A19,Mataró-Montgat, 19 agosto 2009. Foto JPQ
Imprescindibles para sobrevivir
El único capítulo de la novela que dejó por escribir Baltasar Porcel es una parábola muy feliz de toda su obra y el cimiento de una posible arquitectura espiritual de Cataluña…
[ .. ]
Volveré sobre ese libro inconcluso, con un texto que llamaré Porcel y la arquitectura espiritual de Cataluña, justamente.
De momento, me apresuro a recomendar El cel i la terra segons BP / El cielo y la tierra según BP (Ed. Destino), una magnífica antología de toda la obra de Baltasar, preparada y prologada por Alexandre Porcel y Emili Rosales, que se abre con ese texto, mayor, Els gegants / Los gigantes, e incluye fragmentos muy bellos de la obra narrativa, los ensayos y el periodismo de Porcel.
Se trata de una selección bien hecha y feliz, a la que rindo homenaje con un texto que debiera publicar un día de estos una revista mallorquina, Lluc.
PORCEL Y LA CONSTRUCCIÓN DE CATALUÑA
En su última columna periodística, Misterios y alterios (La Vanguardia, 21 junio 2009), Baltasar Porcel evocaba de pasada y accidentalmente la matriz esencial de su obra literaria; así como su puesto en la historia literaria y la construcción de Cataluña:
[ .. ] En mi última novela, Cada castell i totes les ombres, esta premonición afecta al mismo eje argumental, pues acontece el hundimiento de una barriada de Barcelona que podría ser el Carmel, cuando fue escrito un año antes de que la realidad tuviera lugar [ .. ].
La función profética de la lengua, la literatura, el Verbo, se confunde con el origen último de las lenguas y la construcción de arquitecturas espirituales que sirven de morada histórica a los pueblos. El caso canónico es el de Moisés. Pero hay muchos otros. En el caso de la lengua y la literatura catalana, dos de los más emblemáticos quizá sean la Oda a la pàtria de Aribau y la Atlàntida de Verdaguer.
Lo esencial de esas obras está más allá y es muy anterior, al mismo tiempo, a su dimensión estrictamente política. La nostalgia de un catalán, en Madrid, siembra los cimientos de una realidad espiritual que va mucho más allá de su persona y contribuye a afianzar los cimientos de algo muy semejante a una casa común. En el caso de Verdaguer, tal proyecto se confunde con la percepción de una Atlántida que es España, perdida en el abismo oceánico del tiempo, buscándose a sí misma.
DESTINO COMÚN
En el caso de Porcel, la búsqueda de las semillas y raíces de una casa propia cobra forma definitivamente con Difunts sota els ametllers en flor, uno de los pilares del mito de Andratx, que es la ciudad natal del autor y un pueblo con historia propia, pero también es, como olvidarlo, la tierra mítica donde crecen otros seres imaginarios, cuya vida terminará siendo esencial para la historia misma del pueblo y de Cataluña.
La muerte está presente en todas y cada una de las páginas de los Difunts… pero, bajo los almendros en flor, el Verbo convoca sin cesar a los difuntos, que vuelven a florecer, desenterrados a través de las palabras, para cobrar una nueva vida definitiva. Cada muerte, cada difunto, vive alumbrando un cirio, una luz, una estrella, cuyo destino individual se inscribe en la constelación de un destino común.
UNA TRADICIÓN OLÍMPICA
La obra construye una arquitectura espiritual que, en definitiva, ayuda a comprender y ofrecer un destino a los hombres empeñados en la construcción de una casa común. Arquitectura espiritual es un concepto de Juan Ramón Jiménez y una de las matrices de mi obra De la inexistencia de España. La economía, la política, la diplomacia, la fuerza militar, construyen gigantescas arquitecturas dolientes y sufrientes, que la historia mina y devora sin cesar. Pasan las repúblicas, los Estados, las constituciones, efímeras construcciones de casas o edificios donde los pueblos se encuentran y desencuentran en la historia. Solo la palabra, la lengua, el Verbo, la ofrecen a los hombres razones algo más perdurables para compartir el pan y la palabra con otros hombres, cuando son capaces de construir arquitecturas espirituales como la Eneida, el poema del Mio Cid, la Oda a la pàtria o las Hojas de hierba de Whitman.
