“Los rufianes están ahí, querido, prepárate a pagar lo que pidan”.
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Ni el Gobierno español ni los gobiernos autonómicos son casas de tahúres, escuelas de delincuencia, nidos de cofradías crapulosas. Tampoco son modelos de transparencia, inmunes a la corrupción, ni mucho menos.
A mediados de 2013, un ex tesorero del PP, el partido gobernante, se encontraba en la cárcel, acusado de un proceloso rosario de delitos, mucho más graves -por su volumen y naturaleza- que los delitos que avalan la carrera de dos delincuentes profesionales como Rinconete y Cortadillo, permitiéndoles ingresar en la cofradía de rufianes que tiene su sede social en la guarida sevillana de Monipodio, el legendario personaje de la novela de Cervantes. Por las mismas fechas, una veintena larga de políticos, sindicalistas y empresarios andaluces estaban imputados por graves delitos relacionados con la extorsión de fondos públicos, dilapidados en prostíbulos, en algunos casos poco ejemplares. La Generalitat, por su parte, se encontraba en “quiebra técnica” desde hacía muchos meses, sin presupuestos aprobados, cuando el primer partido gobernante en Cataluña tenía su sede embargada por un caso de corrupción, con su secretario general también imputado por distintos delitos de corrupción, igualmente…
La existencia de corruptelas y tahúres no invalida las contabilidades del Estado y las comunidades autónomas, de ninguna manera. Pero si cubre con oscuras sombras la “lectura” e “interpretación” de los fondos y contabilidades utilizados con respetables fines partidistas, ajenos, sin embargo, a la deseable ecuanimidad de partidos que deben gobernar respetando las diferentes convicciones de quienes piensan de otro modo y pagan los impuestos destinados al mismo tronco de la solidaridad común. Con frecuencia, por el contrario, los presupuestos estatales y autonómicos consagran partidas más que considerables a la publicidad de las miasmas y nubes tóxicas de las contabilidades amañadas al gusto de quienes subvencionan medios públicos y privados de incomunicación de masas… Contabilidad y casas de Monipodio / Goya, Quiñonero y las crisis de España, 4.
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