Foto Robert Capa, La valija mexicana. Fotos y material fotográfico de Capa, Gerda Taro y David Seymour.
La formación visual de mi fotógrafo comenzó en un campo de entrenamiento militar, donde estaba muy presentes la historia de los refugiados, revolucionarios, guerrilleros y proscritos españoles.
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El capitán Aussaresses, por el contrario, responsable del campo de entrenamiento de Miradou, había conocido a algunos hombres de la misma especie en el maquis de Ariège, donde él sirvió de enlace entre los anarquistas españoles, la jerarquía local de las FFI y los comunistas franceses fieles a las consignas soviéticas, antes y después del pacto germano-soviético. Aussaresses hablaba con desprecio de unos hombres desarmados y sin patria, a quienes -con frecuencia- se negó la sepultura en un camposanto, para castigar su libertad de pensamiento en una fosa común, sin lápida ni oficio religioso. Concluida la guerra, Aussaresses había vuelto a cruzarse con algunos de aquellos soldados apátridas de un ejército de fantasmas errantes, insomnes, invictos a pesar de la derrota final, dispuestos a emprender con honor el último viaje, pertrechados con algunas armas ligeras y escasa munición, hambrientos, prestos a cavar su tumba, del otro lado de los Pirineos.
Hacia el final de aquel periodo de iniciación voluntaria a la vida militar, ciertas noches de ocio y camaradería cuartelaria, la disciplina podía relajarse ocasionalmente en el club de oficiales de Miradou, donde algunos especialistas sin grado eran aceptados entre sus superiores para compartir un vaso de vino, una partida de cartas, conversaciones de mujeres, confidencias magnificadas o ensombrecidas por la embriaguez. A veces, un suboficial se escapaba hasta Collioure en busca de unas botellas de vino de la tierra; y volvía trayendo las noticias que corrían por los bares del paseo marítimo -frente a la bahía- y la clientela del Hôtel Miramar, frente al antiguo cementerio, que había sido el destino último de algunos viajeros que nunca volvieron a su patria, abandonados por la marea negra de la historia en aquella playa desierta, donde ellos verían por última vez el azul de la infancia, a las puertas de la oscuridad impenetrable de la vida eterna… Dark Lady.
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De ahí que, tras esa educación visual, la fotografía pueda ser la guerra, por otros medios; una manera de luchar contra la muerte y el Infierno.
- Dark Lady, Elodie, Dora, Nathalie Bruder y sus amigas.
- Dark Lady: Niños y adolescentes en los campos de concentración.
- Dark Lady y la (s) crisis.
- Dark Lady y la resurrección de la carne.
- Dark Lady, Nerval y las hadas heroinómanas.
- Dark Lady y las polaroids de Helmut Newton, Guy Bourdin y Antonio López.
- Quiñonero y Ricardo Lanza hablan de Dark Lady.
- Quiñonero sobre Dark Lady, Mariano Rajoy, tertulianos, la deuda, las crisis,
- Dark Lady en este Infierno.
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Foto Robert Capa, La valija mexicana. Fotos y material fotográfico de Capa, Gerda Taro y David Seymour.
passy says
Una lásima que la edición de La valija americana se haya hecho de manera tan poco efectiva. Ni siquiera puede entenderse como un documento tetimonial. La composición del libro es pésima y la reproducción de los negativos a tamaño original hace más que difícil su visión. Supongo que se trata de una mera operación de márquetin que precede a futuras publicaciones o a la venta de copias en papel.
Saludos,
JP Quiñonero says
Miguel,
Creo que llevas toda la razón del mundo, claro, si.
Avanti..!!
Q.-