Yo, Ritual “monárquico” en la corte de François Hollande… Francia: llega al poder la Generación de la austeridad.
Le Monde, “Un choque de 60.000 millones de recortes”:
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Primera página de Le Monde del 14 / 15 noviembre 2012.
En París, según Les Gignols de Canal +, el presidente Hollande también participó en la jornada sindical europea, tirándose a la calle para pedir dinero a Angela Merkel, canciller de Alemania:
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Canal+,14 noviembre 2012. Foto JPQ. “Piedad (Ángela) Necesitamos pasta”.
Entre las promesas incumplidas y las nuevas promesas de François Hollande se está consumado un giro político que Le Monde considera “socialdemócrata” y Jean-Luce Mélenchon califica de “liberal”.
La realidad quizá sea un poco más tosca, modesta y patética…
DESENCANTO POPULAR
François Hollande fue elegido jefe del Estado tras prometer ser un presidente “normal”, capaz de sacar a Francia de la crisis con “menos austeridad y más crecimiento”. Seis meses más tarde, ninguna promesa se cumple, y el presidente intenta reconquistar una opinión pública hostil al 65 %.
El candidato Hollande prometió una rueda de prensa semestral “en un lugar neutro”. Seis meses más tarde, el presidente convocó el martes día 13 su primera rueda de prensa en el mismo Salón de Fiestas del Elíseo donde el general De Gaulle oficiaba sus legendarias “misas laicas”.
Hollande, por su parte, intenta en vano responder al desencanto suscitado por el largo rosario de promesas incumplidas.
MUY “ANORMAL”
El candidato Hollande prometía ser un presidente “normal”. Instalado en el Elíseo, Hollande es el presidente más “anormal” de la historia de la V República. La madre de sus cuatro hijos (Ségolène Royal) está en permanente y subterránea “guerra de posiciones” contra su compañera sentimental, Valérie Trierweiler, madre de otros cuatro hijos de dos compañeros sentimentales, anteriores.
Las malas relaciones entre Royal y Trierweiler se han convertido en un “folletín” político de imprevisible desenlace, dando a la presidencia Hollande el carácter de una “anormalidad” sin precedentes, que afecta muy malamente a la política gubernamental.
MÁS AUSTERIDAD
En el terreno económico y social, la decepción popular es muy grande.
Hollande había prometido “más crecimiento”. El Banco de Francia, la OCDE, la Comisión europea y el FMI anuncian menos crecimiento. El Gobierno anuncia un crecimiento del 0.8 % para el 2013. El Banco de Francia anuncia dos trimestres de receción, para comenzar el año, y un segundo semestre con un crecimiento inferior al 0.4 %.
Ante tales previsiones, los sindicatos denuncian el crecimiento inexorable del paro.
Hollande había prometido “menos austeridad”. Tras tres cambios de política, en seis meses, el presidente Hollande se ve forzado a asumir un “rigor” oficial que se parece muy mucho a la más severa austeridad: 30.000 millones de aumentos de impuestos y recortes, anunciados con los presupuestos del Estado del 2013. El Tribunal de Cuentas ha respondido pidiendo nuevos y mayores recortes. Por su parte, el Instituto Nacional Estadísticas Económicas (INEE) anuncia una degradación significativa del poder adquisitivo de las familias.
CULEBRAS FISCALES EUROPEAS
Hollande prometió en incontables ocasiones que su Gobierno “nunca” firmaría el Tratado fiscal europeo negociado por Angela Merkel y Nicolas Sarkozy. Tras la “promesa” de algunos añadidos verbales en materia de crecimiento “europeo”, el Gobierno socialista ha aprobado en la Asamblea Nacional el mismo Tratado fiscal europeo que era denunciado agriamente cuando lo presentaba Sakozy.
El vespertino Le Monde estima que Hollande “se ve forzado a intentar explicar su cambio de política”, de una gravedad muy particular: el objetivo estratégico del candidato Hollande era el crecimiento económico; el objetivo estratégico del presidente Hollande es intentar evitar el crecimiento del déficit y la deuda pública (rozando el 100 % del PIB), por una razón muy simple y brutal… Francia está corriendo el riesgo de una degradación de su cota de credibilidad financiera internacional, en cuarentena.
PROMESAS INCUMPLIDAS, NUEVAS PROMESAS…
Candidato, Hollande repetía una y otra vez que “la prioridad es el crecimiento económico”. Presidente, está maniatado a la prioridad de las prioridades: “Un país endeudado es un país que pierde su libertad. Si Francia relajase la disciplina fiscal y presupuestaria correría el riesgo de ser víctima de la falta de credibilidad…”.
Así las cosas, la cota de credibilidad personal del presidente ha caído en el infierno imprevisible del 65 % de opiniones negativas, entre la opinión pública. En la mejor tradición “monárquica” de la V República, Hollande ha vestido las galas del jefe del Estado, en el palacio presidencial, para intentar convencer a los franceses de lo bien fundado de sus promesas incumplidas, sustituidas por promesas por cumplir. Veremos.
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ABC,14noviembre2012.
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