Paisaje, desde el MACBA, 15 agosto 2009. Foto JPQ. Paisaje de Luis Marsans, desde el MACBA.
Difuntas las vanguardias, el arte y los artistas contemporáneos -convertidos en representantes del arte pompier de nuestro tiempo, subvencionado por el Estado- también cumplen la tarea policial / publicitaria de ocultar la realidad.
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–¡Está prohibido fotografiar desde las terrazas del museo…! me gritó, pistola al cinto, el amable vigilante que seguía mis pasos, perdido en el laberinto de naderías de un museo canónico en materia de chucherías contemporáneas, el MACBA, consagrado a difundir cosas modernas, contemporáneas, siempre en vanguardia, claro está, ajeno a la patética realidad que se contempla desde las terrazas donde los visitantes son invitados a no mirar, no fotografiar, ignorar el paisaje que tienen ante sus ojos.
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Paisajes, desde el MACBA, 15 agosto 2009. Fotos JPQ.
- Versalles, Guggenhein, Murakami y la estética de la factoría de juguetes de plástico.
- Burros y tiburones compran burros y tiburones muertos.
- Arte y Fotografía en este Infierno.
Carmen says
Muy bien visto, Q.-, y nunca mejor dicho en este caso. Me pregunto si ese estado de cosas que describes no ocurre en todo el arte español, en general. Yo no encuentro la realidad española por ninguna parte, la de enfrente del Museo, no el artificio de dentro. Estaba, cruda, en tu Primavera atroz (que no sé cómo estás vivo). Sin pedir tanto, me buscaría saber en qué libro, obra, película, puedo encontrarla. Porque, como Maty con las críticas literarias, he dejado hace mucho de leer mentiras.
Carmen
Juan Ballester says
Bueno, ya sabemos que en determinados museos está prohibido fotografiar las obras. Vaya usted a saber si desde la dirección de ese museo consideran otra obra más el paisaje que tienen enfrente.
Me encanta lo de «difuntas las vanguardias», pero la misión no estará terminada hasta que desaparezcan los vanguardistas.
Un saludo murciano.
JP Quiñonero says
Carmen, Juan…
Carmen,
Me temo que se trata de un cáncer general: no hay autonomía, nación autonómica o cómo se llamen que no haya construido con el dinero de los contribuyentes un museo de arte contemporáneo / vanguardia and co.
El caso más paradigmático quizá sea el del Gugenheim bilbaino… un museo pagado por los contribuyentes vascos,consagrado a promocionar los fondos de una avispada familia / compañía neoyorquina: una histórica catástrofe para la cultura y el arte vasco. No recuerdo un solo papel de intelectual o artista vasco denunciando la tropelía. Hay un libro, que no tengo a la mano.
TE AGRADEZCO UN MONTONAZO EL RECUERDO DE MIS PAPELES, OYE.
Juan,
Museos de arte contemporáneo y vanguardistas son, como tú bien sabes, la encarnación misma de la nadería pagada con dinero público. Hay excepciones, claro. No son la norma. La norma es chupar del bote presupuestario del Estado de Cosas Dominantes.
Qué quieres.
Q.-
PS. Ahhhh… mañana igual hago algo en recuerdo del Maestro.
Jesús says
Vaya, qué ocio más cansino el del empleado público. Perspicaces como siempre las fotos: me han hecho acordarme de En construcción de Guerín.
JP Quiñonero says
Jesús,
Uauuuuuuuuuuuuuuuuuuu… lo de Guerín suena bien, claro, claro. Si no recuerdo mal, uno de los mejores libros publicados en catalán, en los últimos años, ya se llamaba La ciudad en obras, en catalán, claro,
Q.-
PS. Como sigan construyendo no van a dejar títere con cabeza. Me temo.
Jesús says
Temes bien, temo yo. Gracias por la referencia: ¿es este? Lo buscaré (porque no tenía ni idea de que existiera).
JP Quiñonero says
Jesús,
Efectivamente, ese es el libro: un libro francamente potable, que me encantó cuando lo descubrí, hace años. Ya me contarás,
Q.-
passy says
Dejo estos días en mi blog algunas fotos tomadas en Berlín. Lo único que no se puede fotografiar es el busto de Nefertiti. Por lo demás, puedes meterle el objetivo a lo que te dé la gana y en cualquier museo, siempre que no hagas tonterías, de manera que la cámara o el móvil hacen de libreta de notas. Fotografías la cartela y te traes a casa toda la información necesaria.
Lo de España es lamentable. En el museo provincial de mi ciudad, hay un guarda de seguridad en la puerta que que te pregunta «¿A dónde va usted?». Eso de entrada. No hace mucho, en el recién inaugurado Museo del Carlismo de Estella, una joven fue advertida por otro vigilante de que no podía tomar fotografías. Quería hacer una de algo que le interesó. El tipo le siguió por toda la sala y cuando pasó a la siguiente avisó a su compañera del «peligro» que se le avecinaba. Finalmente, la joven por abandonar el museo.
Cuando se podía fotografiar en el Prado, otra vigilante me dijo que la lucecita roja del telémetro también estaba prohibida. Estuve a punto de escribir al Ministerio de Cultura la primera vez que se entregó el premio nacional de pintura delante de Las Meninas de Velázquez: el ataque de flashes contra el cuadro -premiado interpuesto- es de tal intensidad que el perro del cuadro lleva ya gafas de sol.
Ùnete al movimiento pro- foto en los museos.
Buen domingo,
JP Quiñonero says
Miguel,
Te agradezco mucho los detalles… creía estar «solo» y ser demasiado «susceptible»… tus ejemplos me parecen magníficos. Me recuerdan… una épica bronca en el Guggenheim bilbaino, donde un el guardia de la porra de turno se obstinó y consiguió que NO fotografiase una de las incontables bañeras sucias de Rauschberg, que ocupaban -si recuerdas- una o dos salas, y cuyo transporte debió costar una fortuna… ¡qué cosas más absurdas…! En algunos museos,la dirección intenta evitar las «copias piratas», es lo que ocurre en el Picaso de Antibes, donde no se puede fotografiar casi nada, pero, sobre todo, no se puede fotografiar un Nicolas Staël en rojo, monumental,
Q.-