TorreEiffel, Museo d’Orsay, y el frasco de Chanel número 5, unidos en la misma perspectiva, a mayor gloria del lujo y la cultura francesa. 26 enero 2011. Foto JPQ.

Hay antecedentes menos gloriosos… Mc Donald’s en el Louvre.

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El negocio ha impuesto metamorfosis que vienen de muy lejos: los museos franceses comienzan a generalizar el recurso a la publicidad de las grandes marcas del lujo nacional, para financiar reformas y trabajos.

Se trata de una relación comercial, publicitaria y cultural de inmenso calado: los museos nacionales “venden” el lujo francés. A cambio, el lujo francés recibe la unción de la alta cultura artística nacional, como bien ilustra el Museo d’Orsay, cuyas reformas están financiadas con la publicidad de Chanel número 5.

“El Museo d’Orsay se embellece” afirma la publicidad oficial del museo, al pie de un frasco de Chanel número 5 (el legendario perfume) que cubre toda la entrada de la institución donde se guardan los grandes tesoros nacionales de la pintura impresionista.

Hubo muchos otros antecedentes, de grandes marcas (Swatch, Ralf Lauren, etcétera) montando su publicidad en las paredes de otros museos o instituciones (Centro Pompidou, iglesia de la Madeleine). Pero la nueva política inaugurada por el Museo d’Orsay y Chanel es una muy otra cosa: Chanel paga facturas superiores a los 600.000 euros; pero, al mismo tiempo, el museo y la casa de alta costura venden los mismos productos: el lujo a la francesa paga las facturas de la cultura francesa, que ofrece su marca de prestigio a la moda nacional…

Tras la operación Chanel / Museo d’Orsay se espera una operación semejante en el Louvre, que proyecta realizar algunas reformas gracias al soporte publicitario de otra gran marca emblemática del lujo francés.

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Museod’Orsay, 26 enero 2011. Foto JPQ.