EduardoZamacois, Buenos Aires ¿1970? Una de sus últimas fotos.
-¿Eduardo Zamacois?
-El patriarca fundador de la novela erótica española. Uno de los escritores españoles más prolíficos y olvidados del siglo XX.
[ .. ]
EROTISMO Y ARTE
En su excelente prólogo a la tercera y mejor edición a las memorias de Zamacois, Un hombre que se va (Renacimiento), Javier Barreiro y Bárbara Minesso razonan la cosa de manera muy pedagógica:
Citando al maestro Andrés González Blanco, Historia de la novela en España desde el Romanticismo a nuestros días (1909):
“Eduardo Zamacois ha sido el creador de la novela erótica española, que más tarde ha llevado a su culmen y apogeo Felipe Trigo [ .. ] La obscenidad era erotismo antes que conociésemos a Zamacois. Él recogió el erotismo de los bajos fondos eróticos-editoriales en que se hallaba sumido y lo convirtió en motivo fecundo de arte”.
ME CONFUNDEN CON MIS ABUELOS
Citando al mismo Zamacois, cuando este se queja con melancolía del profundo desconocimiento que pesaba y pesa sobre su obra:
“De mis compañeros de entonces no alienta ninguno, yo sospecho que los escritores de hoy, salvo algunos cuantos (Saínz de Robles, Dámaso Santos, Francisco Bergasa, Juan Pedro Quiñonero, Lyla San Juan, José Antonio Flaquer, Federico Oliván…) no me estiman porque no me han leído”.
Madre del Señor… Zamacois me confundía con mis abuelos, o algo así.
El adolescente que yo era había leído la primera edición de Un hombre que se va (1964). Ese libro me encantó. Y me las arreglé para escribir a Zamacois largas cartas de admiración, en vísperas de su visita a España, tras tantos años de destierro. Cuando llegó, me escapé de casa y fui a verlo a Ateneo de Madrid. Al encontrarnos, Zamacois se quedó estupefacto, ante mi pelambrera de adolescente imberbe y el tufo de un viaje en auto stop de doce horas:
-¿¿¡¡Usted es Quiñonero…???!!! Estudie algo para poder ganarse la vida, y déjese de literaturas.
VIDA GALANTE
Pocos años más tarde, descubrí la cita de Zamacois en la segunda edición de su libro (1969). Siglos más tarde, la tercera edición de Un hombre que se va quizá sea la definitiva. El prólogo de Javier Barreiro y Bárbara Minesso es una excelente introducción histórica y biográfica. José Ignacio Cordero Gómez le consagró su tesis doctoral, dirigida por Andrés Amorós, La obra literaria de Educaro Zamacois (Universidad Complutense).
Zamacois escribió más de ciento veinte libros, novelas, teatro, cuentos, relatos de viajes, sucesivas memorias, qué se yo. Fundó y animó varias publicaciones legendarias, como Vida Galante y El cuento semanal, que hasta dió nombre a una generación de escritores.
A decir verdad, por mi parte, no he leído ninguna de sus numerosas novelas eróticas. Si leí y guardo un magnífico recuerdo de media docena larga de sus novelas de corte más naturalista, como Memorias de un vagón de ferrocarril o El asedio de Madrid. La suya es una obra de proporciones muy fuera de lo común, de indispensable recuperación.
DEDICATORIA
La dedicatoria de Un hombre que se va me devuelve intacta la poderosa fragancia que ya me sedujo en mi adolescencia:
“A los Trasatlánticos y los Expresos, que me descubrieron las anchuras del mundo. A los Puertos y los Andenes, donde mi corazón aprendió a saborear el dulce amargor de las despedidas.
A mis hermanos los Caminos, que tantas veces me engañaron deliciosamente con la promesa de llevarme hacia lo que buscaba… y estaba en mí.
Y también a la memoria de aquellos Camaradas de juventud cuyas manos pródigas estreché tantas veces, y hoy reposan bajo tierra, desdeñosamente abiertas, en ese gesto con que la Muerte parece decirle a la vida que todo debe darse”.
DESTERRADOS EN UNA CIUDAD INVISIBLE
Hummmm… cuando, hace días, volví a leer esas frases, tantos años después, advertí, un poco emocionado, hasta qué punto esa elegía pudo influir en mí. Y volví al barrio de Zamacois, que también fue el mío, sin que yo lo supiese, entonces, para fotografiar la fachada de su segundo hotel, tan próximo a los domicilios de Paul Verlaine, Francisco Ferrer Guardia, Max Aub, Julio Cortázar, Michi Panero y hasta yo mismo, el último en perderme por las mismas calles de una ciudad invisible.
[ .. ]
RuedesPetitesÉcuries, 4 marzo 2011. Foto JPQ.
Gatopardo says
Que hermosura es no escamotear la memoria de lo que nos constituye.
Gracias por acordarte de hablarnos de Zamacois.
JP Quiñonero says
Gatopardo,
La deuda es mía, al leerte, tan generosa…
Q.-
Margarita says
Estimado colega:
Desde Buenos Aires, donde Zamacois pasó sus ultimos años (y algunos de los juveniles), lo consulto sobre un dato: ¿estuvo de visita en Madrid nuestro escritor en la década del 60? En la 2ª ed. de sus memorias (1969) aparece una carta donde se disculpaba por no aceptar la invitacion que se le hacía, por su edad.
Gracias por la informacion.
JP Quiñonero says
Margarita,
No tengo a la mano esa edición de las Memorias de Zamacois. Pero si recuerdo bien… que Zamacois estuvo en Madrid hacia 1966 o 67.
Q.-
joaquim says
Hola, estuvo en Barcelona seguro, a finales de los sesenta, porque era tio tatarabuelo mio y en su viaje visitó la casa de mis abuelos, que eran sus, decia él, únicos parientes vivos. aunque de esto último no creo que estuviera muy seguro, o fue una de sus amables boutades. saludos
JP Quiñonero says
Joaquim,
Ahhhhh… es muy emocionante tu lectura, parentesco y comentario en este Infierno,
Q.-
PS. Igual podías contar cosas sobre todo eso…
joaquim says
Hola,
la verdad es que debió ser un hombre extraordinario. Por su culpa -por sus libros- me he apuntado a todos los bombardeos que se han organizado cerca mío. Cuando volvió a España en el 66 -creo, no estoy seguro del año, pero era a finales de los sesenta- se llevó una tremenda decepción. Estuvo en Madrid con Paco Umbral, que le hizo de cicerone y le entrevistó, pero ya no era el Madrid bohemio que él tenía en la cabeza y que había dejado a finales de la guerra. Eso lo he leído varias veces en algún volumen de Umbral. La verdad es que es una pena que de toda su obra no se haya reeditado nada, cuando en su tiempo fue una especie de superventas. La calidad literaria es indiscutible, su obra es muy personal y la temàtica de algunos de sus libros, como la Antorcha Apagada o los Vivos muertos, sigue vigente. Enfin, es una alegría saber que hay gente que le recuerda. Un abrazo.
JP Quiñonero says
Joaquim,
Análisis razonable, si.
A mi modo de ver… Zamacois fue víctima -tras sus visitas- del arcaismo de sus valedores, que, por otra parte, conocían muy mal su obra.
También pienso que esa obra está por rescatar, sin duda,
Q.-