Imprescindibles para sobrevivir
-¿Tiene arreglo España?
-Pues vaya usted a saber. Ignacio Gómez de Liaño propone algo en apariencia muy simple: Recuperar la democracia…
-¿..?
[ .. ]
A partir de su obra filosófica y literaria, de muy primera importancia, Ignacio hace suyo un programa expuesto en 1911 por don Manuel Azaña: “Es necesario revisar todas las instituciones democráticas, en nombre de su principio de origen, limpiándolas, purificándolas de todos los falsos valores que sobre ellas o a sus expensas se han creado”.
“¿Qué medidas de saneamiento político habría que poner en práctica con carácter prioritario?”, se pregunta Ignacio, como colofón de su ensayo Recuperar la democracia (Sirurela), enumerando tres grandes capítulos de acción deseable:
a). Poner fin a un sistema / modelo de partidos que está desvirtuando si no corrompiendo el funcionamiento democrático.
b). Reformar la legislación electoral, para intentar poner fin a sus efectos perversos.
c). Reformar la Constitución, para intentar poner fin al sonambulismo en curso…
A Ignacio no se le ocultan los temibles obstáculos que frenan e impiden tal proceso de posible y deseable regeneración cívica. Pero todavía recuerda seis lacras mayores que gangrenan nuestra vida cívica.
1. Control político (parcial) del sistema financiero, a través de las cajas de ahorros.
2. Control político de medios de comunicación.
3. Control político del sistema judicial.
4. Control político de la financiación pública de partidos y sindicatos, “que hace del actual régimen un discípulo muy aprovechado del de Franco y otros de tipo fascista”.
5. Control político de la educación.
6. Control político de la cultura, “erosionando gravemente las condiciones de libertad, igualdad de oportunidades y mérito que son indispensables para el florecimiento de la cultura y el fortalecimiento de la civilización”.
Allí donde Ignacio denuncia con mucho brío los tentáculos del control político, yo hablo de nuestra condición de Víctimas del Terror ideológico. Y recuerdo la tarea saturnal de las mafias filantrópicas y los medios de incomunicación de masas, disputándose los despojos de la corrupción política, que floreció con Felipe González y es el tema central de Una primavera atroz y los Anales de Caína.
- Imprescindibles para sobrevivir en este Infierno.
Jaime says
Hace unos días que lei un largo artículo con el mismo título en la revista Claves.Al llegar al parrafo en el que diagnostica el estado de la cultura de acorde de usted. La suguiente cita me parece que le hará sonreir.
Por más que lo he intentado no he encontrado ningún enlace; haber si nuestro experto lo logra porque creo que el artículo le va a gustar mucho.
JP Quiñonero says
Jaime,
No he leído nunca Claves (nobody’s perfect). Pero esa cita tuya encaja perfectamente con mi visión del problema. Hace siglo que coincido con Ignacio en muuuuchas otras cosas. Y es, para mí, motivo de alegría profunda, si,
Q.-
David says
Ay, no sé si tiene arreglo España. Para remediar estas lacras sería necesaria la fuerza de una sociedad civil coherente, de la que España carece. El español se «cisca», digámoslo así, en todo en el bar, pero ahí queda la cosa. Como se ha dicho alguna vez, la herencia más nefasta del franquismo, y la que ha permitido a los partidos políticos actuales hacer mangas y capirotes, ha sido la desmovilización y aletargamiento de la sociedad. Y en eso estamos.
Pete.Bondurant says
Hace mucho que le leo Monsieur Quiñonero y hoy la reseña del libro me parece magnífica y necesaria. La pena es que en «estepaís» padecemos una opinión pública que ni siquiera merece tal nombre. Aquí no se piensa, se siguen consignas. O eres de los míos o estás contra mí, en la mejor de las tradiciones sicilianas.
La crítica al sistema, al menos la fundamentada,ya sólo se vé por internet. Y de hecho muchos de los puntos que usted menciona en la reseña del libro son el tema del blog de Francisco Rubiales, otro de los habituales para mí.
JP Quiñonero says
Davida, Pete,
… David,
En efecto: la inexistencia de una sociedad civil sólida, es la consecuencia última del hundimiento de todos los valores éticos y estéticos donde se funda el tejido de un hogar cívico. Ese es el fundamento último de mi De la inexistencia de España… Variaciones sobre De la inexistencia de España.
… Pete,
Ya no recuerdo quien decía aquello de «la funesta manía de pensar…» En esas estamos. O en algo peor,
Q.-
paco says
Don Quiño, le escribo poco últimamente aunque le sigo leyendo, es lo que tenemos los alumnos en el aula sin muros. Estoy preparando mi primer libro -¡el primero!-, y procuraré que algunas de sus enseñanzas en este blog se plasmen en él, por cierto, un libro tierno y sin control político.
Un cordial saludo desde Graná
Paco
JP Quiñonero says
Don Paco,
Madre del Señor… solo me cabe animarte en la ternura y el descontrol político, Absoluto, oye,
Q.-
Lauro says
Q.,
Creo que mientras no se tengan claras las trascendencias privadas de lo público y las públicas de lo privado, poco podremos revisar.
Este oxímoron sólo será practicable cuando los intelectuales y artistas de nuestro país recuperen el espacio público de sus acciones, hoy usurpado por políticos y allegados (empresarios, periodistas, cultos oficiales, editores del régimen, etc.), y no se resignen al silencio que algunos denuncian.
L.
JP Quiñonero says
Lauro,
Algo así, en efecto. En el fondo la degradación es mucho más lejos. No hace tantos años, todavía, era muy vivo el debate intelectual sobre novela, sociedad, cultura, poesía, etc. Se defendían y se combatían ideas. Hoy domina el campo de las ideas muertas. No hay debate. Los escritores ya sufren mucho con poder publicar o no publicar artículos sobre el sexo de los ángeles o el sol que más calienta. Cuando se salen del guión los echan. En otro tiempo, los críticos literarios eran gente que estaba en la nómina de los periódicos: hoy deben vivir de otra cosa (¡afortunadamente!!) y son meros colaboradores que ni pinchan ni cortan. En el terreno de las ideas… mejor no menearlo: todo está en manos de los cuatro pringaos de las mafias filantrópicas, las mafias burocráticas y sus aledaños. En el terreno artístico… mucho peor: por esas aguas se mueven tiburones peligrosos…
Q.-