Tras tener la nacionalidad francesa desde hacía 40 años, los ministerios del Interior y Justicia comunicaron a la doctora Dominique Décant-Paoli que debería probar que sus antepasados eran franceses, desde hacía varias generaciones, para poder seguir siendo francesa, un año antes de jubilarse.
[ .. ]
Doctora Dominique Décant-Paoli. 7 enero 2010. Foto JPQ.
“PRUEBE USTED QUE ES FRANCESA…”
-Ya había vivido la misma tragedia hace veintitantos años -me comenta la doctora Décant-Paoli-, cuando me nacionalicé francesa por vez primera. Sufrir las mismas humillaciones a las puertas de la jubilación es algo muy duro de soportar. Nací en Hanoï, cuando Vietnam era tierra francesa, hija de padre francés y madre mestiza vietnamita. Con el fin de la historia colonial, nos instalamos en Francia, donde hice mis estudios, me casé y me nacionalicé francesa, por vez primera. He renovado mi documento nacional de identidad en varias ocasiones. Pero la nueva legislación complica mucho los problemas. Y los funcionarios de justicia e interior me piden que pruebe la nacionalidad francesa de varias generaciones de antepasados. Tras seis meses de papeleos, todavía no sé si soy o volveré a ser francesa. O seré declarada apátrida.
Hay entre 10.000 y 15.000 hombres y mujeres que se encuentran en la misma situación, desde hace poco más de seis meses, cuando han comenzado a entrar en vigor las disposiciones judiciales y policiales de enero del 2009.
FRANCESES VÍCTIMAS DEL ESTADO FRANCÉS
Esa cifra puede crecer muy rápidamente, ya que todos los servicios relacionados con los documentos de identidad de personas con padres o madres nacidos fuera de Francia deberán someterse a una normas mucho más estrictas y centralizadas en un Pôle de la nationalité française de Paris, perfectamente desbordado: solo se pueden presentar papeles tomando cita previa, por teléfono; y, tras la presentación, los procedimientos se prolongan durante semanas, meses y años.
La doctora Décant-Paoli es víctima de la legislación del 2009. Hay casos más antiguos, como el del cabo Ounoussou Guissé, condecorado por sus servicios en el Tchad y Afganistán, en el Primer regimiento de paracaidistas de Tarbes.
CONDECORADO POR EL EJÉRCITO, PERSEGUIDO POR INTERIOR
Hace tres años, el ministerio de Justicia comunicó al cabo Guissé que no podría renovar su carta de identidad francesa, hijo de padre senegalés, nacionalizado cuarenta años atrás, y madre senegalesa que había decidido volver a su patria. Nacido en Francia, soldado de profesión, condecorado, el cabo Guissé se presentó de uniforme y con medallas ante el ministerio de Justicia, en vano: su demanda fue rechazada.
El caso Guissé terminó transformándose en un problema político, que exigió una discreta intervención del ministerio de la Defensa, para devolverle una carta de identidad nacional, tras tres largos años de batalla burocrática.
-El caso del cabo Guissé es muy sintomático -me comenta la doctora Décant-Paoli-. Pero yo no tengo un ministro de la Defensa que me apoye. A las puertas de la jubilación, estoy sin documento de identidad, inmovilizada: no puedo viajar al extranjero, atada a una ausencia de documentación que es muy humillante.
EL ESTADO, MONSTRUO POLICIAL
La centralización de todas las cuestiones relativas a la nacionalización en un solo servicio complica y bloquea todo tipo de problemas, con unos bizantinos procedimientos que se prolongan indefinidamente.
Sus medallas ganadas en los campos de batalla le permitieron al cabo Guissé recobrar su identidad, tras tres años de “guerra” administrativa. Su formación y cultura le permiten a la doctora Décant-Paoli defender su causa con cierta energía verbal. El problema de fondo quizá sea el de la inmensa mayoría de los 10.000 o 15.000 casos de franceses de distinto origen, etnia o religión que también deben probar sus orígenes familiares. Sin olvidar las decenas y centenas de millares que irán presentándose, inexorablemente, los próximos meses, los próximos años, si el Estado no encuentra fórmulas administrativas más “flexibles”. [ABC, 25 enero 2010, Cada día es más dificil ser francés].
Esto es como demostrar que uno es cristiano viejo, o pertenece a la raza aria… ¿Se ha vuelto loco Sarkozy?
Carmen,
El ejemplo del cristiano viejo está bastante bien visto.
Se ha montado tal follón que tendrán que hacer cambios en la legislación. Hay un par de casos de personalidades famosas (la esposa del presidente del FMI, por ejemplo) que han puesto en grito en el cielo. Esas protestas de «calidad» quizá precipiten un cambio o reforma de la cosa…
Q.-
Y se calló el Muro y comenzó la Libertad….
¿Incautos?…nooooo, ¡hipócritas!
Solo nos queda la libertad interior, pero claro, para el que se la haya labrado.
Desde Viladecans con un día expléndido …buenos días.
J.Moreno,
-«¿Libertad interior…? Sus papeles, a ver, la documentación…»
Q.-
Querido Q. no me refiero a los inmigrantes y personas con problemas similares.
Uso la ironía para los autóctonos ilusos que creen en la «libertad» sin límites…..
La vida como ciudadano es un equilibrio entre lo que quieres ser y lo que te dejan serlo.
Entre otras cosas.
Cuando escribí eso me marché a la terraza y sentí una sensación extraña. Al salir, un sol radiante entraba a ella, como sentía algo de frío cogí una silla y me senté estirado calentándome unos 20 min.
Hacía algo así como 50 años que no notaba esa sensación. Recordé que de jovencito, allá por mediados los 50 del pasado siglo, había sentido algo parecido cuando me refugiaba del frío buscando el sol invernal. La triteza era por que me estaba sintiendo mayor y sentía un placer semejante a entonces. Cumpliré 69 dentro de muy poco.
J.Moreno,
Quizá no me expliqué bien… esas frases, entre comillas… eran un poco irónicas… un policía pide los papeles a un tipo que habla de su identidad espiritual…
Q.-
PS. La felicidad comienza a partir de los 60 … ¡y mucho más allá…!!!