Un maestro, oigan.
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Como los grandes maestros, sencillo, sabio, trabajador, locuaz, son gran sentido del humor y la diplomacia, cultivada a las puertas del Infierno, en Beirut y todo Oriente Medio, Tomás Alcoverro, Diario de Beirut.
Mis respetos, Maestro.
Avanti..!!
Tanatorio de Les Corts, 16 noviembre 2011. Foto JPQ.
- Retrato improvisado de Elias Sanbar.
- Retrato improvisado de Hanin Zoabi.
- Mujeres palestinas, mujeres, mujeres…
- Retrato improvisado de un judío ortodoxo.
- Las musulmanas y la revolución en curso, 2.
- Fotografía en este Infierno.
Absolutamente, sí (en los comentarios).
Sí, me disculpo por lo críptico: eso era. Lo mío, por la premura, siempre mala consejera. Intento ser fiel a pasar por tu paradeta en la medida de mis carreras. De Alcoverro se podía parafrasear aquello de «que veinte años no es nada, que es febril la mirada…» Gran profesional.
Jesús,
Estaba / está claro, si. Y tu rigor siempre es tannnn de agradecer. En el caso de Tomás, habría que modificar la letra… «que treinta años..»
El tío sigue tan pancho,
Q.-
Quem me dera…
Bon dimanche. Yo iré a votar, al estilo Indro Montanelli, sospecho:
como cantan por casa los Antònia Font.
Jesús…
Avanti… pues.
Moi, no he votado ni votaré. Mis hijos dicen que tengo un peligroso comportamiento asocial. Mi mujer me insta a comportarme catalana y «cívicamente». Mis arrumacos vía Balckberry no sirven para nada: «¡Eres un asocial peligroso..!»
No diría yo tanto, pero bueno.
Q.-
En estas elecciones, más que en ninguna otra, se trata de elegir qué verdugo queremos que nos ejecute.
Carmen
Carmen,
Mujer… verdugo, verdugo… yo soy abstencionista radical: no he votado nunca. Pero, como dicen mis hijos, soy el peor modelo de civismo. Quizá sea más sensato intentar comprender y votar de alguna manera. En mi caso, no he votado por una razón muy simple: los personajes a elegir nunca han despertado en mí un entusiasmo frenético. Ni un respeto intelectual llamativo. Quizá, si hubiese nacido en los EE.UU., quizá hubiese sentido la tentación de votar por Obama. Más allá de cualquier razón ideológica, por la estatura moral del personaje, por ser negro, por ser un gran orador, por algunas otras razones. En otro plano, Helmut Schdmit siempre me inspiró y sigue inspirándome un gran respeto intelectual. Muy pocos más…
Q.-
PS. Advierto que, con los años, quizá algún día escriba la continuación de alguno de mis libros, hablando de Europa y los personajes con quienes he ido cruzándome, cada cual en su sitio… Suarez, Felipe, Aznar, Giscard, Mitterrand, Thatcher, Sarko, etcétera.
La semana pasada hemos tenido un encuentro con Tomás Alcoverro en el Instituto Cervantes de Beirut. Presentábamos su tercer volumen de crónicas de Oriente Medio, o Próximo, si lo preferís, que para quienes estamos ahora en ése Oriente no nos resulta ni Próximo ni Medio, ni Oriente. La historia bajo su balcón. Leyó una crónica recogida en ese libro, la de una Alhambra enorme y a medio hacer que se encuentra en medio del Chouf, en la encrucijada de los confines de varios territorios, bandos, en cuyos alrededores han tenido lugar algunas batallas importantes durante los últimos cincuenta años. Una Alhambra en construcción. Cuyos inmensos sótanos siguen llenando de enormes lámparas de techo, de muebles, objetos de adorno, porcelanas.
Todos quisimos ir a ese lugar invisible y real. Y ahí recordé a Quiñonero, quien forma con Alcoverro una pareja única y extraordinaria. La de los supervivientes de la Gran Escuela de periodistas escritores de lengua española. Ambos en activo, uno en París, y el otro en Beirut. Ambos necesarios. Dos columnas.
Javier,
Madre del Señor… Abrazos de agradecimiento, sin más,
Q.-
PS. Una variación, al respecto… hablando, con Tomás, hace dias, en Barna… salió el caso de un viejo antecesor… que recibió una carta de despido, diciéndolo que sus crónicas eras demasiado literarias… se suicidó tirándose al Metro de París: llevaba la carta de despido en el bolsillo.