Barcelona, 2 noviembre. Amantes, al atardecer. Foto JPQ.
Los lectores de Tucídides recordarán que las guerras del Peloponeso terminaron con una pandemia: la peste asolando Atenas ponía fin al primer gran imperio marítimo de nuestra civilización mediterránea.
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MATANZAS, DEPORTACIONES MASIVAS
Tras el vértigo de las guerras ideológicas del XX, soñando con convertir nuestro amenazado planeta en un gigantesco campo de concentración totalitario, nazi o comunista, hay quienes piensan que las grandes guerras del siglo XXI serán guerras del agua, guerras del clima, atizando conflictos religiosos (guerras de religión), conflictos étnicos (guerras de ocupación o purificación étnica), conflictos regulares (entre Estados) e irregulares (entre organizaciones terroristas, pueblos sin Estado y Estados amenazados o amenazantes), cuya espoleta original pudieran ser conflictos originados por el cambio climático (acelerando la desertización de grandes territorios) o la rarefacción del agua, precipitando matanzas, genocidios, deportaciones masivas, inmigraciones de masas…
No se trata de opiniones, estimaciones o proyecciones. Se trata de trágicas realidades, que ya se han cobrado millones de víctimas, en África, Asia y el cono Sur americano. Frédéric Lasserre, director del Observatorio de investigaciones sobre el agua de la Universidad de Laval, en Quevec, subraya que, en verdad, las guerras del agua hace décadas que están estallando a repetición.
1.200 / 1.800 CONFLICTOS
El conflicto histórico entre Israel y el pueblo palestino es indisociable de varias guerras del agua, locales y regionales. En Irak, el control de las cuencas del Tigris y el Eúfrates es una inmensa tragedia geopolítica de alcance regional, que tiene numerosos flecos de tensiones pasadas, presentes y por venir: entre los kurdos y varios Estados, entre Bagdad y Damasco, entre los pueblos de distinta confesión religiosa musulmana y Teherán. Entre India y Pakistán, el Indo es un histórico casus belli. La cuenca del Nilo, el río más grandes del mundo, cubre diez países: el agua es motivo de numerosos conflictos regionales. En algunos casos, como en Etiopia, el Estado llega a desaparecer, durante décadas, hundido en incontables conflictos indisociables de los problemas del agua. En África, la desaparición de lagos (Tchad), la destrucción de ecosistemas (Sudán, Rwanda) establece una trágica relación entre ecocidio y genocidio.
Lasserre termina su comedida relación de conflictos históricos, larvados y porvenir, recordando que existen entre 1.200 y 1.800 conflictos locales / regionales relacionados con el control o descontrol del agua. Medio centenar de conflictos armados durante el último medio sigo han sido consecuencia de problemas acuíferos, llamados a agravarse: más de mil millones de hombres no disponen hoy de abastecimiento sostenido de agua potable, un 19 % de las enfermedades infecciosas en el mundo son consecuencia del consumo de aguas contaminadas.
A MACHETAZOS, CON FUERZAS ANTI DISTURBIOS
Harald Welzer parte de tales evidencias, a su modo de ver, para llevar la reflexión al terreno de la historia de la geopolítica y el incierto destino de las civilizaciones… la rarefacción del agua es indisociable del cambio climático, directa o indirectamente ligado a tragedias de nuevo o viejo cuño: pueblos enteros condenados a la migración forzosa (dando aldabonazos dramáticos a las puertas de la vieja Europa); pueblos enteros matando a machetazos a otros pueblos vecinos (Rwanda); pueblos enteros condenados a la deportación en masa (en África, Asia); conflictos armados apenas larvados en varios continentes, como consecuencia del control del agua potable, en el cono Sur americano, en Asia, en África, en grandes ciudades de nuestra civilización (Nueva Orleans), víctimas de catástrofes consecuencia de los cambios climáticos, con la forzosa intervención del ejército, incapaz de controlar pavorosos disturbios urbanos…
¿QUÉ HACER…?
