La estructura del gasto público en España conduce al empobrecimiento colectivo, Estado y gobierno(s) nos nacen más pobres y menos libres, 1.
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GráficosdelWallStreetJournal(25septiembre 2009),LaVanguardia (27septiembre 2009) y ABC (23 junio 2010), con cifras oficiales del Ministerio de Economía y Hacienda.
Esos gráficos dicen cosas muy simples y patéticas:
1. El gobierno “central” controla poco y gasta mucho.
2. Los españoles están muy “protegidos”: pero esa “protección” hipoteca la formación de las nuevas generaciones.
3. Municipios y comunicades autónomas gastan mucho; pero nadie controla ese gasto público.
4. Un Estado que gasta mucho, con pocos ingresos, debe endeudarse para seguir pagando “protección” y “gastos corrientes”, que no crean riqueza: añaden deudas por pagar, mañana, mañana...
Los historiadores de la economía llevan años denunciando esa catástrofe institucional, Zapatero conduce a España hacia la decadencia y Velarde Fuentes, Gabriel Tortella y Quiñonero sobre España y la crisis.
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Análisis, al filo de la coyuntura:
UNA ESPAÑA PLURAL Y FUNCIONAL
[ .. ] La organización territorial del Estado ha sido, junto con la cuestión religiosa y el atraso económico, motivo de debate permanente entre españoles. Intelectuales, políticos, militares, burgueses y proletarios se han pasado medio siglo XIX y XX discutiendo las esencias de la patria.
[ .. ]La crisis económica no es en España una crisis internacional: es consecuencia de nuestros propios excesos, los inmobiliarios, fiscales, financieros y territoriales. Tenemos que devolver la solvencia y la eficiencia al Estado. Recuperar la solvencia exige un ajuste del tamaño del Estado que la sociedad empieza a entender y asimilar. Los ciudadanos españoles sabemos, aunque no nos guste, que mantener el Estado de Bienestar exige reformarlo en profundidad. Podemos discutir del nivel adecuado de impuestos y gasto público, y eso debería ser precisamente la política presupuestaria, pero no discutimos que los números a medio plazo tienen que cuadrar. Pero no acabamos de estar cómodos con la idea de que preservar el Estado de las Autonomías exige también reformarlo en profundidad, para hacerlo viable, funcional y eficiente. Reformarlo al menos en dos direcciones: para garantizar la cohesión social, como recogía ya un documento del Consejo Económico y Social del año 2000, y para garantizar la unidad de mercado, protegida en la Constitución española, pero subordinada en la práctica al derecho a la autonomía.
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La España de las Autonomías ha devenido a todos los efectos prácticos en un país federal. No estaba en el diseño original, pero es irrelevante a estas alturas, porque tampoco dejaba de estar y así han querido que fuese los sucesivos componentes del Tribunal Constitucional. También ha quedado claro que no puede ser un país confederal, porque no cabe en la Ley Fundamental del 78 y porque una amplísima mayoría social rechaza esa idea. Federalismo es incompatible con bilateralidad y supone la ordenación jerárquica de las distintas administraciones públicas. Supone también que no puede haber privilegios, prebendas ni diferencia alguna en el sistema de financiación territorial, que no puede ser a la carta de los intereses locales. Supone lealtad entre los distintos Estados federales, que renuncian explícitamente a decisiones unilaterales y se comprometen a defender y promover en su territorio también los elementos de integración, como es sin duda el castellano, un activo fortuito que nos ha caído en gracia. Y supone también que el Gobierno central, al que quizá podríamos empezar a llamar Gobierno federal, porque las palabras nunca son neutrales, responde de la soberanía nacional ante la Cámara de representación de los ciudadanos y no de los territorios.
Centrémonos pues en completar el Estado Federal en lo que es más urgente: en dotarle de instrumentos de decisión propios de un Estado Federal. Porque si no lo hacemos España dejará de ser viable. No resultará funcional y crecerá la tentación de sus partes de buscar ingenuo cobijo en Europa. Una Unión de Estados, como ha subrayado el último acuerdo de gobernanza económica alcanzado por Merkel y Sarkozy, a la que los españoles de toda región o nacionalidad le permitimos cosas que causarían furor de ser impuestas por el Gobierno central. ¿Se imaginan que Madrid y no Bruselas hubiera aprobado el ajuste fiscal que ha llevado a secar de financiación a Comunidades y Ayuntamientos? [ .. ] [ABC, 24 octubre 2010. Fernando Fernández, Una España plural y funcional].
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Antonio says
Cuanto nos ahorraríamos con menos administradores…
JP Quiñonero says
Antonio,
Pocos… pero buenos, me atrevería a matizar,
Q.-