Playa de la Nova Icària, Barcelona, 1 diciembre 2009. Foto JPQ
Quizá no haya un “surrealismo” y una “fotografía surrealista”: son muchos y muchas, para mejor seducirnos e intentar convencernos que hay otros mundos, que están en este y podemos construir con las armas de la imaginación, la palabra, la fotografía, el cine.
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Eli Lotar / Germaine Krull, 1930
ENCANTAMIENTOS…
La subversión des images. Surréalisme, photographie, film (Centre Pompidou) propone una nueva revisión global de las fabulosas aventuras surrealistas, entre 1920 y 1940, muy groseramente, a través de más de 400 obras, reunidas a través de varios capítulos mayores: la acción colectiva, la acción teatral, lo real maravilloso, montajes y collages, otros mundos interiores, pulsiones “subversivas” (del porno no siempre chic a la antropología, el cine falsamente “verité”, etc.).
Quienes no estuviesen seducidos por los encantamientos surrealistas difícilmente podrán resistir la tentación de obras muy mayores de genios de la más diversa naturaleza: Luis Buñuel, Salvador Dalí, André Breton, Man Ray, Brassaï, Bellmer, Cahun, Ubac, Boiffard, Maurice Tabard, Antonin Artaud, Georges Bataille, Victor Brauner, Benjamín Fondane, o mi venerado Léo Malet, mitólogo de un París difunto, autor de juegos fotográficos de gran belleza, poco o nada estudiados, hasta hoy.
DIVINIDANES Y MADONAS
El cine surrealista de la pareja Buñuel / Dalí preside, en una sala oscura, especial, el laberinto de caminos paralelos, cruzándose y alejándose cada uno de ellos en distintas direcciones, todas indispensables y encantadoras.
De entrada, todo comenzó con ágapes y cenas, siempre últimas, sin cesar comenzando, donde se celebraba la comunión en una misma esperanza: cambiar el mundo, a través de la palabra y las imágenes. Los surrealistas se fotografiaban entre ellos, en grupo, apóstoles del mundo nuevo que ellos convocaban. Y esas fotografías de grupo eran manifiestos estéticos, políticos. L’Échiquier surréaliste (1934) de Man Ray reune a una treintena de genios tutelares, Picasso, Breton, Dalí, Miró, Chirico, Giacometti, Magritte, Char, Ernst, Arp, Tzara, entre otros: ahí es nada. Le Phénomène de l’extase (1933) de Salvador Dalí es un montaje muy semejante de mujeres en éxtasis (religioso, carnal, íntimo): los genios tutelares de Man Ray soñaban con alcanzar el éxtasis de las madonas y divinidades laicas de Dalí.
Escenanocturna, Brassaï.
PAISAJES ENCANTADOS
Esa íntima búsqueda del éxtasis, carnal, poético, incluso político (en un mundo nuevo), alcanza su comunión más alta, para mi sensibilidad, en lo real maravilloso que descubren Brassaï y Henri Cartier-Bresson.
Brassaï nos revela nuevos mundos maravillosos fotografiando una ciudad nocturna, no siempre dormida: París. Cartier-Bresson descubre lo real maravilloso en la España de los años treinta del siglo XX, que Buñuel había sido el primero en fotografiar en Tierra sin pan, a la espera, tantos años después, de una definitiva “versión española”, que España tarda en hacer suya.
Brassaï fotografía calles, esquinas, estatuas, torres e iglesias que él contribuye a “reencantar”. A la luz del día, tales paisajes urbanos estaban muertos y desencantados, víctimas de la historia, aerolitos y estrellas muertas caídas en el desierto urbano. A la luz nocturna (casi siempre “natural”) de Brassaï (utilizando larguísimas exposiciones en película de la más alta sensibilidad) esos mismos paisajes vuelven a convertirse, para la eternidad, en paisajes encantados y encantadores: semillas de un mundo nuevo, a través de la redención del gran arte.
29,rued’Astorg, 1936, Dora Maar.
JUEGOS PROSCRITOS
Cartier-Bresson fotografía escenas callejeras. Pero su mirada descubre en cada esquina las huellas de algo maravilloso y divino, que está ahí, esperando que seamos capaces de verlo, si despojamos nuestros ojos de las cenizas frías y la lluvia ácida de la polución audiovisual. Basta con mirar con piedad a un vagabundo, dormido, en una acera, desterrado, para descubrir en los pliegues de su traje usado por la vida, las arrugas de su cuello víctima de las sogas de la pobreza, el aura de un Cristo de Mantenga.
Abiertos nuestros ojos, con amor, maravillados ante una realidad más rica, más bella, más plena y real (despojada de los lienzos mortuorios que la enterraban en el ataúd de lo “real”), los maestros y apóstoles surrealistas descubren, como niños con juguetes nuevos, nuevas y maravillosas técnicas.
Buñuel ya había inventado un género cinematográfico nuevo, con Tierra sin pan. Los juegos fotográficos de Léo Mallet inventan nuevos terrenos por explorar. El Mediterráneo sin cesar descubierto de los collages de Max Ernst, Jacques Prévert o Ramón Gómez de la Serna (genio absoluto y solitario, proscrito en su patria, incapaz de salvar las criptas de sus primeros templos surrealistas) nos arrastra con su espuma maravillosa hacia el abismo de otros mundos, si somos capaces de construirlos nosotros mismos.
España, 1933, Henri Cartier-Bresson
RAMÓN, PATRIARCA DE TODOS LOS ISMOS
Nuevos mundos que tienen incontables fisonomías. Antonin Artaud y Bataille los descubrían en sitios tan dispares como la patria mexicana de los indios tarahumaras o algunos burdeles parisinos que ya habían seducido a Marcel Proust.
Ramón Gómez de la Serna (patriarca de todos los ismos), Buñuel y Dalí también fueron precursores en ese terreno. Los amores solitarios de las muñecas ramonianas preceden a los burdeles líricos y obscenos de Bataille, cuya pasión por la antropología prolongaba el “trabajo de campo” de Buñuel, en las Hurdes. Los mágicos amoríos fatales de la magna tradición surrealista (Nadja, Breton, etc.) pudieran ilustrarse con las mitologías dalinianas, que también fundan otro inmenso territorio mitológico: las relaciones entre publicidad, cine, fotografía y puesta en escena. ¿Cómo olvidar que la Mae West del museo Dalí de Figueras sigue siendo una obra capital, quizá única en su género, como la parodia daliniana, en el mismo museo, de la obra última de Marcel Duchamp?
Elfenómenodeléxtasis, Salvador Dalí, 1935.
- Homenaje a Goya.
- Fotografía y Arte en este Infierno.
José Julio Perlado says
Grandes fotografías, grandes textos los tuyos, como siempre, Juan Pedro. Llevan a nuevos mundos, incitan a crear.
JJP
JP Quiñonero says
José Julio,
Esa incitación es la misma que yo siento leyendo tus cosas y sabidurías, Mirar y ser visto,
Avanti…!!!
Q.-
josep says
Fotografía el futuro! Savia anticipación …
josep says
(se me ha escapado el catalán)
Fotografía el futuro! Sabia anticipación …
JP Quiñonero says
Josep,
Oye… en este Infierno son muy bienvenidas todas las lenguas, y espero / esperamos que la fotografía también nos hable de otros mundos posibles, que están ahí, si somos capaces de verlos,
Q.-
josep says
el motivo de mi comentario anterior es que su foto de la ciclista se refiere al futuro cercano …
JP Quiñonero says
Josep,
Me hace ilusión esa «lectura» de esa foto…
Q.-