Fallidos…
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LA MÚSICA ERA COSA SUBVERSIVA
Como el de la Cité de la Musique, que rinde a Bob Dylan un homenaje muy parcial y almibarado, glosando “cinco años decisivos” en la carrera del gran cantante (1961 – 1966), intentando reconstruir la “fundación del mito”, enterrando en el olvido sucesivos capítulos mayores de la vida y la obra de un artista, instrumentalizado para glosar la “explosión del rock”.
El homenaje lo cuenta casi todo de aquellos años cruciales, cuando el joven provinciano que pronto se instalaría en Nueva York consuma una suerte de síntesis entre el viejo folk libertario, anti autoritario y rebelde (el de Woody Guthrie, Robert Johnson y Hank Williams) y, al mismo tiempo, es capaz de adaptarse a las nuevas formas de música pop que encarnan viejos rockeros como Buddy Holly y Little Richard.
UNA EDUCACIÓN SENTIMENTAL
En esa síntesis histórica de las muy distintas músicas populares norteamericanas, blanca, negra, folk, rock, gospel, etcétera, también participaron muchos otros grandísimos maestros, de Johnny Cash a Ray Charles. O el mismo Presley. Sin olvidar a Joan Baez. Pero, entre todos los músicos de su generación, Dylan fue el autor e intérprete de canciones que se convirtieron en leyenda, asociadas a los grandes movimientos de protesta contra cultural. Es el caso de Blowin’ in the Wind y The Times They Are a-Changin.
El gran homenaje de la Cité de la Musique cuenta parcialmente esas viejas historias que forman parte de la educación sentimental de los hombres y mujeres que tenían veinte años entre 1960 y 1970. Y Dylan ocupa un puesto capital en aquella historia, explorada de manera muy simpática pero epidérmica. Muchas fotos, muchos testimonios, muchas portadas de discos. Mucha apología del joven músico, brillante y encantador. Falta lo esencial de aquellos años. Y no se cuenta nada del resto de la vida y la obra de Dylan.
BALADAS Y CONTRACULTURA
Hay mucha foto de estudio y mucha publicidad oficial. Hay poca contracultura norteamericana de los años 60 del siglo XX. Aquella contracultura que floreció entre City Lights, la gran librería beat de San Francisco, y la generación de los grandes poetas amigos y colegas de Dylan. Hablar de música norteamericana de los años 60 del siglo pasado, sin hablar de los grandes poetas beat es una barbaridad. Las grandes canciones de Dylan fueron himnos líricos, indisociables de los grandes poemas de Allain Ginsberg, Gregory Corso o Ferlinghetti. Y las baladas de Dylan solo se comprenden definitivamente si se recuerda la gran novela de la época, Ont the road, de Jack Kerouac.
Almibarado, meramente “musical”, reducido a unos años cruciales pero harto insuficientes, el homenaje a Dylan de la Cité de la Musique deja en la más penosa oscuridad la gran escena cultural donde esa obra musical cobra su pleno sentido, reduciendo el legado del gran artista a una etapa capital pero fragmentaria. Dylan y la contra cultura de aquellos años merecían algo menos descafeiado, más fiel a una realidad gloriosa… Bob Dylan en la Ciudad de la Música.
- Burroughs, Ginsberg, el Almuerzo desnudo, les beats y otras leyendas.
- Bob Dylan, the Beat Generation, and Allen Ginsberg’s America.
- Bob Dylan’s birthday.
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BobDylan&AlainGinsberg, ante la tumba de Kerouac, ¿1970? ¿1975? Foto ¿de..?
- Música y Personajes en este Infierno.
¡¡ Quiño!! Qué belleza de música había en aquellos años y qué generosidad y entrega de ideales…….
J.Moreno,
Temo que hoy no se entienda literalmente nada sobre aquella época. Por aquellos años, la gente joven soñaba y aspiraba a muchas cosas, construir nuevos mundos. Hoy, me temo, la juventud está en vanguardia del miedo… la frase no es mía; es de Luc Ferry, en algún rincón de este mismo Infierno,
Q.-