Brocante Mercado del Temple, 28 noviembre 2009 Foto JPQ
Quizá el París más íntimo, secreto, oscuro, desconocido y maravilloso sea el de las brocantes, donde casi todo se compra y se vende a precios al alcance de casi todos los públicos.
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DE UN ALFILER A UN ELEFANTE
¿Qué es una brocante? Los diccionarios, en su honrada buena voluntad, suelden traducir: “chamarilero”, “chamarilería”, “comercio de lance”. Es eso. Si. Pero es / son otra(s) cosa(s). Una brocante es un comercio de barrio, en el que profesionales y particulares ponen a la venta todo lo que tienen. Y, justamente, los profesionales de la chamarilería, el comercio de lance, son los que venden más caro objetos que pueden ser preciosos, pero que no siempre tienen el carácter maravilloso de las cosas, joyas, objetos que venden los particulares, por mil y una razones.
En París hay más de una veintena larga de brocantes (más de una por cada uno de los veinte distritos de la capital), donde, una vez por semana, es posible vagabundear en busca de un alfiler o un elefante.
JOYAS Y SECRETOS
¿Qué se puede encontrar en una brocante? Miserias y maravillas imprevisibles: obras de arte, cuadros, zapatos usados, sacacorchos de colección, botones, muñecas, vino, queso, pan, embutidos, ropa usada, ropa de creadores jovencísimos, artesanías de varios continentes, joyas preciosas, bisutería multicultural, máscaras, carteles, muebles novísimos, muebles usados, muebles restaurados, perfumes, maletas, corsetería erótica, corsetería para señoras de peso o delgadas, viejas máquinas de fotos no siempre en desuso, colecciones de sellos, etc., etc., etc…
Los profesionales de la chamarilería compran, con frecuencia, para volver a vender. Y ofrecen pequeñas maravillas. Pero el encanto último de cada brocante es la revelación, en puestos y mercadillos callejeros, de todo aquello que los particulares pobres y ricos ponen a la venta. Es en esa tierra de nadie donde se encuentran joyas preciosas, en ocasiones.
UN TALISMÁN PRECIOSO
Cada brocante tiene muchos rostros. Una brocante elegantísima, en el Mercado de Saint-Honoré (restaurado por Ricardo Bofill), también puede ser un mercado del snobismo más sofisticado. Una brocante de barrios ricos (el XVI, Neuilly) permite comprar, en ocasiones, restos de bibliotecas, viejas muñecas de niñas ricas y solitarias, restos de vajillas lujosas. En el XIII (barrio de inmigración china y vietnamita, con ramalazos de negritud rampante) se encuentran muebles asiáticos, arte y artesanías africanas, joyas lucidas por bellezas watusi. En el Mercado del Temple, en el corazón del París histórico, los viejos artesanos se codean con las estrellas ascendentes de una moda que está naciendo en los bares, talleres y tiendas del barrio, frecuentadas por músicos ingleses, americanas en busca de novio típico, viejas cantantes locales apegadas al acordeón y el copazo en la barra.
Todas las brocantes son distintas. Todas dejan abiertas todas las puertas de la ilusión. Los amantes pueden regalarse menudencias a un precio irrisorio. Los creadores (modistos sin nombre, pintores en busca de galería) pueden dar a conocer sus genialidades. Los joyeros especulan con el milagro de un diamante único. El flâneur, el paseante sin rumbo, como es mi caso, con frecuencia, recuerda con emoción el descubrimiento de un libro maravilloso o una fotografía única. Y tiene la suerte de estar en posesión de un talismán precioso: el tesoro puede estar ahí, mañana. Y es maravillosa la aventura de seguir buscándolo.
Algunos personajes de brocante…
–Vendedora de cuadros y objetos artísticos.
–Vendedor de cosuelas infantiles.
–Vendedora arte africano.
–Degustadores de beaujolais nouveau.
–Compradores jóvenes.
–Dos expertos en muebles.
–Comprador elegante.