En lengua catalana, la fe olímpica en la palabra, la lengua, el Verbo, viene de Ramon Llull y se confunde con el proyecto de construcción de una casa propia y la floración de la gran literatura contemporánea. Maragall, Carner, Pla, Riba, Rodoreda, entre tantos otros, son apóstoles y creyentes en la misma religión laica de la lengua. La escritura de una página correcta, la escritura de unos versos, forman parte del proyecto mesiánico de crear y construir una obra bien hecha. El agua virginal de un pozo de Campodron se confunde en Maragall con el agua virginal de la palabra que viste todas las cosas con la luz del alba en el Cántico espiritual. La sangre de la viña transmutada en palabra escrita en un poema de Carner es indisociable del advenimiento de un mundo nuevo, que se confunde con un amanecer, cuando Pla habla de los orígenes de Cadaqués y el adolescente de Quanta, quanta guerra vuelve al hogar, en la novela de Rodoreda.
EL VERBO Y EL DESIERTO DE LA HISTORIA
El mito de Andratx nace de tales simientes, que florecen en la obra de Porcel para dar frutos propios. Los difuntos que yacen bajo los almendros en flor de Andratx tendrán una prolija prole, que viaja mucho más allá de las fronteras de Cataluña, para pelear, combatir, amar y morir en África, en el Mediterráneo, en el fragor de memorables batallas napoleónicas, cuyos héroes terminan por agonizar en algún rincón de la patria mítica, como ocurre con algunos personajes de L’emperador o l’ull del vent.
Ese vagabundeo por las tumultuosas aguas de la historia no siempre es feliz. Es trágico, en muchas ocasiones. La lengua convoca y crea una realidad espiritual que no siempre coincide con la historia. El Mediterráneo de Porcel es un mar mítico, literario, muy alejado, por momentos, del Mediterráneo histórico. Es la fuerza del Verbo la que confiere una realidad y arquitectura espiritual al shakesperiano desierto trágico de la historia.
The Waste Land es uno de los grandes poemas del siglo XX que nos recuerda ese otro rostro más dramático de la profecía: el poeta también nos advierte de la decadencia y el fin que nos acechan. Eliot nos habla de la crisis agonal de nuestra civilización.
ESPERPENTO CATALÁN
En la obra de Porcel, esos dos rostros antagónicos del poeta, el arquitecto de construcciones espirituales y el testigo de las grandes catástrofes de su tiempo, se confunden definitivamente a partir de Olympia a mitjanit. Sin duda, anteriores novelas urbanas, como Lola i els peixos morts, habían comenzado a revelar el anverso de la realidad mítica: la realidad atroz y esperpéntica que comenzaba a florecer con una fuerza devastadora, que pudiera ser mortal para la cultura misma y para Mallorca. Ese el tema central de Olympia… la muerte o riesgo de mortal agonía de Mallorca, a manos de la realidad desalmada y devorante del turismo.
Allí donde los difuntos yacían para volver a nacer cada primavera, con la locura virginal de la flor de los almendros, el desarraigo, la proliferación de semillas podridas, la germinación de pasiones desalmadas, amenaza al mismo tiempo la arquitectura cívica tradicional de un pueblo (Mallorca, en este caso) y la arquitectura espiritual de un pueblo construida en soledad y con dolor por muchas generaciones de creadores. El Porcel de Olympia… pertenece a otra tradición catalana que él mismo contribuyó a rescatar. La tradición esperpéntica indisociable de una novela de Pla, Nocturn de primavera.
LA LENGUA Y EL LECHO AMOROSO
En el abismo de esa tierra baldía donde agonizan los seres reales e imaginarios de un mundo que está perdiendo el norte y los principios, para perderse en el vacío abismal de un pozo negro sin redención, el de la historia, en el relato de Olympia… solo hay unos seres que se salvan y pudieran contribuir a salvarnos: los boiets de la tradición y rondallas mallorquinas, elfos y gnomos locales, que algo tienes de genii loci, genios del lugar: seres inmateriales, seres de ilusión, anteriores y posteriores al infierno histórico, convocados a través de la fe en la palabra, la lengua, el verbo. A la Carlotita de Les primaveres i les tardors le gusta con delirio el gnomo que quizá vela por ella y en ella encuentra su morada última: la ilusión de una niña, como la fe, el deseo, el amor, la pasión, son la matriz donde se siembra y florecen las palabras, trabadas en las lianas de la lengua y el tiempo, transmitidas a través de los dones de la lengua, en el lecho amoroso.
