Halle Freyssinet, 22 octubre 2011. Foto JPQ.
Compañera sentimental del hombre que puede ser presidente.
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Para una hija de familia numerosa, como Valérie Massonneau – Trierweiler (Angers, 1965), con padre inválido y madre cajera en comercios de provincias, llegar a jefa del servicio político de un semanario parisino como Paris-Match fue una gran aventura. El amor puede llevarla mucho más lejos: hasta los aposentos privados del Elíseo, donde hoy “reina” Carla Bruni y en otro tiempo “reinó” Eugenia de Montijo.
Los Massoneau vivían de la pensión de invalidez del padre: a los 13 años había saltado sobre un obús de guerra y perdió una pierna. La madre tuvo diversos trabajos para sacar adelante a sus seis hijos, que estudiaban juntos en la mesa del comedor de una casa de ciudad de provincias con pocos recursos.
“No teníamos dinero; pero nunca nos faltó de nada”, confiesa hoy la compañera sentimental de François Hollande, el candidato socialista a la presidencia de la República, el segundo hombre de su vida, ya que, joven ambiciosa, Valérie Massonneau dejó muy pronto la provincia para conseguir en París un modesto diploma de estudios superiores especializados en ciencias políticas. Un título con pocas salidas profesionales, pero suficiente para comenzar una carrera periodística que, con algunos esfuerzos, la llevó Paris-Match (más especializado en cuestiones del corazón que en la cobertura de la actualidad política), donde conoció al primer hombre de su vida, Denis Trierweiler, secretario de redacción y padre de los tres hijos de una señora rubia, de muy buen ver, que comenzó por interesarse profesionalmente por Ségolène Royal, la madre de los cuatro hijos de François Hollande.
Ségolène era ministra de Mitterrand, joven, guapa y ambiciosa, casada con un burócrata calvo pero chistoso. Fue Valérie (Trierweiler, tras su matrimonio) quien “inspiró” para Paris-Match un legendario reportaje rosa: Ségolène, recién salida de la clínica donde había dado a luz al cuarto de sus hijos, acompañada de un marido fiel consagrado a la carrera de su esposa.
Durante dos o tres años, los Hollande (François y Ségolène) y los Triwerweile (Denis y Valérie) fueron más o menos amigos, incluso cenaban juntos, con los siete hijos de las dos parejas. Hasta que François y Valérie se metieron en la misma cama. Y comenzaron a vivir una historia de amor adúltero que estalló en el momento más inoportuno: el otoño del 2006, cuando Ségolène fue elegida candidata socialista a la presidencia de la República y su esposo decidió consolarse en el lecho de su amante, obligada a cubrir profesionalmente la fallida aventura de Ségolène.
Derrotada Ségolène por Sarkozy, el mes de mayo del 2007, la pareja Hollande / Trierweiler decidió dejarse ver y fotografiar, incluso en bañador, aquel tórrido y nefasto verano que Ségolène vivió como una catástrofe, consolándose con un empresario que no consiguió poner fin a sus ambiciones personales, siempre enfrentadas a las de su ex.
Valéry, por su parte, ha seguido ascendiendo. Sin llegar muy lejos. Ha abandonado la crónica política por la crónica cultural, en el mismo Paris-Match de siempre. Gracias a un padrino influyente (Philippe Labro, novelista y gran reportero, una leyenda local), consiguió un puesto de cierta relevancia en una minúscula cadena de tv, Direct 8 (apenas un 2 % de audiencia nacional), donde presentó un programa de entrevistas políticas vagamente impertinentes, de una influencia sencillamente nula.
Durante la campaña de las elecciones primarias del PS, Valéry Massonneau – Trierweiler ha preferido evitar los focos de la actualidad triunfal de su compañero sentimental. Todavía es reconocida por el apellido de su primer esposo. Pero Hollande -no es un secreto- no es “adicto” al matrimonio. Pequeño detalle que pudiera ser una novedad excepcional, si el candidato socialista venciese a Nicolas Sarkozy en el duelo a muerte política que los enfrenta por el Elíseo, el palacio donde Valéry pudiera suceder a Eugenia de Montijo y Carla Bruni si su historia de amor terminase definitivamente bien. Veremos. [ABC, 27 octubre 2011. Foto JPQ, La otra Carla Bruni].
Estas élites de políticos profesionales franceses, dan para muchas semanas, holas y vanitatis.
J.Moreno,
Esta señora se lió con el señor Hollande cuando el señor Hollande era señor Royal y era la señora Royal la que mandaba mucho. Apostar por el caballo perdedor merece un respeto, oye. Para colmo, el antiguo caballo perdedor se ha convertido en caballo ganador cuatro o cinco años más tarde, un respeto, te digo, sigo, si,
Q.-
Incluso hay un poquito de picardia en el rostro.
Laura,
Se trata de una mujer que sabe mucho de la vida,
Q.-
Querido Q.-,
me encantan tus crónicas de sociedad,además de las otras, claro está, pero con esta lluvia, este cielo plomizo, este frío y el paro ascendente… Es una gran distracción. Genial, eso de imaginar a dos parejas con sus ¡7 hijos!, cenando juntos, para luego dividir el grupo en contra de toda ley divina… El camarote de los hermanos Marx, en comparación, es una iglesia recoleta. Si me permites,unos comentarios. Cuando se apuesta por un señor «calvo pero chistoso» y, además, político, no es un caballo perdedor. Tarde o temprano acabará ganando, o en política (aurea mediocritas, que son los que siempre ganan) o en lo otro: ya sabes que si haces reir a una mujer la tienes conquistada. La señora V M-T sabía bien lo que hacía.