–Vendedora de maletas.
–Ángel de la guarda.
-Fotos JPQ en varias brocantes.
- París y Fotografía en este Infierno.
Brocante Av. du Maine, 29 noviembre 2009. Foto JPQ.
Mercè says
Una crónica encantadora, asimismo las fotos, un regalo para este domingo,Q
JP Quiñonero says
Mercè,
Hummmmmmmmm… es cierto que las brocantes tienen mucho encanto, que es muy agradable compartir, contigo, en este caso, bebiendo beaujolais nouveau, claro,
Q.-
J. Moreno says
La próxima visita me hago de un mapa con la ubicación de todos ellos.
Un saludo desde el Baix Llobregat.
MMarie says
Promesas y maravillas…aunque beaujolaisnouveau, no se, no se, Mr Q.
JP Quiñonero says
J.Moreno, Mme Marie…
J.Moreno,
Lo mejor en plan informativo es una revista que se llama Aladin.
Mme Marie,
Ya, ya… de algo hay que morir, oiga,
Q.-
Jordi says
Me parecio ver a un lindo fotografo en una de las fotografias…
Jordi says
Por cierto, las brocantes… cuentan como Marche aux puces o son otra especie muy diferente?
JP Quiñonero says
Jordi,
El Marché aux puces es como una mega brocante. Un Rastro o unos Encantes, donde también se encuentra de todo. Pero la cosa es ya mucho más «industrial»… la brocante es algo más ligero, de barrio, donde hay más sorpresas, cuando hay sorpresas…
Q.-
PS. Creo que has visto bien, si.
Carmen says
Como dice Mercè, un regalo. Sobre todo cuando aquí Noé ya ha construido su nave y embarcado a varias especies. Se rumorea que existió algo llamado «sol» (J. Moreno me perdonará que le arrebate el papel de cronista del tiempo). Me gustan sobre todo las fotos del beaujolais nouveau y del hombre elegante. En la primera, hay dos personajes que tienen la mirada lejana, como de no estar allí donde se les ve. En la segunda, al contrario, la mirada de ese dandy increible cree que todo está donde está (él).
Gracias, Q.-
Carmen
JP Quiñonero says
Carmen,
Me alegra leerte, tan, tan… cordial, perspicaz y sonriente. Avanti…!
Q.-
Carmen says
¿Sonriente? Bueno… para combatir que seguimos esperando el arco iris. Guardo en el ordenador el «comprador elegante», a ver si aprendo algo. Visconti lo hubiese contratado ya.Es la ventaja de las grandes ciudades. En provincias llamaría mucho la atención. Me gustaría saber qué opina Mme Marie, si está por estos lares.
Avanti tú también, Q.-, que nos ayudas mucho.
Carmen Ozores
maty says
Página12 París se muere al caer la noche Eduardo Febbro
Ni quito ni pongo, sólo referencio!
JP Quiñonero says
Carmen,
Ayayay… te envío un amistoso abrazo, con el que lo resumo todo,
Q.-
Carmen says
Maty,
pues por lo que dice ese artículo, es un buen lugar para vivir y dormir. Yo no salgo de noche y madrugo. He tenido que aguantar un bar debajo de mi casa y luchar contra toda clase de autoridades para que se cumpliesen las leyes, hasta llegar al juzgado. Una ciudad donde se puede dormir (como las francesas y, en general, las alemanas) me parece de un altísimo grado de civilización. No puedo decir lo mismo de las ciudades españolas y sus infinitos ruidos. Ya sabes, aquí el otro no existe sino mi derecho a divertirme: botellón, horarios nocturnos demenciales, incumplimiento de las ordenanzas municipales, amiguismo de los ayuntamientos con la hostelería, corrupción de la policía municipal,etc, etc. Para mí los ruidosos son como los nacionalistas excluyentes, una especie peligrosa por su falta absoluta de respeto a los demás. Quien ha escrito ese artículo, si es español, está sordo.
Carmen