La Asociación de Municipios por la Independencia sigue creciendo.
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670 de los 947 ayuntamientos catalanes han aprobado mociones de apoyo a la consulta. Tal rosario de plenos extraordinarios también ha dejado en la cuneta a los concejales contrarios a tales mociones, creando nuevas divisiones en un tejido social muy cuarteado.
No entraré hoy en el alcance político de tal proceso municipal, que tiene muchos paralelos bien historiados por Galdós en sus Episodios Nacionales.
Por el contrario, recuerdo otra legendaria insurrección municipal, la de Cartagena, en la que participó activamente un lejano antepasado de mi familia (Antonete Gálvez). En la historia del Cantón cartagenero, contada por Sender en un libro clásico, Míster Witt en el cantón, ¡hay un cura federal que habla un catalán no del todo macarrónico!:
Cuando volvió el cura Mister Witt se levantó y salió a su encuentro. Era un viejo de aspecto rudo y bondadoso, que entraba muy agitado.
-¡No vol confessá! Las mujeres hicieron rueda de suspiros. El cura insistió: -Un esperit descarriat, ofuscat. Una mujeruca suplicó:
-Toquelí el cor. ¡Que no’s veja tanta misseria en nostre poble!
Mister Witt pensó que aquella resistencia a acatar la fe de los aldeanos perjudicaba a Froilán, pero se encontró muy sorprendido al oír al cura, encarándose precisamente con él:
-¡Y no es pot permetre que vaja al altre mon sense confessió!
Después miró al forastero con sorpresa, como si no lo hubiera visto hasta entonces.
-¿Qui es vosté?
Mister Witt explicó quién era…
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-¡Al Ayuntamiento!
Paco rompía marcha con el cuerpo del muchacho atravesado en los brazos, y seguían detrás pescadores, obreros, campesinos.
Unos gritaban: “¡Justicia!”; otros insultaban al patrón. Una mujer repetía, incansable: “¡Mueran los asesinos de los pobres!” No faltaban los que comprobaban la presencia de la faca en el cinto, sin saber por qué, y todos ligaban las ideas de Justicia y de República.
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¿Qué representaba la expedición para Antonete, Carreras y los delegados del Gobierno cantonal? La conveniencia de dejar fuerzas leales en aquellas ciudades que podían presentar la avanzada del cantón para ir creando a su alrededor un cinturón de acero que contuviera la ofensiva de las fuerzas del Gobierno de Madrid. Este era el objetivo militar. Pero tenían otra misión civil: hacer sentir su protección a las poblaciones pacíficas que, como Helio, habían dado pruebas de adhesión al nuevo régimen. Para Don Vete la cuestión se simplificaba mucho: se trataba de fundar una nueva entidad o un organismo -los organismos y las entidades eran la debilidad de Don Vete. de esencia puramente federal… MISTER WITT EN EL CANTÓN.
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