Los presupuestos del Estado para 2015 instalan a Francia en un estado de precariedad creciente.
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Plantu / Le Monde, 1 / 2 octubre 2014.
CAE PODER ADQUISITIVO
Franceses más pobres y más endeudados, pagando más impuestos para recibir menos servicios de un Estado que incrementa su déficit a pesar de anunciar con mucho retraso el comienzo de unos 50.000 millones de recortes que serán insuficientes para cumplir los compromisos nacionales y las exigencias del Tribunal de Cuentas.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas Económicas (INEE) el poder adquisitivo de los franceses retrocedió un 1 % el 2012 y el 2013. Retroceso que pudiera crecer al 2014 y el 2015, a la luz de las previsiones de crecimiento oficiales.
MENOS RIQUEZA POR REPARTIR
Hace apenas seis meses, el ministerio de Economía afirmaba que la economía francesa crecería este año un 0,9 %. Ido el optimismo primaveral, el gobierno calcula que, en verdad, el crecimiento no será este año superior al 0,4 %.
Tan modestísimo crecimiento -muy inferior al crecimiento de Alemania, el Reino Unido y España- coincidirá con un nuevo incremento del déficit estatal. Hace seis meses, el actual comisario europeo para asuntos económicos, Pierre Moscovici -responsable del “control” y la “disciplina” presupuestaria europea- creía que el déficit francés se reduciría este año al 3,6 % del PIB. Ido Moscovici a Bruselas, su sucesor, Michel Sapin, afirma que el déficit francés para 2014 será superior al 4,4 %, ligeramente superior al déficit del 2013, que ya fue del 4,1 %. La vieja promesa siempre incumplida del Pacto fiscal europeo -reducir el déficit al 3 %- se aplaza hasta ¡el 2019, dos años después de las próximas elecciones presidenciales!
RECORTES CORTOS Y TARDÍOS
Para “cumplir” tal compromiso de Estado, ratificado por el gobierno socialista el otoño del 2012, Hollande prometió el mes de enero pasado que Francia realizaría 50.000 millones de recortes durante los próximos tres años. Promesa de incierto cumplimiento. La deuda seguirá creciendo, tras haber cruzado el umbral simbólico de los 2.000 millardos de euros (95,6 % del PIB), con un costo de unos 60.000 millones de euros de intereses anuales.
El Tribunal de cuentas afirmó hace meses que esos recortes prometidos y aplazados serían harto insuficientes, estimando que Francia necesitaría realizar más de 65.000 millones de recortes para sanear su economía.
Tras haber incrementado el déficit, la deuda y el paro, durante 2013 y 2014, Hollande promete que los recortes comenzarán con los presupuestos del Estado del 2015.
Muy lejana una incierta ejecución, el gobierno francés promete realizar 21.000 millones de recortes el año próximo, seguidos de otros 14.500 millones de recortes, el 2015 y el 2016. Según esas promesas teóricas, el Estado francés realizará 7.700 millones de recortes en los presupuestos del Estado, 9.600 millones de recortes en los presupuestos de la Seguridad social, y otros 3.700 millones de recortes en los presupuestos de las colectividades territoriales (regiones y departamentos).
MENOS SERVICIOS MAS PRESIÓN FISCAL, MÁS EMPOBRECIMIENTO
Esos 21.000 millones de recortes coincidirán con un incremento de la presión fiscal directa e indirecta. Tras un largo rosario de anuncios publicitarios, dirigidos a muy distintas categorías sociales, los presupuestos del Estado para el 2015 prevén 5.600 millones de “nuevos ingresos fiscales”.
La “ingeniería” presupuestaria del Estado no consigue ocultar completamente el empobrecimiento creciente de los contribuyentes, sin perspectivas de creación de riqueza (crecimiento) nacional, cuando las prestaciones sociales se recortarán en 9.600 millones de euros y los contribuyentes pagarán 5.600 millones de euros de nuevos impuestos directos o indirectos.
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