Charlie Hebdo, 2 noviembre 2011.
“Cien latigazos, si no se muere usted de risa”. Tres años después…
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Charlie Hebdo, 14 enero 2015.
El semanario satírico Charlie Hebdo distribuye este miércoles 3 millones de ejemplares de un número excepcional, tras la matanza terrorista de la semana pasada. En su portada, este titular: “Todo está perdonado”. Mahoma, por su parte, presenta una pancarta que agrega: “Yo soy Charlie”.
El autor de esa portada, Luz, pseudónimo de Renald Luzier (42 años, cumplidos la víspera de la matanza), la presenta de este modo: “¿Debo comentar mi portada? Si no hay más remedio… de entrada, es un guiño a mi portada del 2 de noviembre de 2011, cuando fuimos víctimas de un atentado. En aquella ocasión imaginé a Mahoma presentado Charlie Hebdo con esta frase: “Cien latigazos, si no se muere usted de risa”. A partir de ahí, imaginé para este miércoles muchas otras portadas. Al final, se me ocurrió dibujar a Mahoma diciendo “Yo soy Charlie”. Y esa idea me hizo reír. Luego imaginé a ese pobre personaje utilizado a su pesar por esos tarados de terroristas, esos cabronazos sin sentido del humor. Y se me ocurrieron las lágrimas. Evidentemente, todo está perdonado, mi viejo Mahoma. Es soportable, porque he conseguido dibujarte. Enseñé el dibujo a los colegas. Y rompí a llorar. Nada de portada con tiros y balas. Justo una portada para seguir riendo, con toda la banda”.
Esa reflexión íntima de Luz, al borde de las lágrimas, ante varias decenas de periodistas de medio mundo, resume bien la formidable aventura de Charlie Hebdo, tras la matanza: la determinación íntima de la banda de amigos y colegas que realizan el semanario; la solidaridad nacional y mundial con su coraje; y la imperiosa decisión de continuar trabajando, apoyándose los unos a los otros, apoyados por Google, apoyados por millones de manifestantes, apoyados por el Sindicato de la prensa nacional francesa, movilizado para ofrecer al equipo de Charlie Hebdo los medios materiales imprescindibles para realizar un número excepcional y relanzar el semanario, con el mismo brío juvenil de toda su historia.
Gérarde Biard, redactor jefe de Charlie Hebdo, presenta de este modo el número excepcional: “Nada de necrológicas. Nuestros hermanos, nuestros amigos, nuestros colegas, no están muertos. La hija de Wolinski lo dijo la primera: “Papá se ha ido. Wolinski vive”. Nuestros hermanos viven, Charlie Hebdo vive. Nada de jugar a las víctimas. Nada de lloriqueos. Debemos continuar nuestro trabajo. En pie, como hombres, como periodistas, como humoristas y dibujantes. Es un poco terrible decirlo, pero hemos contado con más medios que nunca para hacer este número”.
Liberation prestó al equipo de redacción del semanario su sala de reuniones. Le Monde ofreció una veintena de ordenadores. Google ofreció inmediatamente 250.000 euros. Francis Morel, gran patrón del diario financiero Les Echos y presidente del Sindicato de la patronal de la prensa nacional francesa, consiguió otros 250.000 euros y comenta su gesto de este modo: “No podemos hacer su trabajo. Pero es nuestro deber facilitarles esa tarea. Charlie Hebdo debe vivir, debe crecer. Es muy importante ayudarles a seguir defendiendo su revista, ayudarles a conseguir una cartera de abonados para asegurar la perennidad de la cabecera”.
A juicio de Francis Morel, los grandes patronos de la prensa francesa deben estar en primera línea, ayudando al semanario satírico. Charlie Hebdo estaba en una situación crítica el otoño pasado. Sobrevivir y relanzarse, recuerda Morel, es “una doble urgencia moral y corporativa”.
Richard Malka, abogado de Charlie Hebdo, uno de los pilares del semanario, comenta el sentido último del número excepcional de la revista, insistiendo en esta necesidad esencial: “Debemos continuar riéndonos de todo. Debemos continuar haciendo reír. La risa de Charlie Hebdo es esencial para todos, para nosotros, para las libertades cívicas”.
Reunidos en una sala de conferencias de poco más de 50 metros cuadrados, prestada por Liberation, en el octavo piso de un edificio de alquiler, el equipo de Charlie Hebdo ha realizado un número que pasará a la historia del periodismo: una de las tiradas más excepcionales de un periodismo francés; una distribución igualmente excepcional, en Francia, Europa y los EE. UU.; una movilización internacional sin precedentes; y una solidaridad cívica sin duda histórica, movilizando a la opinión pública para dar calor, cariño y solidaridad a una banda de libertarios que presenta su semanario con esta frase irónica: “Charlie Hebdo. Un diario irresponsable”.
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islu says
Sigan cantando.
Martes, 13 de enero de 2015
La Marsellesa
Ignacio Ruiz Quintano Abc
Una vez limpia de tropos de cáscara crujiente con que nos la venden, la manifestación de Francia es todo cuanto la socialdemocracia europea (régimen impuesto por el ejército de ocupación que venció a los fascismos) puede hacer por nosotros: cogernos de la mano de Moragas e improvisar una Marsellesa en París, como Rick en su café de Casablanca.
La socialdemocracia europea es una cultura fácil, pues va de un único dogma (el de que todo es relativo) a una única creencia (la de que sólo el dinero cuenta). Su máxima expresión es el consenso.
De su falta de creencias proviene su horror a arriesgar la vida, cobardía que recibe el nombre de tolerancia, envuelta, ay, en aquella cita torticera de Voltaire que repiten políticos y columnistas: “No estoy de acuerdo en lo que usted dice, pero daría mi vida para que pudiera decirlo.” (Olvidan el cinismo del corolario volteriano: “Viva la libertad de pensamiento, pero muera quien no piense como yo”.)
¡Ah, la libertad de expresión!
Nuestra sociedad es ésa que, ante la muerte, no pudiendo explicarse nada, aplaude al muerto que va en su ataúd a hombros, y también ésa que en París, muerta de miedo, no sabiendo qué decir, se arranca con la Marsellesa (las estrofas menos violentas, tampoco vaya a ser qué), que es la psicología del que marcha solo por una calle oscura y canta ruidosamente para hacerse la ilusión de llevar compañía.
“La civilización”, la llama el periodismo de combate, cuyos miembros más bragados han aprovechado la matanza de París para c… en Dios en el titular de sus artículos.
–¡Dios no existe! –se justifican, y apelan a la libertad de expresión.
Pero la inexistencia de Dios está por demostrar, mientras que la inexistencia de la libertad de expresión es consagrada por todos los delitos de opinión introducidos por minorías en el Código Penal.
Es nuestra Ilustración. Escocia dio a Hume y a Smith. España, a los señores Espada y Ramírez de Haro, el cuñadísimo de Aguirre
JP Quiñonero says
Islu,
Ala… Casablanca…
Q.-
txema says
En cualquier caso mirando las portadas, el dibujo, podría ser cualquier musulmán de medio oriente, o de la aventuras de Simbad el marino. En ningún lugar pone que sea el profeta !
No ha remedio
JP Quiñonero says
Txema,
En cuestiones de arte, lo más grande es siempre aquello que permite infinitas lecturas…
Q.-