Federico II citado por Clausewitz resumía a la perfección las crisis y coyuntura española:
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… “Ninguna situación es tan grave que no sea susceptible de empeorar”.
Agravación que es la palmaria consecuencia de la incomprensión de los orígenes de la crisis: pagar bienestar con dinero prestado, hipotecas -Los delirios de grandeza pagados con dinero ajeno son indisociables de nuestra historia castiza-, endeudarse y seguir endeudándose para cubrir los gastos corrientes de las familias, los municipios, las comunidades autónomas y el Estado, desde hace años: La Deuda se come el trabajo y los impuestos de los españoles, “La deuda pública y el paro se comerán la mitad del Presupuesto del Estado”, Españoles, más pobres que ayer, pero menos que mañana, 3.
Para combatir tales catástrofes y afrontar la guerra económica en curso, los españoles adoptan el comportamiento más nefasto: la división cainita, con sus incontables frentes de división (ideológica, social, cultural, nacional, regional, estatal, etcétera), que es el camino ideal para llegar a ninguna parte.
Clausewitz ya razonó el principio cardinal de la guerra moderna: la movilización total de toda la nación, articulada por vez primera, en Francia, tras la Revolución (1789) y el Terror (1793)…
“En 1793 había aparecido una fuerza que superó todo lo imaginable. De repente, la guerra se convirtió en un asunto del pueblo, un pueblo formado por trescientos millones de personas que se consideraban a sí mismas ciudadanos… El pueblo se convirtió en un participante activo en la guerra; lo que se puso en la balanza no fueron los gobiernos y los ejércitos, como había sucedido hasta entonces, sino todo el peso de la nación… La guerra se aproximó a su verdadero carácter, a su perfección absoluta. Los recursos movilizados parecían no tener fin; todos los límites desaparecían en el vigor y entusiasmo demostrado por los gobiernos y sus súbditos. Dichos factores aumentaron, de manera importante, ese vigor: la enorme disponibilidad de recursos, el amplio abanico de oportunidades y la profundidad de un sentimiento que surgía de todas partes. El único objetivo de la guerra era derrotar al enemigo; hasta que éste no se postrase, no se consideraba posible parar e intentar reconciliar los intereses opuestos. La guerra, sin trabas de cualquier convencionalismo restrictivo, desató toda su furia elemental. Esto se debió a la participación que ahora tenían los pueblos en los grandes asuntos del Estado; y, a su vez, su participación fue consecuencia, en parte, del impacto que la Revolución tuvo en la situación interna de cada Estado”.
La movilización total de la nación descrita por Clausewitz -“el pueblo en armas..”- tuvo un costo pavoroso durante el siglo XX. Y es el único horizonte posible para los pueblos que no desean desaparecer en el océano sin fronteras de la economía global: presentar un frente razonablemente unido, para afrontar las calamidades comunes. Esa unión no garantiza el triunfo contra los vendavales y tormentas monetarias. La desunión si garantiza nuevos y más dolorosos desastres: Los españoles están pidiendo a gritos la degradación de España.
Ramón Gaya: “Los españoles están divididos desde siempre y antes, mucho antes de llegar a lo político. Lo político no es más que un pretexto para su división feroz, abstracta, desalmada”.
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ABC, 21 julio 2012. Evolución reciente de la prima de riesgo.
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El País, 21 julio 2012. Dos décadas de prima de riesgo.
- Anales de Caína, España y Economía en este Infierno.
Sani says
Cher Juan Pedro,
El problema de la frase por encontrarle algún fallo es su impersonalidad… y eso es muy grave.
Las situaciones -a menos que se crea en espíritus y meigas raras- no empeoran solas…
Hay quienes las empeoran una y otra vez durante décadas, (y siglos) y persisten en el «y no enmendalla».
Por eso, lo de las frases canónicas, los magníficos análisis del Economist, y los chachullos del Guardian …acaban siendo todos sospechosos…totalmente tendenciosos… y sinónimo directo de la guerra sucia de la que hablas, vaya…
«Todo es manipulable» (Lin Ching Chu) sería una frase tan válida como la de Clausewitz…
Creo que vale la pena que nos fijemos pues en QUIEN empeora LA SITUACIÓN y EN QUÉ MANOS ESTÁ el poder de solucionar UNA MIQUETA la DESGRACIA … porque leyendo a Santiago Niño Becerra me pareció entender que la Deuda que tiene el Estado español no la puede pagar España ni en 100 años…
O sea que vayamos PENSANDO, HABLANDO Y PROPONIENDO concretamente de qué se puede hacer… Si es que se puede hacer algo…
JP Quiñonero says
Sani,
Escrito el 7 de noviembre pasado: Artur Mas está hundiendo la causa de la independencia de Cataluña,
Q.-