La vieja dama no solo se maquilla con basura; también retoca sus labios con las heces del odio.
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Me tiro a la calle, para airearme, tras el horror del odio y la basura de caballo audiovisual en no sé cuantas cadenas de radio y tv.
Me voy al cine: me toca en suerte una película filmada con dinero público, aventando odio guerracivilista.
Pego un vistazo a la prensa de la mañana: aquí y allá, la podredumbre del odio salta a la vida con ánimo sectario incluso en las mejores familias filantrópicas.
Quizá estoy muy «sensible»: me sorprende la indiferencia ante la atmósfera mefítica del odio, que también es un negocio, que todo lo pudre sembrando odio y basura de caballo:
- Anales de Caína en este Infierno.
Sólo a tí se le podría ocurrir ir al cine a ver una película española -vade retro satanás. De hacerlo, hay que esperar el boca oreja, pues lo más probable es que sea un bodrio.
Maty,
Algo así, efectivamente: mi deseo de estar en «contacto» con la «realidad» tiene esas cosas, estos soponcios, qué quieres,
Q.-