Francia vuelve a dejarse arrastrar por las sirenas de la decadencia.
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Hace siete años, Nicolas Baverez lanzó el gran debate histórico de su tiempo: La decadencia de Francia.
Su diagnóstico, canónico, aceleró una reflexión nacional de fondo: el inmovilismo de izquierdas (Mitterrand, entre 1981 y 1995) y el inmovilismo de derechas (Chirac, desde 1995 al 2007), precipitaron a Francia en una espiral decadente: más gasto público, más pobreza, más impuestos, menos riqueza...
Candidato a la presidencia de la República, Nicolas Sarkozy hizo campaña a favor de la “ruptura” contra ese doble inmovilismo, socialista y conservador, prometiendo cambios y reformas.
Tres años más tarde, Frédéric Lemaître se pregunta en Le Monde: “¿Cual es el futuro de Francia…? La segunda división, desgraciadamente”. Hace meses que Baverez insiste en la misma incertidumbre de fondo: no se ha consumado la “ruptura”, quedan muchas reformas pendientes, el gobierno vuelve a recurrir al clientelismo de Estado con un resultado catastrófico para la contabilidad nacional: un endeudamiento masivo y peligroso, para Francia y para Europa.
Las todavía recientes elecciones regionales pusieron de manifiesto el profundo desencanto popular y conservador hacia Sarkozy, que sigue prometiendo reformas que tardan en llegar. La gran reforma del sistema nacional de pensiones y jubilaciones (maquillado y aplazado desde hace veinte o treinta años) todavía se aplaza hasta septiembre, en un clima de imprevisibles tensiones sociales y suburbiales.
Hay muchos otros síntomas de coqueteo decadente.
Se han publicado media docena de libros sobre el hundimiento de Francia en 1940, tras una invasión nazi consumada a velocidad vertiginosa. Muchos exégetas piensan que fue entonces cuando comenzó el eclipse histórico de Francia. Jean d’Ormesson sobre el declive y posible decadencia de Francia y Europa.
El sector público francés sigue siendo el más socializado de la UE… pero ha dejado de ser un “modelo”. France Télécom ha conseguido una melancólica celebridad, a través del suicidio de muchos de sus empleados.
La agricultura francesa sigue siendo un gigante planetario: pero se resiste a romper con el modelo proteccionista de la UE, con precios protegidos y fronteras cerradas…
La moda, la gastronomía, los vinos y el turismo siguen siendo sectores estratégicos… pero, algo tienen de museo donde se entra, se compran y se venden cosas que hablan de un pasado glorioso. Como Versalles, que se ofrece a los grandes productores cinematográficos, con la esperanza de ganar algún dinero alquilando el lecho de Luis XIV y María Antonieta para rodar en tal escenario histórico, monumento nacional, escenas de cama del próximo James Bond.
- Sarkozy ha comenzado a cavar su tumba.
- Se está agrietando el liderazgo de Nicolas Sarkozy.
- Sarkozy se baja los pantalones.
- Sarkozy, primeras decepciones.
- El Ogro filantrópico, Sarkozy y los trabajadores privilegiados.
- Francia en este Infierno.
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