Se trata de un testimonio significativo.
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Joan de Sagarra -apellido ilustre en la historia de la cultura y el conservadurismo catalán- describe con bastante precisión el estado de ánimo de algunos electores del PP, en Cataluña, que han decidido participar en el 9-N, por estas razones:
Hoy iré a votar. Bueno, a “votar”, entre comillas, como escribía el jueves 6 de noviembre la señora Laura Freixas en este diario. “Habrá, parece ser, mesas, urnas y papeletas, pero no censo, ni interventores de todos los partidos, ni junta electoral”, escribía la señora Freixas. Cierto, pero yo iré a “votar”.
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La decisión la tomé el jueves por la tarde, después de charlar en una terraza de la rambla Catalunya –whiskey, Robusto de Allones– con un compañero de colegio. Mi compañero, catalán, alta burguesía, y de madre segoviana, de la vieja aristocracia segoviana, de derechas (vota al PP), es contrario a la consulta y a la independencia de Catalunya. Siempre lo ha sido y siempre lo será, pero el jueves me dijo que iría a votar. No por sus nietos –que hay dos de ellos independentistas, o que se lo creen–, sino porque no acierta a comprender como el “imbécil de Rajoy” –esas fueron sus propias palabras–, después de haber ganado la batalla de la consulta se aferra en humillar a los “pobres catalanes”, prohibiéndoles ese “ridículo proceso participativo”, sin censo, sin interventores de todos los partidos y sin junta electoral.
Mi compañero estaba indignado con Rajoy, no sólo porque con su negativa (al diálogo) no hacía otra cosa que avivar el independentismo en sus dos nietos y en miles y miles de catalanes, sino porque le resultaba inaceptable ese afán de humillar (después de la victoria) del “registrador de la propiedad” (Rajoy). Mientras me lo contaba, yo pensaba que ese rechazo de la humillación (mando y ordeno) le venía más de su noble madre segoviana, que de su padre, compinche, en cierto modo, de don Francesc Cambó. Total, que me convenció.
Hoy, pues, iré a votar, o “votar”, si me dejan. Y votaré en blanco. Porque no soy independentista ni antiindependentista. En su momento, después del 9-N, si se da el caso, mediante unas elecciones plebiscitarias o lo que sea, ya veremos lo que voto, esta vez sin comillas. Hoy iré a votar no por motivos identitarios. Yo tengo un montón de identidades, catalanas y no catalanas. Mi mujer, cuando en Sevilla salíamos del hotel Bécquer y cruzábamos el puente de Triana, decía que me veía andar con una soltura y una gracia que nada tenía que ver con la que tengo cuando cruzo el paseo barcelonés de Sant Joan. Iré a votar por solidaridad con los catalanes, sean cuales sean sus opiniones respecto al “proceso soberanista, independentista”, y para, como dice mi compañero de colegio, “responder adecuadamente a la prepotencia democrática del imbécil”. Al día siguiente, mañana, será otro día, y como cantaba Doris Day, qué será, será… La Vanguardia, 9 noviembre 2014. Joan de Sagarra, Hoy iré a votar.
Las negritas son mías.
Antonio Castillo Algarra says
No veo, Quiñonero, nada moralmente digno en el ejercicio de cinismo, frivolidad y falta de verdadera inteligencia que es el comentario de este señor: no se salvan ni las comas.
A mí todos estos me recuerdan mucho a los norteamericanos de los estados del sur, en los 60, que apoyaban y encubrían la segregación racial.
Y todavía se visten de víctimas o de arrojados, arrimados al poder y la conveniencia.
Un saludo.
JP Quiñonero says
Antonio,
No veo nada de comprensión ni respeto por lo que piensan muuuuchos conservadores catalanes. Muchos de los cuales «votaron» el domingo: más del 4 % de los «votantes»… ¡un resultado que no siempre consiguen los conservadores que votan al PP en Barcelona!
Cada cual es muy libre de pensar a su manera. Por el contrario, creerse propietario de la moral, creerse con derecho a descalificar a quienes piensan de otra manera es un comportamiento muy poco moral. Goethe decía que el Demonio es el espíritu que todo lo niega.
La comparación con los USA años 60, perdón que lo diga con franqueza, deja al descubierto un desconocimiento abismal de la realidad catalana. A b i s m a l…
Q.-
PS. Perdón por la severidad: la realidad y la moral exigían, en este caso, adoptar un tono un poco solemne. Nobody’s perfect. Perdón.
Antonio Castillo Algarra says
Si el problema, Quiñonero, es que lo comprendo todo: lo que dice y lo que calla y lo que no quiere ni ver.
Respeto es recordarle a los hermanos, compatriotas, amigos, o familia que se les ha ido la cabeza o mienten y se mienten. Porque lo respetable son las personas, no las opiniones (Sócrates), que sólo en la verdad serán libres (…).
Y no estaría mal dejar de llamar a estos señores y sus locuras (sinceras o fingidas) «la realidad» catalana para luego decir que los que nos quedamos perplejos ante su desfachatez no respetamos.
Algunos nos pasamos el día partiéndonos la cara en Madrid frente a los nacionalistas españoles y a los muchos desorientados y contagiados, diciéndoles que el que no escuche hablar en catalán y no se hinche de orgullo español, no sabe lo que es ser español, que Cataluña es un país cuya primera lengua es el catalán, para que luego vengan los que confunden sus impulsos y demencias colectivas con la historia y el estado de derecho a decirle a uno que no entiende nada.
Entiendo todo. Huelo a los que se mienten a sí mismos a kilómetros.
Y sé lo peligroso que es llevarles la contraria. Pero por amor a ellos y a la realidad, que no es ni catalana ni española, no me callaré.
Con vehemencia, que es lo que toca cuando hay tanto en juego y las mentiras tan flagrantes, a riesgo de ser un cínico: estamos para paseos por la chopera y ya veremos lo que voto…
Aquí hay demasiado abuelo no cumpliendo con su deber de dejarle claro a sus nietos que la vida no es lo que a uno le apetece, que la crisis esta es una tontería comparado con lo vivido y que ya está bien de locuras destructivas; que parece que estuvieran usando a sus nietos de marionetas para escenificar sus peores deseos; o no queriéndolos lo suficiente como para arriesgar que les den la espalda por contrariarlos.
Un abrazo, Quiñonero.
Antonio Castillo Algarra says
«El que escuche hablar catalán y no se hinche de orgullo español» debe decir, por cierto
JP Quiñonero says
Antonio,
Te agradezco la respuesta.
Efectivamente, estamos en desacuerdo.
Pero también es bueno decir lo que se piensa, en voz alta y con claridad. Respetando a quien piensa exactamente lo contrario.
Algo tan simple pudiera ser útil para intentar comprender el duelo a garrotazos en curso.
Avanti..!!
Q.-