CATALANES DEVORÁNDOSE LOS UNOS A LOS OTROS
De Moisés a Verdaguer o Pla, el creyente en la realidad inmaterial del Verbo es capaz de construir fabulosas arquitecturas espirituales, mucho más perdurables que las arquitecturas históricas. Valga el modelo canónico de la Eneida. Esa fe en la palabra de su lengua es la que alimenta e ilumina la obra del Porcel, consagrado a construir nuevos mundos imaginarios, que están en este. Indisociables del Porcel creyente en la acción política empírica, en Cataluña, España, el Mediterráneo, donde el autor sueña (escribiendo) y contribuye a construir (a través del periodismo y la creación del Institut Català de la Mediterrània) nuevos espacios cívicos forzosamente precarios, provisionales, si no están apuntalados por las razones que solo la palabra es capaz de convocar.
Del Valle Inclán del Ruedo Ibérico y los esperpentos al Pla del Nocturn de primavera, o el Porcel de Lola i els peixos morts, el poeta también asiste dolorido y atormentado a la ruina del mundo en el que le ha tocado vivir. Y defiende su identidad, amenazada, ocultándose tras un espejo cóncavo para ofrecer a sus contemporáneos el retrato atroz de la ruina que a todos amenaza. El mito de Andratx cultiva la tierra de un mundo nuevo. Olympia ya vive en una Mallorca poblada de tiburones. En la Barcelona de Lola i els peixos morts los catalanes se devoran los unos a los otros, en la magna tradición cainita.
CATALUÑA RUMBO A NINGUNA PARTE
Cada castell i totes les ombres es la obra última de Porcel, donde todos esos mundos son convocados y dialogan, no sabemos -ni sabía Baltasar- si para su perdición o redención final. Vía crucis e irónico camino de redención, a través de los dos mundos paralelos convocados por su autor, el libro comienza por hablarnos de una fuerza creadora, mesiánica, creyente en la fuerza olímpica del deseo, el placer, la pasión, la fecundidad, el Gran arte, la palabra… que viene de Llull, de Verdaguer, de Maragall, de la Rodoreda de Quanta, quanta guerra… y Viatges i flors. Una fuerza espiritual que echa sus raíces en la memoria, la lengua, donde ya florecieron los Difunts sota els ametllers en flor.
Al mismo tiempo, Barcelona es el teatro urbano donde no sé si agonizan o buscan la redención dos personajes emblemáticos de una tragedia en curso. Una Cataluña víctima del nihilismo ideológico, la conversión de los catalanes en almas muertas de una cultura amenazada, devorándose los unos a los otros en la plaza pública. Y una Cataluña que todavía existe a través de la lengua de sus grandes creadores, capaces de soñar nuevos mundos, creyentes mesiánicos en la fuerza olímpica de la lengua, el gran arte, las pasiones, la creación. La Cataluña que navega sonámbula rumbo a ninguna parte en una Nave de locos ideólogos parece condenada a la desertización, iluminada con las luces de los parques temáticos sobre la identidad nacional, destinados a las estudiantes norteamericanas de una película de Woody Allen.
COMUNIÓN DE LOS CUERPOS Y LA LENGUA
Hay otra Cataluña que vive, prolifera y continúa construyendo, a su manera, a través de los trabajos y los días de la lengua. Esa Cataluña que habla a través de un anhelo mesiánico de existencia, goce y comunicación con todas las cosas eternas de la creación, a través del Gran arte (italiano, renacentista, o escultórico, griego, en el caso de Porcel), a través de la comunión de los cuerpos unidos en esa ambición de eternidad de la que solo tenemos noticia a través de la lengua. La lengua catalana, en este caso, ofreciendo a Cataluña un espacio moral y espiritual menos cutre y cainita.
Ambición, me digo, que la lengua catalana siembra en la obra de Porcel y otros creadores. Recuerdo a Joan Perucho o la Mercè Ibarz de A la ciutat en obres y Febre de carrer. Por su parte, Porcel busca y encuentra en el Mediterráneo, la gran tradición griega, la historia de sus lenguas, la pintura italiana, algunos de los talismanes que permiten la comunicación entre las cosas divinas que hay en la lengua y la carne y las cosas divinas de la geometría celeste de la creación.
MMarie says
Impresionante,Mr Q.
JP Quiñonero says
Mme Marie,
Usted, tan amable como siempre. Gratitudes,
Q.-
J. Moreno says
Solo se ama aquello que se conoce su alma.
Me has emocionado.
