Valentina,laheroínadeGuidoCrepax.
“… unha cousa que vive e que non se vé”, dice Rosalía en Vaguedás. Esas cosas invisibles que están vivas y no se ven son los muertos, que en la nueva novela de Mercè Ibarz nos ayudan a comprender qué está vivo y qué está muerto en una Cataluña que intenta construise, liberándose de cosas pasadas y presentes que la amenazan.
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En el caso de Mercè Ibarz, esa dimensión visionaria de su obra viene de Joaquim Ruyra (La vetlla dels morts) y de Mercè Rodoreda.
Los muertos de Ruyra no pertenecen siempre al “folclore” catalán: son seres espirituales que vuelven a la vida de sus próximos (mortales, o inmortales, como son las cosas del espíritu) para continuar con ellos un diálogo interminable sobre el destino de las cosas humanas.
Los muertos de Rodoreda son de muy distinta naturaleza. Meros suicidas, como el hermano de Aloma. Seres de encantamiento, en La mort i la primavera. O evidencias sobrenaturales, en Quanta, quanta guerra.
Los muertos de No parlis de mi quan me’n vagi (Empuries), la nueva novela de Mercè Ibarz, están tan vivos como los muertos de Ruyra. Y también sostienen con los mortales un diálogo forzosamente interminable: está en juego el sentido y el destino de las vidas y el hogar, la casa común, amenazada, hoy como ayer. Pero también son fantasmas proféticos, como los de Rodoreda: vuelven para dialogar con los vivos, a través de la conciencia y la palabra de la autora, recordándonos, a través de su inmediata presencia espiritual, que aquellos proyectos de liberación de una juventud que ellos encarnan para siempre quedaron inconclusos y frustrados, errantes en el océano sin orillas donde moran los seres de ilusión e intacta esperanza: ellos quizá soñaron con construir una casa común para un pueblo.
LAS SEMILLAS Y CIMIENTOS UNA CASA / HOGAR COMÚN
Los vivos y los muertos convocados a una cena son los compañeros de viaje de una aventura que, finalmente, no concluirá nunca. Ángeles de una tierra retirada (víctima de la profanación de una tierra cuyos genios del lugar han sido exterminados a través del uso masivo de los insecticidas propios de las agriculturas industrializadas) y una ciudad en obras (víctima de unos “planes” de urbanismo que se confunden con la selvática rapacidad inmobiliaria), los muertos de la nueva novela de Mercè Ibarz tienen una realidad espiritual mucho más honda que la desalmada realidad material inmediata. Ellos son el cimiento último del hogar, la casa común de una patria por construir, más habitable para los vivos y los muertos.
Para ser exactos, los vivos del relato son muy “vivos”: seres camaleónicos, de piel curtida en los laberintos del poder donde se compran y se venden favores y servicios pagados con comisiones y / o fondos de reptiles. Los muertos están tocados con la gracia de los seres de profecía: su existencia espiritual hace más respirable nuestras vidas, amenazadas por las tormentas de basura y productos tóxicos que nos amenazan.
Ese diálogo forzosamente fallido entre los vivos (muy “vivos”: ellos son el rostro lívido de la muerte que nos asfixia con el manto sombrío de la realidad inmediata) y los muertos (que son el rostro olímpico de las cosas que no mueren nunca, lo bueno, lo bello y lo justo), terminará iluminando el íntimo hogar que la autora, Mercè Ibarz, está construyendo para dar cobijo y sentido a su obra, tirando los tabiques de formas arcaicas y carcelarias de vivir y escribir con gracia. Una casa común, un hogar, si, para ella, sus vivos y sus muertos. Que son todo un pueblo, unido a través de las cosas materiales e inmateriales que ella rescata convocando en un hogar construido con sus manos y su imaginación a los vivos y los muertos cuya existencia inmaterial hace realidad la ilusión y la esperanza de un mundo nuevo, que está en este, en esa casa íntima iluminada con la esperanza de la libertad. “La nit anuncia un dia clar per demà…”
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- Crítica literaria en este Infierno.
MI.Foto,MT.
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Le envio por correo certificado mis poesias completas, una caja de vino de Ribera del Duero y una foto que me hizo mi novio en las fiestas de Navalcarnero.
Cada vez que traes personajes como estos al blog, me haces que esté gran parte de la mañana ocupado en lo que desconozco y que tanto me atrae.
Esta escritora de la franja de ponent,y que tanto atrae a los nostálgicos de los països catalans, creo que es una escritora de gran calidad literaria.
Gracias por traerla a mi conocimiento.
Hoy acudo al oncólogo para la revisión semestral sanguínea. Esperemos que la parca esté alejada, al menos hasta que finalice la transición del neo-franquismo a la democracia.
Teresa, Juan…
Teresa,
… espero el sobre/paquete… si pudiera ser Vega Sicilia… El Vega Sicilia quizá me ayudase a pulir e iluminar mis galimatías.
Juan,
Seguro que,si,claro. Ye me / nos contarás. Cuídateeeeeeeeeeeeeeeeeeee
Q.-
Bueno, de momento hasta el próximo mes de Abril…
A las 16.30 h. seguramente contrataré con el Inserso un viaje a Palma de Mallorca.
Quiño, viaje por 240 €, 9 noches y pensión completa más viaje incluído en aeronave.
¡Tengo que celebrarlo!
Vente pá cá que eto e Egpanya…con crisis, sin crisis… es la rehotia.
Juan,
¡Me alegro…!
¡A celebrarlo…!!
Q.-
Recientemente he leído «La terra retirada», y me ha parecido una obra grandiosa.
Gracias a sus palabras y a Valentina en portada, no tardaré mucho en sumergirme en sus nuevas páginas.
Josep,
Avanti…!!!
Q.-
Querido Juan:
Me alegro de tu estado de salud y bienestar. ¡Buen viaje!
Acabo de escuchar en la TV TeleMadrid en el Programa «Las noches blancas» de Sanchez Dragó una interesante entrevista con Andrés García Trapiello sobre su último libro una reedición de «Las Armas y las Letras», sobre otro de Clara Campamor y también uno de Ramón Gaya «Obra Completa»…interesante dialogo entre ambos, me he acordado de ti Juan Pedro…
Ahora toca ir a la librería.
Un abrazo.
Vicente,
«No hay mal que por bien no venga…» Se agradece, oye. Abrazos,
Q.-