Más allá de la catástrofe política, hay algo de pavoroso y trágico en la marcha sonámbula de los acontecimientos… España / Cataluña, rumbo a ninguna parte: a garrotazos.
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Duelo a garrotazos, matriz política y cultural de las Españas.
Desde hace años, la ausencia de diálogo entre Mariano Rajoy y Artur Mas ilustraba la prolongación sine die de un duelo a garrotazos de la más castiza raigambre.
Quedaba una duda, el Buen o mal uso del 9-N catalán.
Prolongando una trágica tradición que viene del Conde-duque de Olivares, el fiscal general del Estado, el jefe del Estado Mayor del Ejército y el arzobispo de Valencia, han decidido cortar muy corta la soga de un diálogo inexistente, para confirmar con un brío esperpéntico que, en verdad, hoy como ayer, desde hace siglos, desde la sublevación catalana de 1640, cuando menos, el Duelo a garrotazos sigue siendo la matriz política y cultural de las Españas.
El fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce, ha ordenado la presentación de una querella contra el presidente de la Generalitat y otros dos miembros del Govern, a propósito del 9-N. Procedimiento judicial que tendrá cumplido seguimiento internacional y convierte a Artur Mas en mártir de una causa que le dará mucho rédito electoral.
Comparando Cataluña con Cuba, subrayando que “cuando la metrópoli se hace débil viene la caída”, el jefe del Estado Mayor del Ejército (JEME), general Jaime Domínguez Buj, tenía muy presente, sin duda, el “ejemplo” del general Espartero, que bombardeó Barcelona en 1842 y estaba convencido que para “gobernar” España era necesario bombardear la capital catalana cada medio siglo.
Ignorando profundamente los escritos de un jesuita ilustre (Baltasar Gracián) el cardenal Antonio Cañizares, arzobispo de Valencia, emérito de Ávila, Granada y Toledo, ha urgido a “apagar el fuego devastador que parece amenazar España”, ya que, a su modo de ver, “España se quema y desangra”. En Montserrat / Poblet apreciarán y transmitirán al Vaticano su opinión sobre tal incendio.
Esas intervenciones de la cúspide del poder judicial, el poder militar y el poder religioso no traerán más justicia, más orden y más serenidad espiritual.
Bien al contrario, esas intervenciones atizan el desorden y la división ciudadana, la incomprensión y el odio, aventando las semillas podridas de un conflicto de naturaleza cultural, en su raíz última, que Cervantes y Gracián describían de este modo:
De Miguel de Cervantes, en Don Quijote de la Mancha:
“… Doquiera que estamos lloramos por España, que, en fin, nacimos en ella y es nuestra patria natural [ .. ] Bien sabe, ¡oh Sancho Panza, vecino y amigo mío! como el pregón y bando que Su Majestad mandó publicar contra los de mi nación puso terror y espanto en todos nosotros…”
De Baltasar Gracián, en De Agudeza y Arte de Ingenio y El Criticón:
“… Estas cuatro edades del hombre las comparaba un varón juicioso a las cuatro naciones de España…”
“… Madrid… una Babilonia de naciones no bien alojadas…”
“… Naciones de España…” Cervantes y Gracián, sospechosos de delito secesionista, 2.
Temas de trabajo de mi serie España, una temporada en el Infierno.
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