estimado don Enrique M.F.,
Se ve que no conoce usted mis tonos. Son firmes, pero en nada ofensivos ni personales. Meros correctivos por y para la preservación de nuestro hermoso español, ya que la RAE está a lo que está. A por uvas. A mí no me admitieron y claro… Pero eso es otra historia. Cuando publiquen mis memorias más de uno habrá que se escueza.
Buenas tardes,
Mario
Mario,
Metiéndome donde no me llama: sería un honor para este modesto Infierno poder publicar regularmente algunas crónicas… sobre sus memorias más o menos académicas,
Q.-