Torre de la Porte Maillot, desde la terraza de DP, rue Saint-Ferdinand, 12 /13 noviembre 2011. Foto JPQ.
Atlantico me pide un análisis del gran discurso de Nicolas Sarkozy en Toulon.
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Le Monde presenta la cosa con mucha distancia: La peur est revenue, annonce Sarkozy à Toulon qui cherche à rassurer la France du “non” y D’une crise à l’autre : le retour de Nicolas Sarkozy à Toulon.
Temo ser mucho más cáustico… Atlántico, La France, victime de l’État français…
Nicolas Sarkozy hace un buen análisis de la crisis de la deuda, en Europa y los EE.UU., olvidando, quizá, que él mismo ha incumplido sus proposiciones para salir de la crisis.
La deuda francesa ha continuado creciendo inexorablemente durante la presidencia Sarkozy, como había ocurrido inexorablemente desde 1981. Las reformas realizadas durante los últimos cuatro año quizá sean significativas: pero la deuda francesa ha continuado creciendo.
Sin duda, quizá ningún Estado europeo ha cumplido escrupulosamente las promesas del primer Pacto de estabilidad. Pero Francia (Chirac) y Alemania (Schröder) fueron los primeros en dinamitar la disciplina común. Diez años más tarde, Alemania (Merkel) sigue “exigiendo” una “regla de oro” presupuestaria. Ya la “exigía” hace varios años. El presidente Sarkozy lleva meses y años aplazando el cumplimiento de tal promesa.
Es una evidencia, en el terreno europeo, que la implosión del euro sería una catástrofe para la construcción política de Europa. Pero… la UE lleva meses y meses incumpliendo las promesas que debían devolver la credibilidad a un euro amenazado de implosión: los Estados europeos -y Francia a la cabeza- llevan meses y meses prometiendo reformas que tardan en llegar, cuando deben seguir endeudándose cada día, a un precio siempre creciente.
Ante tal catástrofe, agravada por la falta de credibilidad de los Estados europeos, el presidente Sarkozy propone “refundar” Europa… propuesta “épica” que tiene algo de irrisorio: “refundar” Europa requiere meses y meses de complejas negociaciones, mientras que la deuda de Francia crece vertiginosamente cada mes.
A nadie se le ocultan los cálculos de la grandilocuencia presidencial: se trata de utilizar la crisis contra la oposición socialista, proponiendo soluciones y proyectos que él mismo no ha cumplido. Quizá, en efecto, la credibilidad o falta de credibilidad, ante la crisis, será determinante durante la campaña presidencial.
Desde esa óptica, el mercado político francés oscila entre la decadencia brutal y arcaica de Marine Le Pen, la decadencia soft de François Hollande, y el riesgo de la decadencia gesticulante de Nicolas Sarkozy.
En 2007, Sarkozy fue elegido para consumar una “ruptura” contra el inmovilismo de izquierda (Mitterrand) y el inmovilismo de derechas (Chirac). Cuatro años más tarde, Sarkozy corre el riesgo de encarnar una suerte de decadencia gesticulante… Sus discursos son retoricamente correctos. Sus análisis ponen el dedo en la llaga del cáncer nacional (el bienestar pagado con deuda). Su proposiciones para mañana han sido incumplidas durante los últimos cuatro años.
Francia sigue aplazando la gran reforma pendiente de un Estado “carnivoro”. Los franceses, buenos gestores de sus economías domésticas, son víctimas de un Estado que gasta demasiado y mal, hipotecando el futuro de Francia a una deuda que está devorando la credibilidad nacional, con una AAA amenazada por las agencias de notación internacionales.
- Francia en este Infierno.
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