En otro tiempo, en ese café se reunían refugiados españoles, anarquistas, pistoleros, gente subversiva y hampesca.
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Quizá fue el primer café de la antigua Place du Combat, mucho antes de llamarse Place du Colonel Fabien.
García Oliver cuenta en sus memorias, El eco de los pasos, que hubo un centenar de cafés como el Café du Combat. Carlos García-Alix me descubrió su existencia, siguiendo la pista de Felipe Sandoval, Vigo, Buñuel, Carlos García-Alíx, pistoleros, anarquistas y…, El honor de las injurias y el Libro que vendrá.
El Combat se llama hoy Chez Fabien, y es un café tranquilo y acogedor, donde emigrantes gallegos se cruzan con emigrantes magrebíes y africanos, en un edificio que está en obras, en una plaza que ya es otra plaza, en un barrio que es otro barrio, pero sigue siendo una tierra de nadie que ya exploró a su manera el Baroja “surrealista”, Barojiana.
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Quede constancia de mi gratitud, para los gerentes de Chez Fabien y sus cordiales clientes. Suerte…
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ChezFabien/PlaceduColonelFabien, 29 de marzo y 2 de abril 2011. Fotos JPQ.
- Un discípulo de John Cassavetes rastrea las huellas del Baroja surrealista en París.
- París, Belleville. Un personaje de leyenda.
- París, Belleville, polvorín de la revuelta árabe.
- Fotografía y París en este Infierno.
Buenas. Enhorabuena por su trabajo. Ayer escuché en la SER el programa que hacían desde el Instituto Cervantes en París. Es una pena que no contaran con usted. Hubo un momento en que se inspiraron en un libro suyo. Si tiene tiempo escúchelo.
Le recuerdo desde el «Matinal Cadena SER» y su resumen de prensa a finales de los setenta. Creo que era con José Joaquín Iriarte. Entonces yo era pequeño y pensaba lo mucho que debía usted madrugar. Eran otros tiempos.
Pd. En «El misterio de Ítaca» hacía usted un repaso sobre españoles en París. Era emocionante.
http://www.cadenaser.com/a-vivir-que-son-dos-dias/
José,
Uauuuuuuuuuuuuuuuuu… sigo madrugando: la locura humana tiene incontables rostros. También me emociona un poco tu recuerdo de mis viejos curros y mi viejo libro.
Graciasssssssssssss,
Q.-
PS. Matiz, la cosa en la SER data de los primeros ochenta. Creo que fui el segundo corresponsal en nómina, tras Julio Camarero.
Perdone. Es una prueba de mi memoria. ¿Colaboró con Iriarte y posteriormente con Gabilondo en «Matinal» y el «Hoy por hoy»? ¿Posteriormente fue con Del Olmo en Onda Cero? Después, creo que dejó la radio, desgraciadamente. Era muy personal, tanto su forma de contar las cosas, como su voz. Quizás se liberó de una carga de trabajo, pero algunos oyentes le echamos de menos.
José,
Hummmmmmmmmmmmmmmmmmm… OK en todo… en Matinal, estuve antes y después de Iriarte, curré con Gabilondo y con del Olmo, efectivamente… es un trabajo que hacía con gusto, incluso volvería a hacer con gusto. Dicho eso, la radio es muy esclava y frustrante. De no estar Muy Bien Pagada, la cosa reclama demasiado curro. Por otra parte,los vedetos de la cosa NO quieren a nadie que pudiera hacerles sombra. Del Olmo, por ejemplo, me obligaba a enviarle un fax con lo que yo escribía… y el cortaba y preguntaba Solo lo que a él le interesaba. Hasta que me harté,
Q.-
PS. Se agradece el recuerdo, oye.
No tenia ni idea de esas historias de radio. Pero estos microrelatos, o microcortos suyos siempre me gustan y descubren nuevos mundos.
Q: Cafés, plazas, hoteles, rincones del exilio, vidas y huellas rescatadas del olvido en este deambular tuyo por Paris.
Y aquel viejo libro que citaba José. Todo esto me ha hecho recordar el pasaje que sigue de sus páginas finales.
Al final me confirma lo que pensé en aquella época. Los «divos» no consienten personas más brillantes que ellos. Pensé que era un desperdicio que no estuviera en la radio, pero se entienden las causas. Era una gozada escucharle entonces y es un lujo leerle ahora.
Teresa, Enrique, José…
Teresa,
Mujer… lo de microcortos es un género que debiera tener futuro para los nuevos cineastas, fotógrafos, documentalistas. Ser capaz de cultivarlo ya me hace muucha ilusión.
José,
Bueno, es para mí un honor y una Gran Alegría leerte, si, con mi gratitud, claro.
Enrique,
Hummmmm… vuelvo a leer esas palabras, ¡incluso me gustan…! y parece que soy quien las escribíó: ahí están todos mis vagabundeos, si, incluso mucho más, sobre mí mismo, que tu me recuerda con tanta amistosa generosidad. Graciasssssssssssssss
Q.-