Las guerras del clima

Paisajeaéreo, a 5 min. de Madrid, 7 octubre 2009. Foto JPQ.

Quizá sea uno de los libros que más me han impresionado los últimos años…

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Klimakriege. Wofür im 21. Jahrhundert getötet wird (2008) / Les guerres du climat. Pourquoi on tue au XXI siècle (2009), Las guerras del clima, de Harald Welzer, cuya tesis central es muy simple y atroz: el cambio de clima planetario está precipitando conflictos de nuevo o viejo cuño, según se mire… guerras de exterminio, migraciones de masas, genocidios indisociables del ecocidio…

No se trata de “previsiones” apocalípticas. Se trata de realidades inmediatas: Sudán, Rwanda, Camboya, Lagos, Nueva Orleans devastada por un huracán, hambrunas, desaparición de bosques y pueblos enteros, enfermedades provocadas por la insalubridad del agua… 1.000 / 1.100 millones de hombres padecen ya la falta de agua potable en cantidad y calidad suficientes.

Los IDPs (Internal Displaced Persons) se cuentan ya en decenas y centenares de millares de seres humanos, sin patria, sin techo, sin tierra donde caerse muertos: carne humana condenada a la pudrición en campamentos de refugiados víctimas de nubes de insectos carnívoros.

Inmensos territorios en África, Asia y las Américas son ya víctimas de conflictos humanos precipitados por los conflictos climáticos: desertización, falta de agua, urbanización militarizada, desplazamiento masivo de pueblos y etnias. Conflictos que el cambio climático y sus consecuencias mejor conocidas (desertización, enrarecimiento del agua potable, agricultura industrializada, etc.) agravarán inexorablemente.

A escala “microscópica” (¿microscópica?) los conflictos del agua, en Caína y España -me digo-, desde la Mesta, ofrecen una tímida imagen (¿tímida?) de unos problemas de fondo que ya se han cobrado millones de cadáveres, en África: la “inmigración clandestina” es otro rostro de esos nuevos conflictos y guerras del clima.