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Una monja, vestida toda de blanco, en la parisina Gare de Lyon, a finales de julio, desentonaba más en aquel paisaje que las señoras musulmanas en un hiper del Maresme.
Mis respetos, señoras, señores.
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Cabrera de Mar, 6 agosto 2012. Foto JPQ.
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Se me ocurren dos preguntas:
por qué desentona más una monja que una mujer musulmana y por qué los respetos son para la señora musulmana «cazada» sin consentimiento en el hiper y no para el resto de compradores que aparecen en la escena.
Tórridos saludos,
M.
Miguel,
Muy buenas preguntas…
-A finales de julio me tropecé con una monja, de blanco inmaculado, en la Gare de Lyon. Sufría con mucha dignidad, rodeada de negros, murcianos, moros, señoras con el culo más o menos al aire, parejas besuqueándose… Ninguna de las fotos que hice me gustó. Lo siento. Me quedé con esa espina clavada. Terminé proponiéndole hacerle un retrato improvisado: me miró atónita, se ruborizó. Y yo lamenté muy mucho no poder hacer esa foto.
En los híper que yo frecuento, en el Maresme, las señoras musulmanas van casi todas muuucho más arregladas que la media de lugareños, entre los que me encuentro. Y no desentonan nada: hay muchas y muy a lo suyo.
-Llevas razón. Me apresuro a corregir el señora por señoras y señores…
Si. Calor una miqueta asfixiante,
Q.-