Por vez primera en la historia, la extrema derecha se cotiza como posible ganadora en la primera vuelta de las próximas elecciones francesas.
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Según un sondeo que publicará íntegro Le Parisien, este fin de semana, Marine Le Pen, candidata del Frente Nacional (FN), podría llegar a la cabeza de la primera vuelta de las presidenciales del 2012, con 23 por ciento de las intenciones de voto, por delante de Nicolas Sarkozy y de cualquier candidato socialista, que solo obtienen el 21 por ciento de posibles intenciones de voto.
A quince meses de la primera vuelta de las próximas presidenciales, ese sondeo “solo” marca una tendencia, pero es percibido como un aldabonazo excepcional, ya que la candidata de extrema derecha “amenaza”, al mismo tiempo, a Sarkozy y a todos los candidatos de izquierda.
Jean Marie Le Pen ya protagonizó un vuelco político excepcional, muy semejante, el 2002, cuando el candidato de la extrema derecha eliminó en la primera vuelta al candidato socialista, Lionel Jospin, que se cotizaba como posible vencedor de Jacques Chirac, en la segunda y definitiva vuelta.
El sondeo que este domingo publicará Le Parisen anuncia, sobre todo, una tendencia política de fondo, que no favorece precisamente a Nicolas Sarkozy, a quien todos los sondeos anuncian una caída excepcional de la popularidad personal, desde hace meses.
A quince meses de la primera vuelta de las próximas presidenciales, los sondeos pueden cambiar radicalmente, sin duda. La tendencia, sin embargo, desde hace algún tiempo, confirma la consolidación de un voto muy firme de la extrema derecha.
Marine Le Pen parece beneficiarse del voto convergente de varios sectores sociales: un electorado conservador decepcionado parcialmente de Sarkozy, un voto popular decepcionado de la izquierda, y un voto conservador tradicional, muy inquieto ante las perspectivas de la crisis. El “recentraje” de la nueva líder del FN, tras la retirada de su padre, en el último congreso de su partido, está consiguiendo imponerla como una figura central en el nuevo paisaje político francés, sean cuales sean las futuras intenciones de voto.
Joaquín II says
¿Y esta señora es, poco más o menos, como su señor padre?
Perdón Quino, pero no tengo mucha idea de lo que se cuece ahora en la ultra-derecha francesa… neo-fascistas? tradicionalistas?…
Un saludo.
JP Quiñonero says
Joaquín II,
La moza es hija de su padre. De casta le viene al galgo. Lo de neo fascistas parece que dice algo: pero no describe la realidad, que es evidentemente negra. La moza dice cosas delirantes sobre Europa y sobre casi todo, en un tono mega populista que cuela entre la gente más humilde, con un nivel cultural más bajo, víctima de la crisis… el FN es el partido donde hay más obreros poco calificados, en Francia,
Q.-
PS. MlP quiere que su partido rompa oficiosamente con extremistas todavía mucho más delirantes, del tipo extra derecha anti racaille.
lola says
Sí, me pregunto lo mismo que Joaquín. Ya sé que es abusar. ¿Cómo la ves? A ella, me refiero. Así a bote pronto…
Y, efectivamente, creo que pueden ser, deberían serlo, distintos el «neofascismo» y el «neo(¡je!)tradicionalismo». Aunque me temo que la popularidad en alza tenga sus entrañas en la xenofobia con lo cual ya casi está todo dicho.
JP Quiñonero says
Lola,
Nos hemos cruzado… MlP no tiene el talento histriónico ni la cultura de su padre, que era un orador temible. Ella, por el contrario, tiene una visión muy empírica de su trabajo. Ha impuesto un alejamiento táctico de los micro grupúsculos ultra radicales. Y está consiguiendo una aparente implantación pasiva entre obreros nada calificados y clases medias aterrorizadas por la crisis.
Dicho todo eso… las cosas que dice sobre Europa, la economía y Francia (salir del euro, renacionalizar la economía, etc.) son tan delirantes que, a mi modo de ver, no podrá ir muy lejos. Toda esa demagogia mega populista funciona entre la gente más humilde e ignorante, pero da miedo a la gente de formación cultural básica.
Es cierto que, en efecto, puede eliminar a Sarkozy o al candidato / a socialista, en la primera vuelta de las presidenciales. Pero, en la segunda vuelta, Sarkozy o el candidato socialista la eliminarían sin mucha dificultad.
Q.-