JP Quiñonero says
J.Moreno,
Qué decir…
Q.-
Toni Ibañez says
Hi ha alguna cosa invisible rere l’aura dels cossos, agonia de llum que els núvols s’emporten, rosa que es bada dins el teu úter, martiri d’amor, dubte entranyable. ¿Quin esperit sense déu basteix l’arquitectura dels somnis? ¿Quina clarícia ignota? Hi ha alguna cosa invisible rere els mugrons de titani d’aquests androides que pul·lulen pels carrers anònims, bombes innocents, criatures bastardes, tota l’abstracció de l’art modern. ¿Quina veu cantarà l’última nota del rèquiem? ¿Qui gosarà negar l’adveniment del silenci? Hi ha alguna cosa invisible rere l’urinari de Duchamp, en l’espai interior de Chillida, l’anhel tràgic, saturnal i fàustic, els balcons de La Pedrera, les grutes del Parc Güell, el vell Maragall a la font de Camprodon: He assaborit els secrets de la terra misteriosa, la pàtria més antiga, la paraula. ¿Qui ens salvarà de l’infern nihilista, de la tirania de la indústria, la màquina i el comerç? L’alquímia del verb, la música dels místics, l’àngel missatger: escolta, escolta, la matèria parla, parlen els ocells, parla la fulla verda, la flama que som, el fang, la fesomia del vent: escolta, escolta, la petjada dels morts sota la pluja, el temple solar dels ibers, l’eco de la lluna, litúrgia de mar i d’estrelles, cosmogonia creadora: escolta, escolta, Llull al capdamunt de Randa, entre el cel i l’infern, Al Aaraaf, l’exorcisme de la llengua, la casa de l’ésser, paisatges de l’ànima, atlàntides enfonsades, Machado enterrat a Cotlliure, la sang i la cendra: escolta, escolta, la nova geometria, els noms dels arbres, el miracle de la vida que torna a renéixer, el desig fet carn, un hombre sucesivo que se escribe con sombras, diu Rodales, la casa més íntima de l’home, la pàtria més antiga, la paraula.
Hay una cosa invisible tras el aura de los cuerpos, agonía de luz que las nubes barren, rosa que en tu útero se abre, martirio de amor, duda entrañable. ¿Qué espíritu sin dios contruye la arquitectura de los sueños? ¿Qué indicio ignoto? Hay una cosa invisible tras los pezones de titanio de estos androides que pululan por las calles anónimas, bombas inocentes, criaturas bastardas, toda la abstracción del arte moderno. ¿Qué voz cantará la última nota del réquiem? ¿Quién osará negar el advenimento del silencio? Hay una cosa invisible tras el urinario de Duchamp, en el espacio interior de Chillida, el anhelo trágico, saturnal y fáustico, los balcones de La Pedrera, las grutas del Parc Güell, el viejo Maragall en la fuente de Camprodón: He assaborit els secrets de la terra misteriosa (he saboreado los secretos de la tierra misteriosa), la patria más antigua, la palabra. ¿Quién nos salvará del infierno nihilista, de la tiranía de la industria, la máquina y el comercio? La alquímia del verbo, la música de los místicos, el ángel mensajero: escucha, escucha, la materia habla, hablan los pájaros, habla la hoja verde, la llama que somos, el barro, el semblante del viento: escucha, escucha, la huella de los muertos bajo la lluvia, el templo solar de los íberos, el eco de la luna, liturgia de mar y de estrellas, cosmogonía creadora: escucha, escucha, Llull en la cima de Randa, entre el cielo y el infierno, Al Aaraaf, el exorcismo de la lengua, la casa del ser, paisajes del alma, atlántidas hundidas, Machado enterrado en Collioure, la sangre y la ceniza: escucha, escucha, la nueva geometría, los nombres de los árboles, el milagro de la vida que vuelve a renacer, el deseo hecho carne, un hombre sucesivo que se escribe con sombras, dice Rosales, la casa más íntima del hombre, la patria más antiga, la palabra.
JP Quiñonero says
Toni,
No está nada mal, no… y, hombre, eso está bien, Rosales citado en catalán… nunca es tarde si la dicha es buena.
Q.-
maty says
Minutos antes he visionado la hermosa película Los limoneros – Lemon Tree (2008) [FilmAffinity: 7,1] [IMDB: 7,2].
Continuamente recordaba tus referencias al libro de Baltasar Porcel Difunts sota els ametllers en flor. Otros árboles -también mediterráneos- otros muertos de fondo.
