Place de la Concorde, 14 octubre 2013. Foto JPQ.
El Estado francés está destruyendo Francia.
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CRISIS SOCIALDEMÓCRATA
La Francia de François Hollande oscila entre la condición fantasmal de princesa encantada de un ilusorio cuento de hadas y la inquietante situación de enferma de Europa, sancionada por las agencias de notación financiera internacional que denuncian un saturnal inmovilismo de Estado.
Jean d’Ormesson, patriarca de la literatura francesa de nuestro tiempo, resume de este modo la situación presidencial: “Hollande y su gobierno están arruinando la ambición socialdemócrata para Francia. El presidente se condenó él solo afirmando ser el responsable personal de todas las políticas que se ponen en práctica. A partir de ahí, todo el mundo constata que una mayoría abrumadora de franceses condenan sus políticas. Se subraya menos que Hollande también está destruyendo el PS y la izquierda francesa”.
¿Porqué destruye Hollande la credibilidad de su Gobierno, su partido y la izquierda francesa? Jean d’Ormesson avanza esta razón de fondo: “La clave está en el obstinado rechazo de Hollande de reconocer el papel decisivo de la empresa en la lucha contra el paro, al contrario de lo que han hecho los alemanes de izquierda y derecha, o los españoles, que lo están haciendo mejor que los franceses, gracias a la política económica de Luis de Guindos”.
El mes de mayo de 2012, un 75 % de franceses tenían buena o muy buena opinión de Hollande, recién elegido presidente de la República. Año y medio más tarde, entre un 75 y un 78 % de los franceses tienen mala o muy mala opinión del jefe del Estado.
ESPEJISMO “EUROPEO”
¿Cómo se ha producido esa inversión dramática en la cota de credibilidad del presidente de la República?
El candidato Hollande derrotó a Nicolas Sarkozy prometiendo que Francia volvería a crecer, económicamente, gracias a una “gran reforma europea”: París no firmaría el Pacto fiscal europeo, formalmente Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza en la Unión Económica y Monetaria, el acuerdo firmado el 2 marzo 2012 por 25 estados miembros de la Union Europea (UE), hasta que dicho Pacto no “incluyese” un nuevo capítulo de “relanzamiento económico”.
Angela Merkel y el resto de los miembros de la UE aceptaron añadir al Tratado unas breves líneas de apoyo al crecimiento. Y Francia firmó el Tratado con mucha celeridad. Tras la firma, Hollande, sus ministros y propagandistas insistieron en que “Francia y Europa están cambiando de rumbo”.
“SARKOZY DEBE LARGARSE”
Un año más tarde, el Gobierno Hollande ha incumplido todas sus promesas europeas, el crecimiento no llega, todos los indicadores económicos estatales se han degradado y Laurent Joffrin, director del semanario socialdemócrata Le Nouvel Observateur, ha escrito que Hollande se encuentra en la situación de Luis XVI, en vísperas de la Revolución (1789), esperando el día de ser conducido a la guillotina.
El Tribunal de Cuentas, la OCDE, el FMI y la Comisión europea hace meses que habían anunciado la sentencia final de la Standard & Poor’s, la agencia de notación financiera internacional, que ha vuelto a degradar la cota de credibilidad internacional de AA + a AA, que ya había sido degradada el mes de enero 2012, cuando Hollande comentó de este modo la sentencia que caía sobre la política de Nicolas Sarkozy: “Standard & Poor’s ha sancionado la política personal del jefe del Estado. Ha llegado la hora de que se largue”.
Dos años más tarde, la misma agencia anuncia la misma sentencia sobre el actual jefe del Estado.
CUADRATURA DEL CÍRCULO ECONÓMICO
Tras un choque fiscal de 70.000 millones de euros, en año y medio, todos los compromisos europeos han sido incumplidos, y todos los indicadores económicos y sociales están al rojo.
En doce meses cortos han aparecido más 300.000 nuevos parados. El 11 % del paro de la población activa solo refleja muy parcialmente la gravedad de la crisis social. Los sindicatos anuncian más de doscientas mil nuevos parados, los próximos meses, como consecuencia de los ajustes anunciados en centenas de empresas. Según el Instituto nacional de estadísticas económicas, este año han desaparecido en Francia 62.431 empresas. La organización humanitaria Socorro Católico denuncia el aumento “masivo” de los pobres de misericordia.
El presidente Hollande recuerda personalmente, con frecuencia, que el servicio anual de la deuda nacional es ya superior a los 65.000 millones de euros. Pero la deuda continúa creciendo y asciende al 93 / 94 % del PIB. Francia había prometido recortar el déficit al 3 %, este año, pero, en verdad, continúa rozando el 4 %.
FRANCIA RETROCEDE EN TODOS LOS TERRENOS
En fantasma de la degradación nacional está muy presente en la opinión pública. Hacia el año 2.000, Francia era el cuarto exportador mundial, para retroceder, hoy, dos o tres puestos. Francia todavía era entre 2011 y 2012 algo así como la quinta potencia económica mundial, hoy retrocedida hasta un noveno o décimo puesto.
En cierta medida, el presidente Hollande ha acelerado una degradación que viene de muy lejos. Su caída en el pozo negro de la impopularidad, víctima de las promesas incumplidas y la degradación inexorable de la crisis económica y social, está agravando una crisis moral de inmenso calado, que Luc Ferry, el filósofo más popular de Francia, resume de este modo: “Cuando un presidente de la República, encarnación del Estado, pierde buena parte de su legitimidad y de su autoridad, las pasiones más funestas se extienden por la sociedad civil”.
En el caso francés, la degradación de la credibilidad del jefe del Estado atiza, al mismo tiempo, la inquietud europea y el crecimiento de los extremismos nacionales.
Por vez primera en la historia política de Francia, la extrema derecha del Frente Nacional (FN), liderado por Marine Le Pen, ha llegado a cotizarse en intenciones de voto como el primer partido de Francia, ante las próximas elecciones europeas.
LA EXTREMA DERECHA CRECE CON LA ANGUSTIA SOCIAL
Desde Berlín, el Bundesbank y las más eminentes personalidades han hecho públicas su inquietud y reservas ante el inmovilismo de Estado francés, en repetidas ocasiones. Más allá de la crisis nacional, la deuda soberana francesa comienza a correr el riesgo de convertirse en un problema para toda la zona europeo. La ausencia de crecimiento francés “pesa” sobre la recuperación económica de toda Europa. La caída del poder adquisitivo de las familias francesas, por vez primera, desde hace décadas, es una amenaza para Francia y los exportadores europeos.
En el Elíseo, Hollande contempla silencioso e inmóvil una tormenta que puede precipitar chuzos de punta. Su Gobierno se sabe en cuarentena. El PS teme la agravación de la crisis. La opinión pública no confía en ningún “cambio” de gobierno. Extrema izquierda y extrema derecha esperan crecer manipulando la incertidumbre y la angustia social.
- El Terror, la guillotina, Luis XVI, Tarradellas y los inmigrantes, en la Concorde.
- La Concorde, París, el Terror y la sinfonía de la gran ciudad.
- Francia y Fotografía en este Infierno.
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maty says
En la embajada francesa, cuando te leen, entran en calor 😉
JP Quiñonero says
Maty,
Bueno… sospecho, efectivamente, que no tendré la Legión de Honor. Nobody’s perfect,
Q.-