Me pregunto, no obstante, como siempre me he preguntado (pero en esto estoy anticuada) qué necesidad tiene una mujer, además tan guapa, de liarse con el marido de «una amiga» habiendo, como hay, tantos hombres en el mundo. De alguna manera, eso me resulta incestuoso.
Y, finalmente, lo más importante. ¿Cómo es que en una sociedad como la francesa las mujeres pierden su apellido o añaden, desde hace unos años, como si fuera un progreso, el de su marido al suyo? En una sociedad con tantos divorcios ¿quién se queda el apellido del marido si hay varias compañeras? Prefiero el sistema español: padre y madre. He leído en algún lugar que nuestra costumbre procede de la tradición árabe, pero no lo sé y me gustaría saberlo. En cualquier caso, aunque te cases 4 veces, tus apellidos no cambian. Y tu «linaje», tu filiación, es inalterable (ADN, Dios mediante), permanece.
En fin, he utilizado el Firefox, en una versión tan antigua como el primer amor de Hollande, pero es para congraciarme con Maty, sin ninguna esperanza, por supuesto.
Un abrazo
Carmen
Querida Carmen,
Qué ilusión me hace tu generosa complicidad.
Comparto tus dudas y reservas sobre la cosa de los apellidos. Le he planteado la cuestión a un montón de mujeres de muy diversa condición, cultura y sensibilidad… todas se han sorprendido de mi sorpresa. En este caso, la cosa tiene matices propios… Madame conserva el apellido de un hombre del que está divorciada.
Hoy descubrí un caso más peregrino que tiene un «traslado» casi imposible para los lectores conservadores españoles…
Es el caso de una pareja que tiene hijos. Pero él ha ha cambiado de sexo: el padre de sus hijos es hoy una mujer. Y esa mujer de nuevo cuño quiere tener la guarda de los hijos del hombre que ella misma fue.
Otro caso… ¡una monja que ha escribo un libro para dar consejos sexuales a los matrimonios..!!!
Q.-
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Tanto en Firefox como en Google Chrome puedes importar los favoritos/marcadores durante su primera instalación o posteriormente.
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En Windows, Google Chrome 15.* es el más rápido de los navegadores. -> http://www.google.com/chrome
Querido Q.-,
Muy bien… Viva la confusión ¿podemos decir otra cosa?
Me sorprende que las francesas se sorprendan con tu pregunta, pero como tú dices, «Bueno…». Hay que dejarlas por imposibles.
Me encanta lo de la monja. Me gustaría charlar con ella. Aunque, supongo, que es uno más de los «irreductibles» (como yo) que nos rodean, a Dios gracias, para ponernos a prueba y ganar el cielo. Aunque el clero, a pesar de todo, es más inofensivo que los políticos, todo tengo que decirlo, sobre todo yo, que vengo de una familia que si te contara… desde obispos hasta monjes y monjas de clausura, pasando por misioneros y clero menor. Por eso me merecen mucho respeto, aunque conozco sus defectos, muy escasos al lado de la política. La labor de enseñanza de la Iglesia y, también su generosidad para quien se «salía» de ella, en tiempos difíciles del franquismo, para los «pobres» de España que sólo podían estudiar con ellos o emigrar, nunca ha sido valorada en lo que merece. Sólo se acuerdan de ellos para esos casos morbosos de,digamos,»abuso sexual», sumamente escasos, al menos entre la gente que yo he conocido, aquí en España, y he conocido mucha. Me parece injusto meter a todos «en el mismo saco». Y me parece una estupidez la reflexión de Almodóvar si es que este hombre reflexiona alguna vez, en una de sus películas.
En cuanto al cambio de sexo, seguimos a EEUU. En 2004 la Universidad anglófona de Concordia, en Montreal, dio un puesto de profesor de estudios queer (o algo así)a una persona porque precisamente los padres del postulante estaban en la situación que tu describes. Me lo contaba una profesora, feminista pero, a pesar de todo, con sentido común y chocada por el hecho de que tal decisión se hubiera tomado a partir de «una experiencia vital» y no de un curriculum.
Veamos el lado bueno. El mundo nos reserva muchas sorpresas. Quizás agradables.
Un abrazo
Carmen
PD: de todas formas, tengo amigas en Barcelona y se han adelantado mucho a los cambios franceses. Por otro lado, lo más importante: añades el nombre de «tu» marido cuando significa Poder, si no, ¿para quë?
Querido Maty,
mañana, a primera hora, que parece que el tiempo va a mejorar, seguiré tus recomendaciones. Si tengo problemas, ya te escribiré a tu correo. Cualquier cambio que hago suele traerme incertidumbre, sorpresas, pero bueno, ya sabemos que, «la vida te da sorpresas…», y menos mal.
Muchas gracias Maty por tus consejos y, siempre, por tu generosidad.
Carmen
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Querida Carmen,
Esos temas de «sociedad» tocan fibras tan sensibles que es dificil abordarlos con serenidad. A título personal, estoy curado de espanto. Pero evito cualquier roce. Incluso he fotografiado con simpatía a parejas homosexuales con su niño en brazos. Con las musulmanas ocurre otro tanto… se trata de cuestiones inflamables, que solo abordo a través de la imagen, ocasionalmente,
Q.-