¿Salvarán Carla Bruni y las chicas de Berlusconi un Parlamento Europeo víctima de una creciente desafección cívica?
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En tiempos de crisis, la comunicación de Estado es un arma temible e indispensable, de imprevisibles efectos perversos.
El carisma del ama de casa precavida y conservadora ha sido muy útil a Angela Merkel, mucho más allá de Alemania. La soberbia del antiguo gestor eficaz causa muchos dolores de cabeza a Gordon Brown. El estilo y silueta de Carla Bruni han tenido un papel significativo en el diálogo trasatlántico, pero su esposo también conoce los estragos de una imagen demasiado cosmopolita. Las Burlusconi’s girls (starlettes, modelos, gogós y actrices de culebrón), que el dirigente italiano se dispone llevar al Parlamento Europeo, como representantes de su Pueblo de la Libertad (PdL), es muy posible que le den una victoria electoral; pero está menos claro puedan reforzar la credibilidad de una institución víctima de la abstención cívica creciente.
El Eurobarómetro prevé una abstención ¡del 66 %! en las elecciones europeas del próximo 7 de junio. Se trata de una catástrofe anunciada. La abstención no ha dejado de progresar inexorablemente en las europeas, desde hace treinta años, en detrimento de la credibilidad democrática de una institución esencial pero frágil.
En tiempos de crisis, paro de masas (España), xenofobia creciente (Alemania), euro escepticismo masivo (Reino Unido), tentaciones proteccionistas (Francia) y crisis de identidad masiva (en toda Europa del Este), la imagen y comunicación de Estado suple parcialmente el debate de ideas. Y la función electoral de las Berlusconi’s girls puede ser eficaz en Italia y “perversa” en otros países europeos. Quienes pagan con sus impuestos el presupuesto común (alemanes, ingleses, franceses, etc.) quizá no perciban con entusiasmo frenético que sus cheques puedan estar lejanamente “controlados” por un parlamento pan europeo pasablemente alejado de la crisis nuestra de cada día.
- Sarkozy, Carla y las relaciones España / Francia.
- UE y Europa(s) en este Infierno.
Juan Pedro,
Mil gracias por «Mon pays et Paris», que me ha traído tantos recuerdos, charlas con Feliciano, paseos y trabajos en esa gran ciudad. Mil París distintos en el mismo París.
¡Gracias!
José Julio,
Si, la ciudad es siempre una y sin fin. Gracias a tí, compartidas en el vagabundeo urbano,
Q.-
Es que Belusconi ha sabido encontrarle el punto flaco a la democracia. Y la verdad es que sabe como aprovecharse.
Te invito a leer mi artículo:
http://www.terceraopinion.net/2009/04/26/talon-aquiles-democracia/
Un saludo.
Tercera,
Bueno…
Q.-
El título, en el lenguaje bancario actual sería «Europa, chicas y talones», que tiene su aquél…
Una Parlamento Europeo que permite el loock y el morro que se gasta Berlusconi sin considerarlo un crimen de lesa humanidad, bien puede aguantar sin pestañear que le lleguen unas cuantas Cicciolinas a su foro.
Por cierto, ¿qué ha sido de Cicciolina?
Carles,
Mea culpa. Confieso que mis cheques y chicas son indisociables de su posible eufonía…
Q.-
PS. Si, si. Cicciolina nos falta a todos, en distinta medida: Koons y Cicciolina copulan en Versalles...
No, maestro Q. es culpa mía, que tengo el oído algo duro para las eufonías; y, por si fuera poco, he conocido damas de todas las edades, de todas las condiciones; pero nunca he conocido una chica, salvo en mis consabidas derrotas al mus, y tiendo a soslayar la palabreja.
Cicciolina en Versalles por obra de ese relamido pintor medio crudo que fue su efímero marido, qué gran hallazgo. Gracias por indicármelo.
Maestro Carles,
Pla jugaba con la palabra senyoretes… de manera que -en ocasiones- las senyoretes más encopetadas eran tratadas con la gracia del visitante ocasional a un prostíbulo de época,
«Chicas, ¡al salón…!» y «las chicas de la Cruz Roja» se cruzan, por momentos, claro está.
Q.-
PS. Detalle finamente esperpéntico, el de Pla, de muy mal gusto para la más selecta crítica literaria, en Barna y más allá.