Las raíces últimas del escándalo sexual de Dominique Strauss-Kahn (DSK) se pierden en la oscuridad de una biografía maquillada con mucha salsa rosa caviar.

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Bulevar Saint-Germain, 20 mayo 2011. Foto JPQ.

LA ELITE SOCIALISTA SABÍA

Seducción, sexo, mujeres, poder, lujo, riquezas, tráfico de favores no siempre consentidos, implacables relaciones de fuerza, se cruzan de manera inextricable en la vida de Dominique Strauss-Kahn (DSK), desde la infancia hasta la cúspide de la influencia internacional y su dimisión como director general del Fondo Monetario Internacional (FMI), acusado de un turbio escándalo sexual.

La más influyente élite socialista francesa, integrada por ex ministros, altos funcionarios, dirigentes de grandes bancos e instituciones, directores de periódicos y cadenas de radio y tv, hace muchos años que conocía los temibles riesgos de esa tela de araña, pero prefirieron callar, como las tres sucesivas esposas de un hombre perdido, finalmente, por unos impulsos de los que existen numerosos antecedentes y testimonios.

DSK nació en Neuilly, en la periferia más acomodada de París, pero creció entre Agadir (Marruecos) y Mónaco, donde su padre ejercía como consejero jurídico y fiscal de marroquíes y tunecinos ricos, con mucho dinero para invertir o gestionar discretamente.

CONSEJOS FISCALES EN MÓNACO

Michel Taubmann, biógrafo muy político de DSK, ha sido el primero de evocar los primeros años de formación, en Agadir, en una suntuosa mansión familiar donde los Strauss-Kahn ofrecían fiestas con mucha frecuencia, para cuidar  con mucho celo las relaciones amistosas y comerciales.

“Agadir fue el paraiso, para mi y mis hermanos”, diría ya famoso DSK, recordando una infancia dorada. Una gobernanta políglota enseñó a los niños el inglés y el alemán que más tarde le serían muy útiles. Sus primeros rudimentos de árabe y español datan de aquellos años, igualmente. La familia también tenía un mayordomo, una cocinera, varias sirvientas. El legendario terremoto de Agadir, en 1960, puso fin a aquellos primeros años dorados.

Franceses, de origen alsaciano (el padre) y tunecino (la madre), los Strauss-Kahn no volvieron a Francia. Buena parte de la clientela magrebí del padre residía en la Costa Azul y Mónaco, donde el padre de DSK prefirió instalarse, como consejero jurídico y fiscal, para estar más cerca de una clientela de grandes fortunas. Por aquellos años, Mónaco era la residencia de paso de muchos millonarios, que “refugiaban” inmensas fortunas amparándose en el sistema fiscal de un principado donde personajes como Aristóteles Onassis organizaban fiestas y saraos.

“YO NO HUMILLARÉ A MI ESPOSA DE ESE MODO…”

En ese Mónaco creció DSK, instalado en una lujosa residencia frente al mar, estudiando bachillerato en el instituto Alberto Primero de Mónaco, visitado frecuentemente por la princesa Grace y su pequeña corte familiar.  DSK descubrió las dramáticas tribulaciones del amor en ese escenario. Una tarde de primavera, el futuro presidente del FMI, mujeriego empedernido, descubrió, horrorizado, que su propio padre se paseaba dando el brazo a una de sus amantes, por el paseo marítimo de Mónaco, sin importarle mucho la sensibilidad de su esposa y sus hijos.

Según uno de sus biógrafos, DSK, al borde de las lágrimas, le dijo a su primera novia y futura esposa:

-Yo no humillaré a mi mujer de ese modo.

DSK no tenía veinte años. Pero su madre ya había sufrido de las infidelidades sin decoro de su esposo, que pronto decidiría abandonar Mónaco, para instalarse en uno de los rincones más caros y selectos de París, en los altos del Trocadero, no lejos, precisamente, de una de las residencias familiares de los Grimaldi reinantes en Mónaco, donde residirían, años más tarde, las princesas Carolina y Estefanía.

“ME VEO DE MINISTRO O PREMIO NOBEL”

Bachiller, ya en París, el joven DSK no sintió ninguna tentación por izquierdismos ni locuras políticas de ningún tipo. Su padre le compró un coche y un piso, se casó con su primera novia de Mónaco (Hélène Dumas, madre de sus tres primeros hijos) y comenzó a estudiar en una selectísima escuela de negocios, la HEC (École des hautes études commerciales), donde trabó amistad con muchos de los futuros grandes patronos de Francia.

