46.507.760 españoles deben 1,03 millones de euros.
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Esa deuda crece y continuará creciendo más rápido que la población española.
Temo que el endeudamiento de un individuo, una familia, un pueblo, un Estado, recorte sus libertades básicas, al ritmo de su endeudamiento.
Grecia y Cataluña son una ilustración patética de tan prosaica realidad: la libertad del pueblo griego quedó muy mermada tras varias décadas de endeudamiento y desgobierno; la deuda catalana -como la deuda murciana o española- recorta considerablemente cualquier veleidad de “soberanía”.
A una y otra orilla del Atlántico, el caso griego también ha sido abordado desde esa óptica, que plantea un debate moral de fondo, enfrentando a los partidarios de una cierta ética de la irresponsabilidad individual y estatal –A Greek Morality Tale– y los partidarios de un amargo rigor, An odd view of democracy, More on debt and democracy.
Andaluces, madrileños, catalanes, vascos, murcianos y / o españoles ganarían en libertad y responsabilidad si alguien fuese capaz de plantear ese debate de filosofía política.
Temo que unos y otros prefieran el sonambulismo de quien se endeuda sin saber muy bien quién deberá pagar, mañana, las deudas que continúan creciendo:
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ABC, 22 febrero 2015. María Cuesta, El reto de gestionar una deuda pública de 1,03 billones de euros.
Cataluña, Andalucía, Valencia: pagar más impuestos para financiar deudas crecientes.
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