Cabourg, 20 marzo 2008. Foto JPQ.
La huida repentina de las adolescentes en flor anuncia en la Recherche la llegada del mal tiempo en la playa de Balbec / Cabourg.
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Pero el narrador sabe que esa desaparición repentina -semejante a la huida de las golondrinas, cuando llega la hora fatal- preludia una catástrofe, la agonía de un hogar de paso, el abandono final de un hotel habitado por fantasmas desarraigados, perdidos entre los despojos de un palacio sin dueño conocido, ida su gloria marchita, que mal pueden ocultar las capas de afeites y cosméticos con las que el director del establecimiento vacío intenta maquillar el infortunio de su rostro cuarteado por la soledad, el dolor y la incertidumbre, contemplando el espectáculo del ocaso con la nostalgia de un soberano sin trono, una quimera, un espectro de lo que fue, vagando entre las ruinas de lo que todavía la temporada pasada aún era su reino encantado.
[ .. ] Puis les concerts finirent, le mauvais temps arriva, mes amies quittèrent Balbec, non pas toutes ensemble, comme les hirondelles, mais dans la même semaine.
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Il est vrai que depuis longtemps l’hôtel qui n’allait pas tarder à fermer avait vu partir presque tout le monde [ .. ] Tout le long des salons où l’on gelait et à la porte desquels ne veillait plus aucun groom, il [le directeur de l’hôtel] arpentait les corridors, vêtu d’une redingote neuve, si soigné par le coiffeur que sa figure fade avait l’air de consister en un mélange où pour une partie de chair il y en aurait eu trois de cosmétique, changeant sans cesse de cravates (ces élégances coûtent moins cher que d’assurer le chauffage et de garder le personnel, et tel qui ne peut plus envoyer dix mille francs à une œuvre de bienfaisance fait encore sans peine le généreux en donnant cent sous de pourboire au télégraphiste qui lui apporte une dépêche). Il avait l’air d’inspecter le néant, de vouloir donner, grâce à sa bonne tenue personnelle, un air provisoire à la misère que l’on sentait dans cet hôtel où la saison n’avait pas été bonne, et paraissait comme le fantôme d’un souverain qui revient hanter les ruines de ce qui fut jadis son palais. [ .. ] [MP, Recherche… Puis les concerts finirent, le mauvais temps arriva, mes amies quittèrent Balbec].
Las negritas son mías.
- París, Proust. Albertine y los abismos de la pasión.
- París, Proust. El lunar de Albertine, frente al mar y en la intimidad.
- París, Proust. El dandi y la cortesana, ante a Notre-Dame.
- París, Proust. El salón donde se cruzan los vivos y los muertos.
- París, Proust. La belleza, niñas, mujeres y brujas.
- París, Proust. Botticelli y el cuerpo mortal y rosa de Odette.
- París, Proust. Piernas cruzadas y fantasmas nocturnos.
- París, Proust. El bosque de las amazonas.
- París, Proust. Poseer a Madame, al anochecher, frente al lago.
- París, Proust. La pastelería y el sexo.
- París, Proust. El claro de luna y la crisis de nuestra civilización.
- Quiñonero en el hotel sadomasoquista de Proust.
- París, Proust. Mme de Guermantes, el buqué de flores y la creación.
- París, Proust. El pie y las artes de la seducción y el placer.
- París, Proust. St.-Augustin y el Ángel de la historia.
- París, Proust. St.-Lazare, prodigios e infierno.
- París, Proust. Esquina nocturna, 2.
- París, Proust. Tentaciones e inseguridad.
- París, Proust, rutas de Fortuny y Sara Bernhardt.
- París, Proust, despojos de un jardín legendario.
- París, Proust, esquinas nocturnas y spleen.
- Paris, Proust, esquina nocturna.
- La casa donde Proust escuchó la Sonate de Vinteuil.
- Peregrinaje a Balbec – Cabourg.
- Fotografía y París en este Infierno.
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Cabourg, 20 marzo 2008. Foto JPQ. Peregrinaje a Balbec – Cabourg.
Laura says
Hermosura, hermosura.
JP Quiñonero says
Laura,
Casi, casi… me atrevería a creérmelo,
Q.-