GuyBourdin, campaña ChJourdan.
Cuando cierro la maleta y preparo un largo viaje, on the road again, rescato la historia de un gran maestro de la fotografía que tanta influencia ejerció en mí y en mi Dark Lady.
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GB,campaña ChJourdan
ARTE CONTEMPORÁNEO, SOLEDAD Y EROTISMOS
[26/07/2004 11:31:06] Museo de los impresionistas, desde 1947, galería de arte contemporáneo, mucho más tarde, el museo del Jeu de Paume, en el corazón histórico de París, frente a la plaza de la Concordia, donde estuvo instalada la guillotina, durante el Terror (1793), reabre sus puertas como Centro Nacional de la fotografía, con una majestuosa retrospectiva consagrada a Guy Bourdin (1928-1991), un maestro legendario y proscrito de la fotografía contemporánea.
En su ensayo canónico sobre Helmult Newton -el primero de los colegas de Bourdin en las páginas de la edición francesa de Vogue de los años 70 del siglo pasado-, Karl Lagerfeld subraya que, a su modo de ver, es urgente impedir que la fotografía de convierta en “algo oficial”, a imagen y semejanza de las artes muertas de la ópera y la pintura. Pocos fotógrafos contemporáneos han explorado, como Bourdin, esa tierra de nadie de su oficio, a caballo entre el cine, la pintura y los grandes cataclismos del arte del siglo XX.
ÁNGELES PROSCRITOS
Fotógrafo publicitario y de moda, esencialmente, Bourdin impuso a quienes compraban sus servicios una disciplina infernal, gracias al apoyo muy arriesgado de varias redactoras jefas de revistas de moda y los directores de marketing y publicidad de algunas grandes marcas de lujo y alta costura. Siguiendo un camino todavía mal explorado entre la moda, la publicidad y el gran arte del siglo XX, Bourdin abrió unas “pasarelas” donde es muy fácil reconocer los jalones fijados por Erich von Stroheim, el surrealismo, Weegee, Luis Buñuel y Magritte, entre otras calas insondables.
Bourdin comparte con von Stroheim y el Wedekind de Lulu una atracción cierta por los abismos de la sofisticación canalla. La Marlene del Angel Azul no está ausente de bastantes imágenes publicitarias “bourdinianas”, de un lujo no tan decadente como escandaloso: una cantidad impresionante de fotografías publicitarias de Bourdin quizá fuesen hoy sencillamente impublicables.
GB.Beauty,films.
LUCES DE WEEGEE Y EGGLESTON
Sobre Bourdin y el surrealismo se han construido muchas teorías, no siempre absurdas. Bourdin sentía una admiración desenfrenada por Man Ray (que prologó con cierta distancia el catálogo de la primera de sus exposiciones, en la parisina rue de Seine, a dos pasos de la desaparecida Galerie Azahar). Y esa tortuosa ruta necesitaría una glosa extensible a casi toda la historia de la fotografía contemporánea. Baste con subrayar que Bourdin se siente fatalmente atraido por una realidad inmediata pero escandalosa, “convulsiva”, en la terminología del surrealismo ortodoxo, cuya fuente última continúa siendo Najda de André Breton.
Esa “atracción fatal” de Bourdin por la realidad inmediata más canalla lo emparenta con otro inmenso maestro de la fotografía periodística: Weegee… con quien comparte parcialmente un recurso o astucia técnica esencial. Weegee utilizaba el flash a muy corta distancia para deslumbrar a los protagonistas de sus fotos, o para dar a los cadáveres de los sucesos más horribles una “marca” estética muy particular. Bourdin, por su parte, sobreexpone con mucha frecuencia algunos colores chillones, para contemplar los cuerpos desnudos o desvestidos con ligereza a una luz muy turbadora. Bourdin utiliza el color de una manera mucho más sucia que Eggleston -otro de sus colegas eminentes-, para dar a sus composiciones un aura mucho más fúnebre, dramática.