DSK todavía estudiaba cuando estallaron las legendarias jornadas del mes de mayo de 1968. “La revolución está muy bien. Pero antes tengo que terminar la carrera”, cuentan sus biógrafos que habría dicho DSK del “tumulto estudiantil”, perfectamente ajeno a su sensibilidad de joven mucho más proclive a los más selectos deportes (tenis, esquí), consagrado a labrarse un destino glorioso.

Cuando los alumnos de fin de carrera en la HEC fueron invitados a comentar sus aspiraciones, en clase, DSK afirmaría:

-Personalmente, me veo bien como ministro de Finanzas o premio Nobel de economía.

CAUSA POLÍTICA ASCENDENTE Y MARKETING

Durante unos años, el DSK se inclinó por la enseñanza, invitado muy joven a dar cursos en la californiana Standford University. Por aquellos años, el economista brillante llevaba barba, fumaba en pipa, y publicaba severos artículos en revistas especializadas. Hasta que la tentación de la política le descubriese el erotismo del poder, en la burocracia del PS de François Mitterrand.

El economista más brillante de la más selecta escuela de negocios se dejó arrastrar hasta los oscuros pasillos de un partido muy atractivo. Al final de los años 70 del siglo pasado, era evidente que Mitterrand llegaría al poder. Y DSK decidió que era el momento de entrar en política, poniendo su talento al servicio de una causa política ascendente.

Durante poco más de un quinquenio, DSK pasó de la insignificancia política a los más altos cargos de la burocracia socialista, incluso llegó pronto a ser ministro de Mitterrand (Comercio, Industria). Abandonada la carrera del futuro premio Nobel, se abrían las perspectivas de burócrata controlando un mega ministerio de la japonesa. Había llegado la hora del primer divorcio. Una esposa provinciana fue sustituida por una ambiciosa burguesa, directora de una influyente agencia de comunicación política, Brigitte Guillemette.

MÁS FAMA, NUEVA ESPOSA, MILLONARIA

-Cuando DSK aparecía en las reuniones del partido con sus nueva esposa, sus aires de burguesa rica causaban espanto entre los militantes -comenta hoy un funcionario del PS que prefiere guardar el anonimato.

Ministro, ex ministro, DSK proseguía al mismo tiempo, su carrera de hombre de mundo y consejero de grandes empresarios. Todo le sonreía durante los años 90 del siglo pasado. Salvo lo esencial: DSK caía muy mal entre los electores a quienes el ambicioso ministro socialista pedía ser elegido alcalde o diputado. Nada grave. Madame Strauss-Kahn puso la agencia de comunicación más influyente de París al servicio de su esposo, que terminó alcanzando la primera de sus ambiciones juveniles.

Madame sería pronto abandonada. Convertido en una estrella emergente del socialismo francés, DSK conoció en un estudio de tv a una periodista millonaria, famosa, Anne Sinclair, en el cénit de su fama, indisociable de los dos mandatos presidenciales de François Mitterrand. Ella, casada con un periodista político, encontró en DSK al hombre brillante y ambicioso que más correspondía con sus ambiciones personales. Él, camino del olimpo político, encontraba la nueva esposa que debía instalarlo definitivamente en el club muy cerrado de los posibles candidatos a la presidencia de la República.

“ESPAÑA, QUE PAÍS TAN HERMOSO”

En 1997, Lionel Jospin, primer ministro socialista, cohabitando con un presidente conservador, Jacques Chirac, nombró a DSK ministro de Economía e Industria. Fue su primer gran momento de gloria. Y el principio de un inconcluso calvario.

El ministro más influyente de su tiempo se vio forzado a dimitir, atrapado por un oscuro escándalo de sueldos mal justificados (600.000 francos de la época cobrados de un sindicato estudiantil, socialista). Por aquellos años, DSK incluso “seducía” a los hombres.