Ni Welzer ni Lasserre se dejan llevar del nihilismo ecológico / pesimista, bien al contrario: solo trabajan con materiales oficiales (administracción estadounidense, Naciones Unidas, etc.), sin olvidar la historia comparada, en Oriente Medio y África. Pero ambos comparten la misma inquietud: el agua (su rarefacción, su control) es ya motivo de numerosos conflictos armados, en zonas estratégicas para la seguridad mundial; y el cambio climático está llamado a acentuar los motivos de tensión armada en Oriente Medio (Israel – palestinos, Irak, Siria, Turquía, kurdos, Irán), en África (cuyas migraciones de masas seguirán precipitándose a las puertas de Europa), en Asia (Pakistán, India, Afganistán). Sin olvidar las fronteras de nuestra civilización: la rarefacción del agua en el Oeste y el Norte de los EE.UU. ya es motivo de tensiones entre Washington, México y Otawa.
¿Qué hacer…? Welzer y Lasserre no son ecologistas beatos ni ideólogos nihilistas: ellos creen en la cooperación entre Estados en y una imprescindible toma de conciencia universal.
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–Les guerres de l’eau, Frédéric Lasserre. Prólogo de Michel Rocard. Editions de la Villa, París, 2009.
–Les guerres du climat, Harald Welzer. Editions Gallimard, París, 2009.
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- La propiedad de los ríos sin agua.
- Yoknapatawpha, Región, Caína, las Furias y la propiedad de los ríos.
- Las guerras del clima.
- Ecología en este Infierno.
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LePoint,12noviembre2009. Israel, la guerra del agua.
Angel says
Con tu permiso lo vinculo a la asignatura Pau i conflictes. De aquí a unos meses quizá recibas entradas desde la udg. Ya sabrás a qué es debido.
Un abrazo
JP Quiñonero says
Àngel,
Para Pau i conflictes, la guerra del agua entre las nacionalidades voluntariamente constituidas en comunidades autónomas del Reino de Murcia y la Castilla sur, siempre tentada por su proverbial imperialismo mesetario, de estirpe goda, ça va de soi,
Q.-
PS. Espero que nos toque la lotería.
Angel says
¡Ay, que me temo que no! Yo me conformaría con una sentencia del TC.
À.-
Vicente Carreño Carlos says
Querido Juan Pedro:
Una vez más, gracias por descubrirnos este interesante estudio.
El poeta murciano Vicente Medina (1866-1937),- injustamente olvidado-, reflejaba en su obra poetica el problema del agua en estas tierras; unas veces, casi siempre, era por la escasez, otras por las lluvias torrenciales y las avenidas que inundaban todo y destruian cosechas.
«El acceso a Murcia; desde la meseta de Catilla la Nueva, aununcia un país paupérrimo, quebrado, pedregoso…»
Pérez de Ayala 11 septiembre 1927
Esta mora tierra mía
es extremada
y en medio de sus eriales
tiene vergeles que encantan…
Sucede igual con su cielo
días que abrasan
y luego noches divinas
de azahar enbalsamadas…
Tierno tiene el corazón
en el desierto la palma
¡Mi tierra pobre dá el oro
de la naranja!…
Vete hasta Ulea y Ojós,
Archena, Ricote o Blanca
y me dirás si mi tierra
es pobre y árida…
Los oäsis
son la belleza africana
de mi tierra
allí donde corre el agua…
Huertos, naranjos, palmeras,
verdores, casicas blancas…
el río acequias, brazales,
hilicos de agua.
Vicente Medina Tomás
JP Quiñonero says
Àngel, Vicente…
Àngel,
Hombre, una sentencia del TC que contente a todos es algo tan hipotético como que nos toque la lotería, hombre de Dios, digo de Déu.
Vicente,
No conocía ese poema, que habla con mucha finura de cosas muy hondas… «hilicos de agua…»
Q.-