“Si Marsé hubiese nacido en París y escrito en francés, sería premio Nobel”, le comenté a una amiga muy querida el día del Nobel de Patrick Modiano.
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Para agravar mi caso, añadí: “En verdad, Marsé quizá sea un escritor de mayor tonelaje que Modiano”. A continuación, me embarqué en una larga parrafada sobre la incomprensión relativa que pesa sobre la obra de Juan Marsé: en Madrid, por ser (piensan) un escritor castizo / catalán de Barcelona; en Barcelona, vive un cierto ostracismo, por escribir en castellano.
Hablando con su biógrafo, Josep Maria Cuenca, el mismo Marsé explica esas y otras cosas con el irónico brío verbal que es el suyo:
Señor Cuenca, ¿qué ha descubierto sobre aquella historia del taxista, el padre biológico de Juan Marsé, que se encuentra con un cliente, el padre adoptivo de Marsé, cuya mujer acaba de perder un hijo en el parto, etcétera; aquella historia rocambolesca sobre la criatura Joan Marsé o, mejor, Joan Faneca?
Josep Maria Cuenca: Pues que la historia, tal como se la contó Berta Carbó Borrell, la madre adoptiva de Marsé, al niño Joan, no es del todo cierta. No es que Berta mintiese; lo que hizo fue novelar la historia. En primer lugar, no había ningún niño muerto en el parto. En segundo lugar, no había ningún taxi, y por lo tanto ningún taxista. El padre biológico de Marsé, Domingo, Mingo Faneca Santacreu, ejercía entonces de chófer. Sí es cierto que la madre biológica de Marsé, Rosa Roca Arans, había fallecido un mes después (1 de febrero de 1933) que naciese Joan (9 de enero). Pero la escena del encuentro de los dos padres, el biológico y el adoptivo, Pep Marsé Palau, en un taxi, es un invento. En realidad, los dos padres ya se conocían: ambos estaban afiliados a Estat Català. O sea que, más que un taxi, es el independentismo lo que está presente en la conversión –que no se legalizará hasta 1961, cuando Marsé tiene que sacarse el pasaporte para viajar con una beca a París– del niño Joan Faneca Roca en Joan Marsé Carbó.
Juan Marsé: Lo que en cierto modo me entristece, porque, como he dicho varias veces, me habría encantado descubrir algún día que mis antepasados pertenecían a un clan de intrépidos piratas. Pero, por otra parte, el descubrir que mis dos padres se conocieron en las filas del Estat Català quiere decir que estoy lo suficientemente vacunado como para resistir a cualquier desagradable ataque de independentismo.
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Dice usted en su libro, señor Cuenca, que el escritor Juan Marsé “era (y sigue siendo) directa e intensamente detestado desde las instancias oficiales del catalanismo”. Y cuenta usted una anécdota ocurrida cuando se gestaba el Pacte Cultural que aupaba el conseller de Cultural, Joan Rigol, y que acabó fracasando “porque no le gustaba nada a Jordi Pujol”. Al parecer, alguien sugirió el nombre de Marsé para las reuniones previas al pacto, y el conseller respondió: “No puedo llamar a Marsé, a él no, porque si lo hago, los míos me devoran”.
J.M.C.: Marsé nunca ha ignorado la aversión que le ha tenido y le sigue teniendo el nacionalismo oficial. A fin de cuentas, se lo ha ganado a pulso no sometiéndose a la omertà de la que participan muchas gentes de la cultura en Catalunya, silentes en la vida pública y al mismo tiempo locuaces y críticos en reuniones reducidas sin micrófonos ni cámaras por medio.
¿Señor Marsé…?
J.M.: Sin comentarios. Detesto los escritores mediáticos y estoy harto de explicar por qué no escribo en catalán. Cuando era joven me planteé si debía firmar mis libros Joan o Juan. Como escribía en castellano, decidí firmar Juan. Como el amigo Cuenca, creo que sólo hay una cultura catalana, la que se realiza en catalán y en castellano, la que realizan los ciudadanos de Catalunya… La Vanguardia, 11 febrero 2015. Entrevista / conversación de Joan de Sagarra: Juan Marsé: «Me habría encantado descender de piratas».
Las negritas son mías.
LA NOVELA Y LA ARQUITECTURA ESPIRITUAL DE LOS PUEBLOS.
La reina Flor d’Alba y el problema Cataluña / España, visto por Juan Marsé.
j o s e p says
He empezado el día leyendo esta entrevista, me ha puesto de buen humor. Sería de justicia indicar que el autor de la entrevista-comversación es el parisino Joan de Sagarra.
JP Quiñonero says
Josep,
Llevas toda la razón. La culpa es mía. Perdón… Joan de Sagarra i Devesa.
Q.-
Héctor González says
La historia es buenísima… En cuanto a los Nobel, hay algo en ellos que mezcla calidad literaria con humanismo político. Modiano, Munro, Le Clezio, etc… Ese espíritu político de esencias fraternales arruina los cerebros literarios más fuertes. Hay que dejar de ver ese premio como el termómetro de la relevancia literaria.
Te envío un saludo.
JP Quiñonero says
Héctor,
Pues encantado, oye.
Avanti..!!
Q.-
PS. Lucrecio y la verdad.
Héctor González says
Gracias.
JP Quiñonero says
Héctor,
Encantado,
Q.-