Ante Marruecos, el PSOE y el presidente Zapatero esgrimen el realismo diplomático contra la injerencia humanitaria y el Derecho de injerencia.
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Ante conflicto de Melilla y el activismo de SaharAcciones, la diplomacia gubernamental prefiere defender el entendimiento de Estado (¿?) a la determinación moral.
Tal comportamiento confiere a la monarquía alauí una doble ventaja:
-Ceuta y Melilla son utilizadas como peones al servicio de oscuras maniobras internas.
-El Sahara occidental, abandonado por España en humillantes condiciones, continúa ocupado policial y militarmente, sin que Madrid ose evocar vagamente la injerencia humanitaria, o el mucho más grave Derecho de injerencia, que pudieran reclamar las organizaciones humanitarias, víctimas de atropellos, amparándose en un largo rosario de resoluciones de Naciones Unidas.
El Derecho de injerencia es un término / concepto creado por Jean-François Revel, Droit d’ingérence, Revel, Claude Sarraute, demonios y tiranías del bien y del mal, en un raro intento de aportar una muleta moral a la acción diplomática convencional, en situaciones excepcionales. No sé si los activistas de SáharAcciones conocen ese concepto, que pudiera ser el fundamento último de su acción, justamente, si aspiran a algo más que la mera gesticulación.
- Melilla, Ceuta, Marruecos, España y los desastres por venir.
- Magreb, Al Qaida, Haidar y las amenazas por venir.
- Diplomacia, España y Magreb en este Infierno.
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