Rue Saint-Dominique, 28 septiembre 2010.
Uno de los rostros más llamativos de mi viejo proyecto fotográfico: París mestizo.
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Una policía negra, un gendarme negro, un corrector de estilo musulmán, entre las víctimas de las matanzas de Charlie Hebdo, la Porte de Vincennes y Montrouge, iluminan con su sangre derramada la tragedia de las minorías étnicas integradas a todos los niveles en las fuerzas de seguridad, el ejército y la justicia francesas.
Clarissa Jean-Philippe (26 años) había nacido en Saint-Marie, en la Martinique y acababa de recibir su diploma de policía municipal. Trabajaba desde hacía apenas dos semanas en Montrouge, en la periferia oeste de París. Era una mujer alta, guapa, dicharachera.
La mañana del miércoles, Clarissa realizaba una ronda de rutina, cuando un desconocido la asesinó a tiros, por la espalda. David Meseray, vicepresidente del sindicato CFTC – Policía municipal (sindicalistas católicos), comenta: “Clarissa era una una mujer que despertaba una simpatía natural. Acababa de instalarse en la metrópoli, tras sus primeros estudios en la Martinique. Siguió unos cursillos especializados antes de comenzar a trabajar. Los amigos nos hemos reunido con su compañero para darle ánimos”.
Ahmed Merabet (40 años) nació en Túnez. Su familia se instaló en Francia hace varias décadas. Rocco Contento, responsable de la unidad SGP de la Policía de París, cuenta su historia de este modo: “Se integró con éxito en la policía hace siete años, tenía muchos amigos, era un hombre muy jovial, con mucho don de gentes, bien conocido entre la buena gente del distrito XI. Destacó muy pronto por su carácter voluntarioso y valiente, siempre dispuesto a participar en las operaciones más intempestivas, muy apreciado por sus colegas como delegado sindical”.
Ahmed Merabet intentó interponerse ante los asesinos que intentaban huir tras la matanza de Charlie Hebdo. Fue ejecutado en plena calle. El vídeo atroz de esa ejecución ha dado la vuelta al mundo.
Mustapha Ourrad (60 años) había nacido en la Cabilia argelina. Agnóstico de familia musulmana, huyó de Argelia tras la guerra civil de los años 80 y 90 del siglo pasado. Instalado en París tenía fama de ser un gran corrector de pruebas y estilo. Ese era su trabajo en Charlie Hebdo: correr las faltas, lapsus y errores gramaticales de los redactores. Fue ejecutado al mismo tiempo que las grandes firmas del semanario satírico. Clara Marabelle, secretaria de redacción de Charlie Hebdo recuerda a su amigo de este modo: “Viva, como lo llamábamos con cariño, era un hombre de gran cultura, gran lector de poesía, sobre todo. Vivía con su familia en Montreuil, que es un barrio muy complicado. Oficiaba de ángel bueno entre sus amigos y vecinos”.
Clarissa Jean-Philippe, Ahmed Merabet, Mustapha Ourrad… las últimas víctimas de unas minorías étnicas, religiosas y culturales que viven una triple tragedia, íntima, familiar y cívica. Tragedia siempre más honda, cuando esas mismas minorías, negras y musulmanas, esencialmente, hace años que ocupan un puesto creciente en los ejércitos, las fuerzas de seguridad y la justicia francesa.
Hace apenas dos años, otra inmensa tragedia terrorista ya costó la vida a cuatro policías de origen magrebí y familias originalmente musulmanas.
Nicolas Sarkozy fue el primer jefe de Estado francés que decidió nombrar ministra de justicia a la hija de un marroquí iletrado y musulmán piadoso, Rachida Dati. Ella vivió en su carne la tragedia de ser ministra de un gobierno conservador y hermana de un traficante de droga, encarcelado.
Otra ministra de Sarkozy, Jeannette Bougrab, era la compañera sentimental de Stéphane Charbonnier, dit Charb, director Charlie Hebdo, asesinado con sus colegas y amigos. La historia de amor entre un izquierdista como Charb, agnóstico, y Jeannette Bourgrab, hija de padre norteafricano, condecorado por sus servicios prestados a los ejércitos franceses, es la historia sentimental más emblemática de la tragedia en curso. Una pareja espectacularmente mestiza, integrada de manera ejemplar. Ella, como ministra de un presidente conservador. Él, ultra crítico con ese mismo presidente, asesinado por unos asesinos islamistas.
La integración feliz y finalmente trágica de la pareja Charb y Bourgrab ilustra de manera muy luminosa un proceso histórico de inmenso calado.
El primer capellán musulmán de los ejércitos franceses, Mohamed-Ali Bouharb, fue nombrado siendo presidente Nicolas Sarkozy. Un centenar de capellanes musulmanes prestan sus servicios servicios en los ejércitos franceses. Todos ellos siguen cursos de formación cívica, en colaboración con el Instituto Católico de París. Cuando Mohame-Ali Bouharb recibió su diploma de ese instituto, André Santini, alcalde de Issy-les-Moulineaux lo celebró de este modo: “Un musulmán formado por católicos para defender los valores republicanos… ¡qué maravilla!”.
Por los mismos años, durante el mandato de Nicolas Sarkozy, siempre, el ministerio de la defensa nombró portavoz oficial de los ejércitos al capitán de navío Philippe Ebanga (48 años), nacido Duala (Camerún) con una gran experiencia profesional, diplomado en el US Naval War College, que ganó fama y honores durante la última campaña de Libia.
Hay muchos otros casos de franceses negros o de confesión musulmana, integrados en las más altas instituciones del Estado. Christine Taubira, ministra de justicia, es negra nacida en Cayena (Guayana). Najat Vallaud-Belkacem, ministra de educación, es hija de padres magrebíes, musulmanes y muy piadosos.
La matanza de Charlie Hebdo ha iluminado la realidad de esa Francia de nuevo cuño, multicultural, con la sangre derramada de Clarissa Jean-Philippe, Ahmed Merabet, Mustapha Ourrad.
La Gendarmerie nos comunica qué debemos comunicar.
La doctrina anti terrorista de Hollande. Charlie Hebdo / Busca, captura y ejecución de los asesinos.
Charb, Jeannette Bougrab, la historia de amor emblemática de la tragedia de Charlie Hebdo.
Morir por las ideas: Sócrates, Jesús, Charlie Hebdo.
“Papá se ha ido. Wolinski queda”.
“Ben Laden no ha muerto”.
Matanza en Charlie Hebdo: el dibujo profético.
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ABC, 10 enero 2015.
Laura says
Me descubre mundos desconocidos para mi.
JP Quiñonero says
Laura,
«Hay otros mundos. Pero están en este».
Q.-