Españoles expoliados por la oligarquía ideológica.
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Merkel y Hollande firmaron hace días un largo rosario de propuestas comunes para Europa, que la prensa financiera presentó como un documento de “inspiración” alemana.
Rajoy y Rubalcaba han negociado una posición común en temas europeos, que es una consecuencia obligada de la reforma de la Constitución española (verano 2011) de “inspiración” alemana, obligando a cualquier gobernante a cumplir unos objetivos presupuestarios (incumplidos, al día de hoy) que imponen una disciplina forzosa en materia de gastos, déficit y deuda.
Esa es la realidad cruda y gris.
El Pacto fiscal europeo, el Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza en la Unión Económica y Monetaria, impone a todos los gobiernos de la zona euro una disciplina económica presupuestaria que deja muy poco margen para las originalidades ideológicas.
Francia y los Estados de la Europa del sur tienen muchos problemas para cumplir esos compromisos de Estado, que todos prometieron cumplir, libremente.
Los socialistas de la Europa del sur, justamente, se han reunido para afirmar su originalidad y diversa identidad (los socialistas franceses están divididos en varias capillas, no tan variopintas como las distintas capillas de los socialistas catalanes, andaluces, vascos, españoles, etcétera). Los conservadores harán lo propio, mañana.
Ese arco iris de minúsculas originalidades ideológicas, socialistas y conservadoras (“federalismo asimétrico”, “injusticia del Cupo vasco navarro”, fiscalidad andaluza & catalana, “menos” impuestos para Extremadura, “bajar los impuestos”, “restaurar el Estado”, etcétera) apenas consiguen maquillar un abismal vacío ideológico, cultural, político, rostro publicitario de un populismo liliputiense y temible, por su nadería.
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