Nunca he sentido el amor por la tierra -soy urbanita- hasta hoy. Campo de limoneros, herencia que se transmite de padres a hijos, como ancla en las raíces familiares.
Lo confieso, me ha emocionado. Una película sencilla, sin adornos, de sentimientos, de rostros, de coraje, de amor prohibido, de separación, de soledad.
Resumiendo, Quiñonero, si no has visto la película, estás tardando. Lástima que no haya copia en alta definición.
JP Quiñonero says
Maty,
Te creo y te agradezco el consejo, doblemente. Por recordar mis cosas sobre Baltasar, que hablan de esa relación entre los hombres y los árboles de su tierra. Y por la película misma, que, seguro, está muy bien. Leí varias cosas de Eran Riklis, el director, que me parecieron muy inteligentes. Hablar bien de un intelectual o artista nacido en Israel roza la herejía. Razón de más para apoyar esa obra, claro,
Q.-
maty says
A mí me es indiferente la nacionalidad, sólo busco la excelencia, a veces también mero entretenimiento (cada vez menos).
El año pasado disfruté de otra buena película israelí, pero no recuerdo haberme emocionado.
La banda nos visita (2007) [FilmAffinity: 6,6] [IMDB: 7,6]
Son dos ejemplos de que se puede hacer buen cine con pocos medios, contando historias diferentes, no trilladas. Simplemente, directores que son creadores culturales.
JP Quiñonero says
Maty,
En esas obras, la nacionalidad del autor es sencillamente capital,
Q.-
maty says
Lo sorprendente -para muchos, supongo- es que en Los limoneros no parece ser así. Es una visión bastante imparcial del trasfondo del conflicto.
Lo más interesante de la película, para mí, es el mundo de los sentimientos, de dos mujeres adultas. La actriz que interpreta a la dueña del limonar está muy bien en su papel, muy contenido.
La nacionalidad importa para su comercialización y en la decisión de verla por quienes no utilizan Internet para informarse debidamente, anteponiendo sus prejuicios.
Es una de esas películas que volveré a visionar, sin duda. De ésas en las que un segundo visionado permite descubrir más matices -aunque estuve muy atento. El paso de los años hará más grande la obra, que merece una puntuación más alta que un siete raspado -el consumo generalizado de cine comercial hollywoodiense es lo que tiene: atrofia el buen gusto. Lástima de la calidad de la copia, un DVDrip de 1,3GB no muy bien logrado. Seguro que el DVD tiene más calidad. No me consta la existencia de una versión en alta definición.
JP Quiñonero says
Maty,
La nacionalidad es esencial para comprender las obras de los creadores israelitas (que pueden ser judíos, musulmanes, laicos, etcétera). Hay creadores israelitas de muy distinta sensibilidad, incluso imparciales y justos: todos comparten los mismos problemas, éticos y estéticos, que cada cual resuelve a su manera.
Incluso hay grandes creaciones realizadas a varias manos (judías, árabes..), Ajami, el Estatut, judíos, árabes y demás ralea carpetovetónica,
Q.-
maty says
Volviendo al tema, Los limoneros es una película de miradas, de muchas miradas. Miradas que expresan sentimientos profundos, sin necesidad de recurrir a las palabras o al histrionismo.
Uno de sus méritos es que no es maniquea, con buenos y malos, por lo que habrá dejado muchos descontentos entre los fanáticos de ambos bandos.
En España, acostumbrados al maniqueísmo y sectarismo de las películas que abordan la guerra civil, seguro que muchos evitaron verla porque pensaron que sucedería otro tanto. Además, estamos hartos de tanta información/opinión de dicho conflicto, aburre. Tales prejuicios han debido perjudicar mucho a la película.
Lo importante es la pequeña historia que cuenta, que podría perfectamente trasladarse a otra época y a otros países. Y, sobre todo, cómo la cuenta.
El director Eran Riklis ha sido capaz de encontrar belleza entre tanto sufrimiento, y eso es muy meritorio.
Su última película, seleccionada por la Academia israelí para los Oscars de 2011:
SBCC Film Reviews The Human Resources Manager (Eran Riklis, 2010): Israel/Germany/France
Toronto Film Scene In conversation with The Human Resources Manager director Eran Riklis
The Jewish Chronicle Online Interview: Eran Riklis
TrustMovies NYJFF: Eran Riklis’ HUMAN RESOURCES MANAGER–Israel’s shot for BFLF Oscar