Autopista A1, París – Lille, 22 abril 2009. Foto JPQ.
Supongo que toda esa historia del Día del Libro, San Jordi, etc., debe tener muchas cosas positivas. A mi modo de ver, sin embargo, los bastardos intereses de las burocracias de Estado y las mafias filantrópicas cercenan la libertad y socavan la cultura a través de mecanismos de palmaria eficacia.
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-¿Cultura…? La subvencionada por el ministro / a del ramo, publicada, editada o distribuida por la empresa filantrópica amiga.
-¿Arte…? El que compran o subvencionan nuestros funcionarios, aconsejados por los mandarines de los medios filantrópicos amigos.
-¿Gestores culturales…? Los consejeros o comunicadores que trabajan a sueldo del ministro / a del ramo, tras haber hecho carrera en las industrias filantrópicas amigas.
-¿Críticos…? Los que están a sueldo del ministerio del ramo o las empresas filantrópicas amigas.
-¿Comunicación…? Se habla exclusivamente a través de los medios públicos y filantrópicos, condenando al ostracismo a los parias, gitanos, murcianos y otras gentes de mal vivir.
-¿Información…? De preferencia, la que sirve nuestros intereses filantrópicos, producida masivamente -de entrada- por los gabinetes políticos y publicitarios propios.
-¿Filantropía…? Aquella que definen y practican las mafias filantrópicas en beneficio económico, político y cultural propio, excluyente.
No es un secreto que, en verdad, en el terreno cultural y aledaños periodísticoeditorialinformativoradiofónicos… la filantropía es un rostro modernísimo del gangsterismo más fino y cosmopolita… Ese es uno de los temas centrales de Una primavera atroz, si.
Angel Duarte says
A pesar de todo, contra viento y marea, que Sant Jordi nos traiga rosas y libros, rostros y fotografías, amistades y soles primaverales.
Un abrazo
À.-
JP Quiñonero says
Àngel,
Amén, si.
Q.-
Abrazos…
Lauro says
Deberíamos consagrar otro día durante el que se dispusieran en las calles y plazas contenedores de papel suplementarios donde poder tirar las libros malos. Limpiaríamos la textosfera de tanto peso inútil. Muchos de esos libros no tendrían porqué ser viejos.
Saludos
L.
JP Quiñonero says
Lauro,
Hombre… destruir bosques para publicar basura, algo tiene de delito ecológico, si. Temo que la cosa vaya a peor: delitos ecológicos subvencionados con dinero público con interesados fines mafiosofilantrópicos,
Q.-
Enrique M. F. says
Q, los libros malos crecen como la mala hierba, abundantemente regada por esos jardineros de la cosa pública y las corporaciones todopoderosas, que siguen pensando que lo mejor para amodorrar al pueblo siempre fue el «entretenimiento». Qué diría Edgar Allan Poe si pudiera echar un vistazo al paisaje editorial de nuestros días… En el siglo XIX ya denunciaba Poe este proceso galopante de industrialización de las letras y generación de basura encuadernada:
La enorme multiplicación de libros en cualquier rama del conocimiento es uno de los grandes males de la época, puesto que constituye uno de los mayores obstáculos a la adquisición de informaciones correctas, poniendo en el camino del lector enormes pilas de trastos, entre los cuales debe abrirse camino a tientas, en busca de fragmentos útiles diseminados aquí y allá. (Marginalia, LXXVI)
JP Quiñonero says
Enrique,
¡Qué cita tan justa, qué tanto te agradezco…!
Ramón (solo hay uno) glosó ese texto, evocando, por su cuenta, la sombría aparición de masas lectoricidas… concepto que yo utilizo para intentar describir la realidad nuestra…
Q.-
maty says
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