Los gobiernos de las grandes regiones europeas también agravan la crisis de Europa.
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Desde hace semanas, las indecisiones de Angela Merkel sobre la crisis griega han estado marcadas por la incertidumbre electoral, mañana domingo, en Renania del Norte-Westfalia, feudo histórico del SPD, la región más poderosa de Alemania. Si la CDU perdiese ese bastión regional, la canciller perdería la mayoría en el Bundesrat, donde los proyectos de Ley relacionados con fiscalidad, sanidad, cultura o enseñanza pudieran quedar bloqueados…
Más allá de la peripecia estrictamente alemana, se trata de un “indicador” entre otros muchos indicadores.
En el Reino Unido, un poco menos unido que ayer, el Scottish National Party (SNP), que gobierna en minoría en Escocia); y el Plaid Cymru, independentista en el País de Gales, quizá sólo tengan en Londres un poder de influencia muy limitado: pero bien reflejan una fragmentación política que sólo influye en Europa de manera negativa: hostiles a la UE, sin duda, sin facilitar la restauración de las cuentas de un Estado más difícil de gobernar.
En España… el Estado no controla el gasto, el endeudamiento ni los déficits de gobiernos autónomos y grandes ciudades: su indisciplina pesa gravemente sobre la credibilidad del gobierno central y, como consecuencia, agrava la dependencia nacional de los mercados internacionales.
En Bélgica… las controversias entre valones y flamencos minan la estabilidad misma del Estado. En Italia… la Liga Norte, partidaria de la independencia de Padania, es el único partido que creció en las recientes elecciones regionales. En Grecia… las “periferias” (regiones) tampoco facilitan la gestión de un Estado en bancarrota.
Cada problema regional europeo tiene raíces históricas propias, que complican muy mucho la gestión de los Estados, agravando la crisis monetaria y social.
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Jordi says
Vamos, que necesitamos a Julio Cesar, o a Augusto o hasta a Diocleciano o Constantino de vuelta…
JP Quiñonero says
Jordi,
Oséase… que vaya usted a saber.
Q.-