“Endosar a Madrid la responsabilidad de un proyecto político para Cataluña es una manera “jesuítica” de eludir el bulto y esquivar responsabilidades…”.
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Respuesta de Madrid: “Podéis seguir bailando sardanas”.
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Toni Batllori, La Vanguardia, 14 septiembre 2013.
Catedrático de Derecho Constitucional, Francesc de Carreras describe de este modo la deriva personal de Artur Mas:
En zona desconocida
Francesc de Carreras
Hace más o menos un año y medio, cuando la estrategia política de CiU consistía en obtener para Catalunya el concierto económico al modo vasco y, si esto no era posible, demandar un Estado propio, Artur Mas, que ya era presidente de la Generalitat, dijo que esta última fase suponía entrar en una zona desconocida.
Era obvio que el concierto económico no era posible ni desde el punto de vista jurídico, ni desde el económico. Así pues, al final la estrategia conduciría inevitablemente a la zona desconocida. Pero Mas no contaba que ello sucediera de forma inmediata. Esperaba que las negociaciones con el Estado durarían, al menos, dos años, aun sabiendo perfectamente que acabarían en fracaso. Entonces, a finales del 2014 o principios del 2015, sería el momento de convocar elecciones.
Pero los acontecimientos se precipitaron. Mas equivocó la lectura de la manifestación del Onze de Setembre, se entrevistó con Rajoy para acordar el concierto con el resultado que ya sabía de antemano e, inmediatamente, disolvió el Parlament y convocó elecciones en las que su partido, en lugar de obtener la mayoría absoluta, necesaria para conducir en solitario el difícil proceso político que se avecinaba, perdió doce diputados.
A la vista del panorama, empujado por el sector independentista dominante en la dirección de su partido, se vio obligado a pactar con ERC y aceptar un programa de gobierno intervencionista en el campo económico, muy contrario a su ideología liberal, y enfilar el camino hacia una consulta sobre la independencia para el 2014. La cadena humana del pasado miércoles le fuerza a seguir por esta senda. Mas está ya en zona desconocida, sólo que unos años antes de lo que pensaba y en muy malas condiciones: dependiente de ERC en el Parlament, con poco margen de maniobra dentro de CiU, presionado en la calle por la Assemblea Nacional Catalana. Rajoy tiene un problema, pero Artur Mas tiene otro.
¿Sobre qué pueden negociar Rajoy y Mas? Sobre muy poco. El jueves lo sostenían Ónega y Álvaro en estas páginas. Tanto el concierto económico como un nuevo encaje de Catalunya dentro de España ya no son las aspiraciones de quienes se manifestaron el pasado Onze de Setembre. La bandera oficial catalana casi ha desaparecido de las manifestaciones -sólo la enarbolan los unionistas-, la estelada independentista es el emblema de los nacionalistas. Si nos atenemos a esta realidad, la negociación sólo puede centrarse en un punto: quién debe celebrar la consulta, cómo y cuándo.
El triunfo de los nacionalistas extremos en Catalunya y la apatía del Gobierno de Madrid nos han conducido a este punto. Hoy todo es más complicado que hace un año, tanto para Mas como para Rajoy. De momento, ambos parecen estar sobrepasados por las circunstancias, ninguno parece capaz de sobreponerse a ellas. Están en zona desconocida… La Vanguardia, 14 septiembre 2013.
- España, Anales de Caína y Cataluña en este Infierno.
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