Pareja bailando en el Shalimar Club in Oakland, 1983. Foto MV, premio Dorothea Lange.
Qué mujer…
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CON CARTIER-BRESSON
Michelle Vignes nació en Reims, Francia, en 1928. Falleció el fin de semana pasado en San Francisco (California), su ciudad adoptiva, la tierra de promisión de su obra fotográfica. Se pasó toda su vida huyendo del mal, corriendo tras las huellas de otras víctimas de la historia, a las que consagró su gran arte fotográfico.
Adolescente, Vignes huyó de su ciudad natal para emboscarse en el París ocupado por la Wehrmacht. Tras la liberación, hizo vagos estudios y tuvo varios trabajos, hasta entrar en la agencia Magnum, en 1953, como editora y colaboradora de Henri Cartier-Bresson, en la cúspide de su incipiente gloria.
La aventura de Magnum duró cuatro años, hasta 1957, cuando comenzó a trabajar como editora fotográfica en la sede parisina de la Unesco. Ese trabajo más o menos “burocrático” duró muy poco.
WOUNDED KNEE
Vignes huyó a Nueva York, primero, en busca de nuevas aventuras profesionales. San Francisco y su legendaria bahía estaban a pocas horas de vuelo. Y era en la bahía de San Francisco donde ella encontraría el definitivo rumbo de su vida.
Por razones íntimas, profesionales y culturales, Michelle Vignes se vió muy pronto embarcada en los grandes movimientos de protesta radical de los años 60 del siglo XX, en un legendario Oeste donde todavía ardían incendiarios conflictos. Ella fue una de las primeras en cubrir con cámara y pocos bagajes la aventura del American Indian Movement (AIM), una de cuyas acciones más legendarias fue la ocupación de la isla / prisión de Alcatraz, en 1969. Siguió la declaración de “secesión” e independencia de la nación Oglala, y la gran batalla en el histórico sitio de Wounded Knee.
BLACK PANTHERS
Vignes fue una de contadas fotógrafas que vivió “desde dentro” aquellas aventuras radicales, que terminaron en sucesivas tragedias, de las que ella dejó memorables huellas, a través de sus trabajos, como freelance, publicados en Time, Newsweek, Life y la gran prensa internacional.
Los indios del AIM decidieron “cooptar” y “nacionalizar” a Vignes, cortejada por los servicios fotográficos de agencias, diarios y revistas. Ella se había embarcado en la cobertura de otra aventura que terminó francamente mal. La aventura de los Black Panthers, cuya historia contó con una rara pureza.
BLUES, EN LA BAHÍA DE OAKLAND
La aventura de Wounded Knee y la nación Oglala terminó manu militari. La represión policial puso fin a la aventura de los Black Panthers. Naciones Unidas y Nueva York quedaban ya muy lejos para una fotógrafa que había descubierto muchos otros mundos, muy alejados del elitismo cosmopolita. Vignes se “enterró” en las aventuras multiculturales que florecieron en California, en San Francisco y Oakland. Ya para siempre alejada de París y las oficinas de grandes instituciones internacionales, todavía guardó una cierta relación profesional con Magnum, como fotógrafa asociada.
Esa Vignes de la madurez definitiva tuvo dos grandes pasiones, la cultura del blues en la bahía de San Francisco y la enseñanza y pedagogía de la fotografía. Fue cofundadora del International Fund for Documentary Photography. Y publicó varios libros memorables, Oakland Blues, Bay Area blues y The Blues. Tres monumentos muy bellos y líricos. Quizá sean sus obras más sabias y definitivas. Las fotografías de Alcatraz y la última batalla de Wounded Knkee tienen un tono épico memorable. Los negros que aman, viven, lloran, ríen y agonizan cantando blues, en la bahia de Oakland, poseen la fuerza de los personajes de los grandes poemas líricos.
–Oakland Blues : An Interview with Michelle Vignes.
–Death of Michelle Vignes.
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Kenny, en el De Luxe Inn de Oakland, 1983. Foto MV.
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Michelle Vignes, por Kim Komenich, ¿años 80?
- Fotografía en este Infierno.
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ABC,9octubre 2012.
Irene says
Memorable recuerdo de Michelle Vignes. Sospecho que ahora la encontraremos más en exposiciones que en vida. Por suerte el trabajo de los artistas queda.
JP Quiñonero says
Irene,
Amén,
Q.-