Domingo de Resurrección.
Majestuosa retrospectiva consagrada a Vassily Kandinsky (1866 – 1944) en el Centre Pompidou.
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VK,granseñor, cosmopolita y desterrado.
Más de un centenar de obras, siguiendo cronológicamente los sucesivos destierros y épocas del artista, Moscú, Munich, Berlín, Weimar, Dessau y París, permiten reconstruir otro de los caminos que culminaron con la desaparición de la figura en el cuadro, cambiando de rumbo la historia de la pintura de nuestra civilización.
Se trata de una aventura estética excepcional, cuando comienzan a proliferar los intentos de “re escritura” de la historia del arte contemporáneo, que tiene muchas filiaciones.
Conocemos con razonable precisión los orígenes de la abstracción que echan sus raíces en Velázquez, Goya, Turner, para culminar con los impresionismos, que una importancia tan capital tienen en Kankdinsky, precisamente, a través de una obra legendaria, un Almiar de heno, de Monet.
La influencia de los románticos alemanes tiene sus especialistas fervorosos. Y, desde Picasso, si no mucho antes, se ha seguido las pistas iberas, africanas y de las más distintas civilizaciones. La obra de Kandinsky, uno de los patriarcas de la abstracción absoluta, permite explorar otras pistas no menos sugestivas: los primitivos rusos, los artistas creadores de iconos religiosos, los lubki de la imaginería popular rusa.
BlauerKreis, 1922. Foto JPQ.
A través de sus escritos íntimos, Kandinsky dejó todas las pistas esenciales que conducen a esa matriz original. Hacia 1910, cuando el joven de la alta burguesía rusa lanza, con otros amigos, en Munich, el mítico Almanaque del Blaue Reiter, Kandinsky ya está de vuelta de todos los impresionismos, fauvismos, cezanismos, expresionismos y otros ismos. La revelación de la pintura moderna, a través de un Almiar de Monet, cambió su vida, obligándolo a abandonar su carrera, para convertirse en pintor.
Su insaciable “sed” de pintura no encuentra acomodo entre los modernos y aspira a una “síntesis espiritual” de toda la pintura del pasado y de distintas civilizaciones, del Giotto al arte africano y los lubki rusos. Caído en el tiempo de la historia, Kandinsky cuenta como una noche de 1908, en Murnau, tuvo esta revelación: “Todo se volvía claro… la descripción de los objetos perdía todo sentido… en el cuadro solo quedaban los colores: un abismo se abría a mis pies”. Estaba floreciendo una de las fuentes más feraces de la abstracción absoluta. Dos años más tarde pintaba su legendaria Acuarela, que mucho consideran la primera obra abstracta de la historia de la pintura.
LO ESPIRITUAL EN EL ARTE
Seguirá una fabulosa historia errante, a caballo entre la búsqueda de los “espiritual absoluto” descrito en su obra capital, Lo espiritual en el arte, y una vida condenada al exilio, interior, en Moscú, amenazado, en Alemania y Francia, donde Kandinsky terminó instalándose y nacionalizándose francés, apoyado por Marcel Duchamp, tras haber contado con la amistad de Gropius y el grupo de la Bauhaus, en Alemania, donde trabajó durante años muy fecundos, dialogando, con su alma mater musical, el compositor Arnold Schoenberg.
A su muerte, en Neuilly-sur-Seine, en las afueras de un París ocupado, la última de sus mujeres heredó un material imprescindible para comprender la magna aventura de Kandinsky. A su muerte, Nina Kandinsky legó buena parte de ese material al Estado francés, que hoy lo pone en escena en una retrospectiva excepcional.
CentrePompidou, 6 abril 09. Foto JPQ.
- Arte en este Infierno.
Siempre que visito una pinacoteca me pregunto si logramos valorar la entrega y la plenitud que allí se nos muestran, al recordar, inevitablemente, cierta reflexión de KANDINSKY: «Los datos están impresos en un libro, los nombres de los artistas, los nombres de los cuadros. Las personas llevan estos libros en la mano y van de un lienzo a otro, los miran y leen los nombres. Luego se marchan, tan pobres o tan ricas como entraron, y son absorbidas inmediatamente por sus intereses, que nada tienen que ver con el arte. ¿Por qué vinieron? Cada cuadro encierra misteriosamente toda una vida, toda una vida con muchos sufrimientos, dudas, horas de entusiasmo y de luz.» (De lo Espiritual en el Arte).
Enrique,
Si, si… en verdad, temo un proceso endemoninado:
De la iglesia al museo; del museo al supermercado, el prostíbulo, el cuartel… a partir de ahí, la obra misma de Kandinsky se me antoja y intento de purificación del lenguaje pictórico que -en mi caso- me ayuda a mirar la realidad con otros ojos… intentaré volver sobre la cosa, con fotos, imágenes, claro,
Q.-