VISCONTI Y LA NUEVA FIGURACIÓN MADRILEÑA
A caballo entre el surrealismo, la puesta en escena de von Stroheim y la violencia periodística de Weegee, Luís Buñuel (cineasta y fotógrafo) es otra referencia obligada. La mise à nue del cuerpo femenino (la puesta en escena ritual de una mujer que se desnuda, ante el ojo avizor de un voyeur, un cliente o un compañero de viaje, no siempre suicida) forma parte de un ritual estético y erótico, carnal y filosófico. Quizá sea necesario recurrir a alguos planos de varias películas de Visconti para rastrear el destino final de tales obsesiones: una crónica feroz de la ruina de nuestra civilización, a imagen y semejanza de las profecías vienesas de Kral Krauss.
Aunque Bourdin no se agota inutilmente en la crónica suicida. Sus piscinas (muy Hockney de los años sesenta, que un papel tan llamativo jugaron en la Nueva figuración madrileña, tipo Carlos Alcolea o Rafa Pérez Minguez) tienen con frecuencia una brizna de misticismo materialista: hay otros paraisos, pero están vacíos, son como playas desiertas donde no siempre es fácil encontrar refugio.
GB,polaroid.Serie piscinas.
PERSEGUIDO POR EL ESTADO
La obra de Bourdin tampoco se agota con esas referencias. Ni mucho menos. Propongo tales jalones como mero vía crucis de una primera aproximación artística. A partir de tales referencias, entre otras muchas posibles, la obra de Bourdin explora muchos otros territorios íntimos, mal conocidos, porque, en verdad, el fotógrafo no fue un profeta en su patria.
Bourdin ganó mucha fama y bastante dinero como fotógrafo de moda y publicidad, trabajando para Vogue y anunciantes como Charles Jourdan. Pero, en verdad, solo fue aceptado muy tardíamente por el stablishment de la alta cultura oficial. Madonna, Lou Reed o Elton John descubrieron a Bourdin mucho antes que los conservadores de los grandes museos franceses. La primera gran retrospectiva consagrada a Bourdin se inauguró en Londres en el Victoria & Albert Museum. Los conservadores de la sección fotográfica del MOMA neoyorkino comenzaron a glorificar a Bourdin cuando el Estado francés todavía lo perseguía por evadir impuestos.
ÍNTIMOS MARTIRIOS
Gracias al malentendimiento entre el ministerio de cultura y Helmult Newton, el nuevo Jeu de Paume no se abre con otra imprescindible retrospectiva consagrada al gran maestro alemán, y Francia, al fin, rinde un homenaje oficial a un personaje complejo, libertario, iconoclasta, que ya había rechazado un tardío premio nacional. Bourdin es una encrucijada misteriosa y solitaria donde se cruzan muchos caminos proscritos, peligrosos y saturnales del arte de nuestro tiempo. Sus fotografías más personales son, con frecuencia, imágenes publicitarias, que el artista utiliza como puesta en escena de su martirio más callado: voyeur crucificado por intentar mirar muy de cerca, con un objetivo de 50 mm., una escena de muerte, desencanto, dolor e iniciación al mundo. Amén.
GY.Campaña ChJourdan.
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GY.Campaña ChJourdan.
passy says
Algo pasa con la fotografía francesa contemporánea. Del 45 hacia acá, las cosas no acaban de marchar bien. Como en otras artes plásticas, el péndulo fue hacia el oeste y su vuelta hacia Europa no ha tenido todavía buenos resultados. Eggleston y compañía son los «verdaderos» europeos, mientras que los flashazos de Bourdin son el pálido eco del pop mal digerido por la Grandeur.
Veo en en el SFMOMA los retratos del Avedon apartado de la moda; las galerías de la calle Gaery están llenas de buena fotografía. Me encuentro como en casa y a la vez despojado.
Buen Viaje.
Juan Luis says
Gracias, Juan Pedro, por esta entrada, que me descubre a Bourdin. Las imágenes que ilustran el texto son excelentes, igual que otras en su página web. Sin embargo, siempre encuentro una colisión entre publicidad y arte. Me ocurre algo parecido con los spots publicitarios televisivos, algunos de muy buena factura pero ¿al servicio de qué?
JP Quiñonero says
Juan Luis, Miguel…
Juan Luis,
La belleza, el arte, crean Mundos nuevos… que se justifican y nos justifican: instalando nuestra inexistencia en un orbe de signos y relaciones materiales e inmateriales…
Miguel,
Qué decirte… soy muy sensible a las cosas de Bourdin, como intento razonar, líneas arriba… Avendon… Cada día más grade: llevo años escribiéndolo. Buenos viajes, también, para ti…
Q.-