ParqueJoanMaragall, Caldetes, 28 julio 2009. Foto JPQ.
Me basta con cerrar los ojos… el niño que yo era soñaba con montar ese mismo caballo de madera, su compañero de aventuras y destierro, con quien afrontaría los más desiguales combates.
[ .. ]
Aquella luz diamantina, perdida en la oscuridad estrellada del tiempo pasado, se transformaría, con los años, ganado el destierro, al fin, en la historia de mi Caballero inexistente, íntimo homenaje al Caballero de Italo Calvino, claro está…
… Aquella luminosa mañana de abril, Rodrigo se despertó palpando, a tientas y a ciegas, la trama inextricable de los rizomas y las enredaderas que, en otro tiempo, cubrieron, con su manto vegetal y perecedero, la carátula de su rostro, los muros de su patria y la antigua morada de su ser.
Todo había desaparecido. En la lejanía, el aullido de un perro solitario y amedrentado se perdía en el paisaje desértico de un campo de batalla donde yacen, insepultos, los cuerpos y los restos de los vencidos, apenas cubiertos por el polvo, iluminados, al claroscuro, por las primeras luces del alba.
Se miró a un espejo, sin encontrarse, para descubrir que los fantasmas no dejan huella, condenados a la aciaga condición de quién solo sobrevive en la ausencia. Temblando, pero todavía invicto y determinado a luchar, hasta el fin, hundió sus manos en la tierra, buscando las raíces del árbol de su vida, y solo encontró las cenizas que una ráfaga de viento debía esparcir por la llanura, sin destino.
Sus armas habían sido vendidas, su cota de malla reventada, su espada perdida en una humillante derrota. Su caballo fue degollado para que no volviese a engañar a sus rivales, conduciendo a la victoria a un espantapájaros que llevó su nombre después de muerto.
Entreabrió los ojos, cansados, tras el interminable sueño de varios siglos de exilio, humillación y olvido, enterrados en el desierto de la historia. Y el laborioso despertar de sus polvorientas pestañas se deslumbró con la maravillosa luz del día.
Sonriendo, con infinita melancolía, escuchó como el viento silbaba entre los herrumbrosos hierros de una armadura vacía. Intentó ponerse en pie, dolorido. Pero era difícil y angustioso erguir aquel armatoste de su dueño, herrumbroso y maltrecho por el paso del tiempo y las estaciones.
No pediría socorro. El héroe de Santa Gadea no se humillaría ante tan miserable incidente. Había vencido otros obstáculos. Había sido condenado al exilio. Había conquistado Valencia. Había vencido a sus rivales después de muerto, erguido en la silla de su caballo. Vencería al destino cruel de aquellos andrajosos despojos de otro hombre.
El casco de la armadura era muy grande y la celada hubiera hecho mucho mal a su hombro. Pero, afortunadamente, el viento y los gusanos habían limpiado y despojado para siempre al antiguo propietario de tan humilde morada, donde el destino quiso darle humano cobijo.
Con gran esfuerzo, horrorizado por el ruido espantoso de aquellos hierros maltrechos, ambulantes y sonámbulos, intentó ponerse en pie, aspirando el perfume de los cerezos en flor; recordando, sin lágrimas, el albo luminoso de los campos de almendros de su infancia.
Todavía tendrían que pasar las horas y los días, en vano, antes que, con infinito esfuerzo, consiguiese ponerse en pie y dar unos pasos, perdido en aquella casa vacía de un ser que había desaparecido antes de su propia muerte, condenado a vagar en la prisión que su conciencia hacía más vasta, dolorosa e inquietante.
Pero hubiera sido impropio e indigno de un héroe como él abandonarse a la melancolía, el recuerdo y el miedo. Desconocía el funcionamiento de un cuerpo inexistente, y sería muy ardua la tarea de marchar Solo hacia Burgos, para exigir justicia. Quizá fuese indispensable imaginar un artilugio óptico que le permitiera sustituir provisionalmente sus ojos extraviados; y no sería fácil descubrir el rastro de los viejos conjurados de su antiguo ejército, errante, él mismo, en el laberinto de una armadura vacía. Pero nada estaba perdido. [ .. ] UNA SOMBRA EN BUSCA DE MORADA, El caballero, la muñeca y el tesoro].
- Dark Lady, Personal y Fotografía en este Infierno.
ROmina says
Buena historia.
Nina says
En efecto, Romina… Este Q que nos acoge es un escritorazo.
JP Quiñonero says
Romina, Nina…
Romina,
Buenoooooooooooooo…
Nina,
Anda, anda,
Q.-
PinkPunkPill says
Hermoso. Muy bien redactado. Lo disfruté mucho. 🙂
(me topé con este relato por accidente, buscando info sobre El Caballero Inexistente, de Italo Calvino)
JP Quiñonero says
PinkPunkPill,
Por mi parte, encantado, si,
Q.-