WhiteHunter,BlackHeart (1990).
¿Qué hacer, cuando las multitudes lectoricidas amenazan el fundamento último de nuestra identidad, destruyen nuestros hogares y pudren nuestras patrias, devastadas por la desertización geográfica y espiritual…?
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Recordando las Memorias de John Huston, Clint Eastwood pone en boca de dos de sus personajes más memorables esta reflexión:
Pete: You’re either crazy… or the most egotistical sonofabitch I’ve ever met… and for what — to kill one of the rarest, the noblest creatures that walks the face of this crummy earth… and in order for you to commit this crime, you’re willing to forget about all of us and let this goddamn (film) go down the drain.
John: You’re wrong, kid. It’s not a crime to kill an elephant. It’s bigger than all that. It’s a sin to kill an elephant. You understand? It’s the only sin you can buy a license for and go out and commit… do you understand me? Of course you don’t. I don’t even understand myself.
Las negritas son mías.
Matar a un elefante, “una doble y hermosa creación divina” tiene algo de crimen / pecado original: matar a Dios por el precio de una vulgar licencia de caza. En la película de Clint Eastwood, Cazador blanco, corazón negro, la tentación de cometer ese pecado saturnal, contra Dios y contra la Creación, terminará precipitando una inmensa tragedia (1). El pecador evitará la tentación, en el instante fatal. Pero su salvación precipita un sacrificio inútil y pavoroso.
La obra de arte -cuando el director de cine diga “¡Acción…!”- comienza a realizarse tras ese pecado y crimen originales.
Jünger pensaba que la más urgente de las tareas del hombre del siglo XXI no es otra que la repoblación espiritual del mundo. Clint Eastwood retoma el tema esencial del pecado y la Creación / creación. Juan Asensio -autor de un libro importante sobre George Steiner y un blog de referencia, Stalker– aborda en su último ensayo, La chanson d’amour de Judas Iscariote (Cerf, Littérature), otro tema esencial, el de Judas, el Traidor que vende al precio más bajo el Verbo encarnado en nombre.
Esa traición también nombra un proceso bien trágico y actual: el de los antiguos “creadores” y “escritores” convertidos en productores de naderías… “una literatura se muere y una sociedad se degrada si el propósito central es la publicación de best-sellers y de obras de entretenimiento y consumo popular”. Naderías cuya adoración es uno de los rostros del Infierno y el Demonio contemporáneos.
Juan Asensio devuelve a Judas el primero de sus estatutos: traidor, sin duda, que consigue salvarse del calvario y la cruz, alma en pena, errante, desesperada y sin rumbo en el Infierno de la ciudad moderna -en busca del árbol donde ahorcarse con una soga-, recordando la inmensidad de su falta, consagrado a preservar -como el narrador en el bello texto de Juan Asensio-, incluso a su pesar, la huella ardiente del Verbo, indisociable de la llama última que su obra y sacrificio salvan de las multitudes lectoricidas.
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(1) El propio Huston trata el tema en su Moby Dick. Pero en una entrevista publicada en Playboy, recogida en Interviews (2001), evoca la cuestión con amarga ironía: “There was a book written about my quest for a big elephant, but I never shot one. I wouldn’t commit the sin -not the crime, but the sin- of shooting an elephant unless the reward were sufficiently handsome…” El Dios de Huston y Eastwood quizá esté emparentado con el Dios de Spinoza y los budistas… para ellos, Dios es la totalidad de todas las cosas creadas, materiales e inmateriales, visibles e invisibles.
- Cine e Imprescindibles para sobrevivir en este Infierno.
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Gatopardo says
Pensar que los traidores sienten remordimientos que los torturan, es una ficción consoladora.
Los traidores tienen el ego blindado y todo el desparpajo del mundo.
JP Quiñonero says
Gatopardo,
Los traidores más comunes son una canalla infecta, claro. En el caso de Judas Iscariote… Marcos dice que se ahorcó. Y no hace mucho se descrubrió un Evangelio de Judas que relanza las muchísimas versiones más o menos librescas sobre el personaje. Mauriac decía que para hablar de los personajes del pasado lo más razonable sería escuchar a nuestro propio corazón. Me dirás que nadie tiene corazón, ni alma, ni el copón bendito, claro… pero esa es ya otra historia, qué quieres,
Q.-
PS. Gracias por el enlace de Samaniego, claro.
MMarie says
Dios, Creacion, creacion, Huston, Eastwood, el crimen, temas muy rollo, Mr Q. Le falta a usted algo como un pulpo o algo asi, mas divertido.
JP Quiñonero says
Mme Marie,
Claro, claro, muy mal rollo, todo esto. «Non una parola. Un gesto…» etcétera,
Q.-