Avenue Georges Mandel, Fondation Singer-Polignac, 26 noviembre 2011. Foto JPQ.
Imprescindibles para sobrevivir.
Este libro (*) merecería una larga exégesis, ya que aporta materiales esenciales para la historia de la cultura y el destino mismo del arte, la creación.
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El libro Les salons. La vie de Paris fue concebido por Gaston Gallimard y Robert Proust (hermano de Marcel), retomando textos de Chroniques (1927), acompañados de otros que el mismo Proust, fallecido cinco años antes, ya había publicado en Pastiches y mélanges (1919) o estaban llamados a formar parte de un proyecto de libro que solo se publicaría mucho más tarde, Contre Sainte-Beuve (1954).
No se trata de una “introducción” ni de una “antología”. Se trata de algo muy distinto: un libro que compila algunos materiales “arqueológicos” imprescindibles para comprender la Recherche.
Apenas insistiré en dos textos mayores, El salón de la princesa Edmond de Polignac (1903) y La muerte de las catedrales (1904).
Proust glosa el salón de la princesa Polignac, Winnaretta Singer, de soltera, insistiendo en el punto capital: ese salón, hoy convertido en Fondation Singer-Polignac, fue una suerte de encrucijada muy mayor para una cierta historia de la música y el arte de su tiempo. Por allí pasaron Igor Stravinsky, Erik Satie, Darius Milhaud, Francis Poulenc, Kurt Weill, y… entre otros, Manuel de Falla.
Falla había intentado salir adelante en España: en vano. Nadie la hacía caso. Falla repitió en muchas ocasiones que, en el terreno cultural, su patria era París. Y fue en el salón de la princesa Polignac donde Falla ganó su primera y gloriosa fama, con el estreno de El retablo de Maese Pedro. Obra dedicada a Winnaretta Singer, princesa de Polignac.
El salón proustiano -una crónica de sociedad publicada en Le Figaro– es un documento mayor para poder situar a Falla en París, la patria cultural donde el más grande de los compositores españoles del siglo XX fue al fin reconocido y consagrado como un gran maestro de la música de su tiempo.
Hay otro texto mayor en este libro… La muerte de las catedrales. Proust, agnóstico, sin educación religiosa, hace una defensa inesperada de las catedrales. A su modo de ver, el Estado debería proteger y subvencionar la celebración de ceremonias religiosas, en las catedrales, por razones puramente artísticas, de la misma manera que el Estado subvenciona la ópera y los grandes teatros nacionales.
A juicio de Proust, las ceremonias religiosas que se celebraban en las catedrales tienen o tenían una dimensión artística semejante al gran teatro griego y romano, o la gran ópera moderna (Wagner, etcétera). A su modo de ver, esas ceremonias artístico / religiosas merecen preservarse, incluso ser subvencionadas, por tratarse de monumentos indispensables para comprender la gigantesca aventura espiritual de los constructores de catedrales, que un puesto tan capital tienen en la historia de nuestra civilización.
Debate a todas luces muy mayor… esa fe en la vida y las creaciones del gran arte sigue siendo, hoy como ayer, una cuestión de vida o muerte, para nuestras amenazadas culturas.
(*) Los salones y la vida de París, MP. Prólogo de Luis Antonio de Villena. Editorial Espuela de Plata. Sevilla, 2011.
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- París, Proust. El lunar de Albertine, frente al mar y en la intimidad.
- París, Proust. El dandi y la cortesana, ante a Notre-Dame.
- París, Proust. El salón donde se cruzan los vivos y los muertos.
- París, Proust. La belleza, niñas, mujeres y brujas.
- París, Proust. Botticelli y el cuerpo mortal y rosa de Odette.
- París, Proust. Piernas cruzadas y fantasmas nocturnos.
- París, Proust. El bosque de las amazonas.
- París, Proust. Poseer a Madame, al anochecher, frente al lago.
- París, Proust. La pastelería y el sexo.
- París, Proust. El claro de luna y la crisis de nuestra civilización.
- Quiñonero en el hotel sadomasoquista de Proust.
- París, Proust. Mme de Guermantes, el buqué de flores y la creación.
- París, Proust. El pie y las artes de la seducción y el placer.
- París, Proust. St.-Augustin y el Ángel de la historia.
- París, Proust. St.-Lazare, prodigios e infierno.
- París, Proust. Esquina nocturna, 2.
- París, Proust. Tentaciones e inseguridad.
- París, Proust, rutas de Fortuny y Sara Bernhardt.
- París, Proust, despojos de un jardín legendario.
- París, Proust, esquinas nocturnas y spleen.
- Paris, Proust, esquina nocturna.
- La casa donde Proust escuchó la Sonate de Vinteuil.
- Fotografía, París e Imprescindibles para sobrevivir en este Infierno.
Vicente Carreño Carlos says
Querido Juan Pedro,
¡Enhorabuena por tan acertadas respuestas, y por la edición del nuevo libro!
¡Felicidades valiente!.
Vicente
http://www.laverdad.es/murcia/v/20111127/cultura/europa-continente-viejos-egoistas-20111127.html
JP Quiñonero says
Querido Vicente,
Ah… estás en todo. Pensaba retomarla mañana.
Se agradece, oye.
Saludos fuertes,
Q.-
Laura says
Crítica literaria de este nivel no se lee en la prensa española.
JP Quiñonero says
Laura,
Bueno… Te agradezco un montonazo la cosa,
Q.-
José Julio Perlado says
Juan Pedro,
Conozco el texto de «la muerte de las catedrales». Añadiré esta obra a otros recuerdos de aquel espacio proustiano que, entre tantos otros testimonios diversos, ofrece la vida de aquellos Salones, todos ellos de lectura inagotable.
Muchas gracias por tan interesante información.
Abrazos.
JP Quiñonero says
José Julio,
La muerte de las catedrales es un texto importante, si. Gratitudes a ti, siempre,
Q.-
Marc Soler says
Bueno, JP, muy bueno el libro. Y tu comentario, exacto.
Son unos textos, como muy bien dices, imprescindibles para entender o acercarse a la Recherche.
JP Quiñonero says
Marc,
Bueno… la verdad es que de P a P (Proust & Pla) todo pasa por Palamós,
Q.-