Assemblée Nationale, 30 noviembre 2010. Foto JPQ.
“¿Hacia donde va España..?”, me pregunta Michel Field en La Chaîne Info, intentando esclarecer -con otros colegas y algún embajador- el incierto futuro del euro y la crisis. “Hacia ninguna parte, que yo sepa”, le respondo.
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“España es víctima de tres crisis de fondo”, continúo, para seguir aproximadamente así:
–Una crisis económica grave, que es anterior a la crisis financiera mundial que estalló el verano del 2007. España es víctima de la ocultación de aquella crisis, de la ausencia de medidas para combatirla, durante años, y del sonambulismo nacional ante aquel desastre, que no ha dejado de agravarse.
–Una crisis de identidad nacional… catalanes y vascos plantean milenarios problemas de fondo, con un forcejeo que viene de siglos y nadie quiere plantear en su origen cultural primero. Esa crisis de identidad nacional tiene un costo económico grave: el Estado solo controla una parte minoritaria del gasto público global, cuando el gasto de las regiones / autonomías está más bien descontrolado.
–Una crisis de credibilidad exterior… desde hace años, el gobierno español tiene un crédito menguante en la escena internacional. Los inversores no creen que Zapatero sea capaz de solucionar unos problemas que él mismo ha agravado…
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-Imagino que todo eso suscitará grandes debates nacionales…
-¡Noooooo…! Los intelectuales viven en su mundo, hermético, a remolque de periodistas y políticos. Periodistas y políticos viven a remolque de las tertulias audiovisuales. Los novelistas escriben de la guerra civil y sus muertos, arrastrados como cacerolas comerciales. Los poetas, a lo suyo, con sus soliloquios intimistas. En los teatros, lo que abunda es la basura ketchup o las adaptaciones de muertos más o menos ilustres: lo más alejado de la realidad. La gran mayoría de los directores de cine apoyan a Zapatero.
Y si denuncias cualquierab de esos desastres te tildan de fascista, de extrema derecha. Lo peor, la masa, cada año más ignorante a medida que se incorporan las nuevas generaciones de hijos LOGSE, tan incultas e incapaces de hilvanar un discurso propio debidamente argumentado.
Por algo triunfa la telebasura del corazón y del «deporte», junto a las tertulias políticas con personas que de todo saben y de todo opinan.
Maty,
Anímate, hombre… la cosa puede estar peor, mañana…
Q.-
Lo que se escribe en la RED:
«Lo que causa el desprestigio de Andalucía es encender la radio y escuchar como los colonizadores españoles nos enseñan día y noche a hablar vallisoletano, llamándonos «catetos» en nuestras narices, porque luego dejan el andaluz para los chistes. Es que la Junta dé dinero en tiempos de crisis a fomentar la tortura de toros bravos en las plazas. Es salir en semana santa y ver como media Andalucía está llorando por el paso de un monigote con una cruz. Es ver que la cultura del subsidio y del mínimo esfuerzo está asentada. Es ver que en vez de tener una tierra repartida entre los jornaleros y trabajada mediante cooperativas con una auténtica reforma agraria, tenemos un sucedáneo, un subsidio, que sirve a su vez de granero de votos. Es salir a la calle cierto día de julio de este año y ver a millones de gilipollas disfrazados de rojo dando gritos como posesos porque una selección de fútbol ha ganado no sé qué».
..Y el griterío se oye a lo lejos, acercándose vertiginosamente.
Quiñonero, me pregunto en qué parajes andará en estos tiempos el rey (así en minúsculas). No puedo creer que estos no hagan nada para imponer un cierto rigor a los bichos-jefes que tenemos los españoles. Por otro lado, no son sólo los intelectuales los que están en su mundo, sino los millones de españoles que están sumergidos en sus deudas, familias, intereses y un largo etc. Creo que estamos ante una gran y masiva crisis de identidad, no solo económica sino también cultural(como bien dices) e incluso de profesión, buscando más el propio reconocimiento y un ¿saludable? estatus social, que para mi eso no vale ni un centavo. Los jovenes de hoy, como yo, no tenemos ni la cuarta parte de la fuerza vital que tenían nuestros padres y, ante esta ceguera, solo empujar y seguir al tuerto. Y siguiendo estamos, como bien dices: ¿Hacia donde?
Pura impotencia…
A.,
Qué decir…
1. No alarmarse toomuch. Un poco de lectura viene bien, para enterarse de qué va: ¡ya es mucho intentar comprender la catástrofe..!
2. Rudimentos de contabilidad (tanto tengo, tanto gasto, etc) son más que suficientes para comprender la catástrofe histórica que ha precipitado el presidente Zapatero.
3. Limpiar el coco de ideologías ayuda a ver con alguna claridad.
4. A partir de ahí, la dieta mediterránea y los vinos de la tierra, compartidos con los mozos / mozas del pueblo, debieran ayudar a recobrar las ganas de dar guerra, no dejarse amilanar y tirarse a la calle a intentar ganarse la vida con honradez.
Comprendo que todo esto es muy poco heroico: el heroismo viene después, cuando todo eso está amenazado por la realidad que basta con salir a la calle para descubrir en todo su lúgubre esplendor…
Q.-