En una rueda de prensa, celebrada con Rodrigo Rato, en París, DSK respondía de manera brillantísima en francés, inglés y alemán. Irritado, ante tal petulancia, me “atreví” a hacer una pregunta en español de pueblo murciano. Sin pestañear, DSK, me respondió…

–Le agradezco su pregunta, justamente, debo decirle que… y siguió una lección de economía, en un castellano de Valladolid, aproximadamente. Al terminar la rueda de prensa, Rato se marchó sin cruzarse con la prensa. DSK se apresuró a saludar a la “canallesca”. Al cruzarme, me cogió del brazo, y me susurró: “España, qué país tan hermoso…”

LAS NALGAS DE UNA PERIODISTA

Entusiasmado, di rienda suelta a mi simpatía por el ministro. Una colega de RTL me respondió: “Quiño, no te fíes. A las chicas nos engaña de la misma manera, o peor. A todas nos da su teléfono móvil y nos invita a llamarlo a cualquier hora del día o de la noche. Luego, nos propone cenar, a solas”. Pensé que se trataba del “rencor” de una colega resentida.

Años después, Jean Quatremer, corresponsal de Liberation en Bruselas, escribe: “He seguido a DSK desde su época de ministro de Finanzas. Y lo he visto en muchas ocasiones ligar a las colegas, en términos muy equívocos. Todo el mundo lo sabía. Pero todos callaban”. Y otra colega que trabaja para un gran diario francés declara a Closer: “Cubriendo las elecciones regionales del 2004, me encontré atrapada en un gentío. Y sentí, avergonzada, que alguien me estaba metiendo la mano entre las nalgas. Me di la vuelta, horrorizada: quien intentaba meterme mano era el mismísimo DSK”.

POLÍTICA Y SEDUCCIÓN

Ya consagrado como el mejor candidato socialista contra Nicolas Sarkozy, el 2008, Aurélie Filipetti, diputada socialista, declaró al diario suizo Le Temps: “Guardo un recuerdo muy penoso de una tentativa de “ligue”, muy grosera, de DSK. Desde entonces, siempre he evitado encontrarme con él en una habitación cerrada”. Su esposa, Anne Sinclair, no desconocía la fama creciente de su esposo, en la cúspide de la influencia nacional e internacional, y respondió al semanario L’Express: “Para un político, es muy importante ser un gran seductor”.

Arte de la seducción con muchos rostros. Dar millonarios consejos comerciales a la elite empresarial francesa. Convencer a la elite socialista de su liderazgo político contra Sarkozy. Convencer a Sarkozy para que Francia presente su candidatura a la dirección general del FMI. Seducción que también tenía rostros menos amables.

SOCIALISMO CAVIAR Y SIRVIENTAS NEGRAS

La periodista Tristane Banon, hija de una diputada socialista, ha contado en radio y tv como DSK la invitó a tomar una copa, a solas, en un apartamento propio, vacío, con una cama un un televisor. El ex ministro y director del FMI la arrastró por el suelo y terminó arrancándole el sujetador. “Parecía un chimpancé excitado” dice Banon. Por las mismas fechas, el Wall Stret Journal descubrió el acoso de una funcionaria del FMI, que terminó aceptando relaciones sexuales “sin entusiasmo”.

En París, esas tentaciones del más famoso líder socialista no eran un secreto. El escándalo sexual neoyorquino ha terminado permitiendo las primeras confidencias de fondo.

Daniel Cohn-Bendit declara: “Yo tenía a DSK por el mejor candidato. Pero algunos amigos me anunciaban una catástrofe, graves “razones personales” que terminarían precipitando una catástrofe”.  Elisabeth Guigou, diputada socialista, ex ministra de Justicia, afirma: “Todos conocíamos la reputación de Dominique, incluso como libertino”. La abogada socialista Gisèle Halimi comenta: “Estoy avergonzada del comportamiento de mis amigos socialistas, que han hecho una “piña” defendiendo a este personaje, olvidándose de la víctima, una mujer sola, pobre, amenazada. Es a ella a quien va mi primera compasión”. [ABC, 22 mayo 2011. JPQ, El día que DSK bajó a los infiernos].

• Sexo y política: el «modelo» Dominique Strauss-Kahn.
• Los calcetines del Papa, los trajes de los banqueros de Wall Street y el socialismo (francés).

• Madame Strauss – Kahn, izquierda y tragedia caviar.

• Francia y Personajes en este Infierno.

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PlazadeSaint-Germain-des-Prés, 20 mayo 2011. Metamorfosis de Saint-Germain-des-Prés.